Ayer ETA llevó a cabo una brillante acción de guerra contra el opresor estado español matando a un currante en Mondragón. La mejor reflexión la escuché en la radio de boca de un amigo de Isaías Carrasco, con el que acababa de tomarse unos vinos: "Si pillo yo a esos hijosdeputa..."
Llevo toda mi vida oyendo a los políticos condenar atentados y hablar del fin de ETA y, la verdad, ya no queda margen para la originalidad. Sólo sería deseable que abandonaran la única novedad de esta legislatura, es decir, tirarse los muertos a la cabeza.
Prueba de que ETA está en fase terminal y ha perdido el Norte, si alguna vez lo tuvo, es que el asesinato, en términos políticos, a quien más perjudica es a la autodenominada izquierda abertzale.
Por una parte, porque muchos de quienes se perciben a sí mismos como izquierda abertzale están hartos de una violencia que, consideraciones éticas aparte, saben que los tiene metidos en un callejón sin salida. Están hartos de no poder defender sus ideas en el terreno político sin que su estrategia venga impuesta desde la banda. Esto ya llevó en su día a la escisión que dio origen a Aralar y, de seguir así las cosas, podría derivar en más defecciones.
Por otra, porque como es evidente, este asesinato lo único que consigue es aumentar su aislamiento y su pérdida de legitimidad. Por legitimidad entiendo -obviamente- su propia percepción de la misma.
¿Por qué ETA ha hecho esto? Por hábito. Tienen que recordar en campaña electoral que existen y que pueden seguir chantajeando -o intentando chantajear- a la población. Han atacado un "objetivo blando", un trabajador que no tomaba especiales precauciones, que no tenía escolta y cuya única relevancia consistía en haber sido concejal de su pueblo y militar en un partido y un sindicato. El mero hecho de la cantidad de disparos realizados marca la diferencia entre los asesinos profesionales de antaño y los aficionados de ahora. El objetivo y la ejecución del crimen, aunque exitosa, deja patente las carencias de la banda.
¿Por qué se empecinan en seguir haciendo estas cosas? Porque son su única razón de ser. La única razón de ser que tiene ETA es seguir arrastrando su miserable existencia. Un terrorista que vive en la clandestinidad ha renunciado a llevar una vida normal. Diga lo que diga una propaganda de primero de guerra psicológica que a mi juicio es errónea, un terrorista vive mal: con pocos medios (como han revelado las últimas operaciones policiales), en un estado de estrés perpetuo y, sobre todo, sin relacionarse con nadie que no pertenezca a su entorno. Son, antes que nada, una secta.
Sólo alguien con el cerebro lavado puede considerar seriamente que Euskal Herria es un país oprimido, sujeto a la ocupación militar de España y Francia. Y, sin embargo, muchos lo consideran así. Durante un tiempo, pudo hablarse de ello. Pero eso se acabó en los años 80. Muchos de quienes en tiempos fueron dirigentes de la banda o algunos de sus más eficientes asesinos han llegado a la conclusión, tras largos años de cárcel, de que los asesinatos no llevan a ninguna parte. Eso es porque han adquirido perspectiva. Aunque no se arrepientan (debe ser muy duro asumir que durante muchos años de tu vida has sido un asesino sanguinario por nada y que estás en la cárcel por nada) al menos enfocan la situación política de un modo realista, compatible con la manera de pensar de una persona relativamente normal.
Muchos de los antiguos militantes de ETA tenían una honda motivación política. Incluso formación política. Reaccionaban ante una situación que, en su momento, existió. Cualquiera podía percibir que, hace ya mucho tiempo, el Estado ejercía violencia. Violencia, todo hay que decirlo, provocada en buena medida por la propia banda según el clásico esquema acción-reacción. Pero hoy ya no es así de ninguna manera.
Llevo toda mi vida oyendo a los políticos condenar atentados y hablar del fin de ETA y, la verdad, ya no queda margen para la originalidad. Sólo sería deseable que abandonaran la única novedad de esta legislatura, es decir, tirarse los muertos a la cabeza.
Prueba de que ETA está en fase terminal y ha perdido el Norte, si alguna vez lo tuvo, es que el asesinato, en términos políticos, a quien más perjudica es a la autodenominada izquierda abertzale.
Por una parte, porque muchos de quienes se perciben a sí mismos como izquierda abertzale están hartos de una violencia que, consideraciones éticas aparte, saben que los tiene metidos en un callejón sin salida. Están hartos de no poder defender sus ideas en el terreno político sin que su estrategia venga impuesta desde la banda. Esto ya llevó en su día a la escisión que dio origen a Aralar y, de seguir así las cosas, podría derivar en más defecciones.
Por otra, porque como es evidente, este asesinato lo único que consigue es aumentar su aislamiento y su pérdida de legitimidad. Por legitimidad entiendo -obviamente- su propia percepción de la misma.
¿Por qué ETA ha hecho esto? Por hábito. Tienen que recordar en campaña electoral que existen y que pueden seguir chantajeando -o intentando chantajear- a la población. Han atacado un "objetivo blando", un trabajador que no tomaba especiales precauciones, que no tenía escolta y cuya única relevancia consistía en haber sido concejal de su pueblo y militar en un partido y un sindicato. El mero hecho de la cantidad de disparos realizados marca la diferencia entre los asesinos profesionales de antaño y los aficionados de ahora. El objetivo y la ejecución del crimen, aunque exitosa, deja patente las carencias de la banda.
¿Por qué se empecinan en seguir haciendo estas cosas? Porque son su única razón de ser. La única razón de ser que tiene ETA es seguir arrastrando su miserable existencia. Un terrorista que vive en la clandestinidad ha renunciado a llevar una vida normal. Diga lo que diga una propaganda de primero de guerra psicológica que a mi juicio es errónea, un terrorista vive mal: con pocos medios (como han revelado las últimas operaciones policiales), en un estado de estrés perpetuo y, sobre todo, sin relacionarse con nadie que no pertenezca a su entorno. Son, antes que nada, una secta.
Sólo alguien con el cerebro lavado puede considerar seriamente que Euskal Herria es un país oprimido, sujeto a la ocupación militar de España y Francia. Y, sin embargo, muchos lo consideran así. Durante un tiempo, pudo hablarse de ello. Pero eso se acabó en los años 80. Muchos de quienes en tiempos fueron dirigentes de la banda o algunos de sus más eficientes asesinos han llegado a la conclusión, tras largos años de cárcel, de que los asesinatos no llevan a ninguna parte. Eso es porque han adquirido perspectiva. Aunque no se arrepientan (debe ser muy duro asumir que durante muchos años de tu vida has sido un asesino sanguinario por nada y que estás en la cárcel por nada) al menos enfocan la situación política de un modo realista, compatible con la manera de pensar de una persona relativamente normal.
Muchos de los antiguos militantes de ETA tenían una honda motivación política. Incluso formación política. Reaccionaban ante una situación que, en su momento, existió. Cualquiera podía percibir que, hace ya mucho tiempo, el Estado ejercía violencia. Violencia, todo hay que decirlo, provocada en buena medida por la propia banda según el clásico esquema acción-reacción. Pero hoy ya no es así de ninguna manera.
Hace mucho que se reproduce el mismo esquema: cuando una generación de etarras se hace mayor y empieza a darse cuenta de que la realidad existe más allá de sus entelequias ideológicas, los jóvenes a los que ellos mismos vendieron la moto en su momento, deciden que son unos traidores y optan por seguir por el mismo camino, dando cabezazos contra el muro y sintiéndose importantes porque pueden matar y dar miedo.
El problema es que en Euskadi, quienes hoy nutren las filas de ETA o sus escalones previos dedicados a la guerrilla de baja intensidad o a la mera propaganda, son meros radicales antisistema. Gente que es incapaz de adaptarse a la sociedad en la que los ha tocado vivir y que en el resto de España se limitarían a ir por ahí con una cresta y una litrona y, de vez en cuando quemar algún contenedor en una manifestación. En Euskadi, hay una infraestructura ideológica que les da cobertura para que piensen que están haciendo algo. Para que se sientan alguien. Un fracasado quiere sentirse alguien. Y ETA, hoy por hoy, no es más que una peligrosa terapia -temporal- para fracasados.
No sé si más que un santo, porque desconozco la razón que puedan tener, pero creo que, pcbcarp, sí que la tienes. Me parece un análisis muy acertado. Creo, y ojalá así sea, que este vil asesinato es un coletazo producido por la inercia de una banda de terroristas que ha perdido la noción de la realidad por completo... y no ahora sino desde hace bastante tiempo. Lo malo de esto es que por esa misma razón, y aunque puedan tener menos fuerza que antes, es difícil de que la cordura haga presencia en sus diminutos cerebros y se deshabitúen a ese sectario y antisocial modo de vida.
ResponderEliminarBueno... hay quizás una cosa que no comparto. Conste aquí mi respeto por los punkies con cresta y litrona que no queman contenedores y prefieren otro modo de vida sin hacer daño a nadie.
Tiene usté razon.
ResponderEliminarSolo me permitiría añadir una coletilla:
Matar es lo más fácil del mundo.
Estos tipejos símplemente han seguido el esquema del "asesino del rol". -¡Mira!, un tío que no pinta nada, anónimo, desprotegido, vulnerable... PLAS.
En este caso con el agravante de que lo han hecho delante de su familia, que si no llega a estar en estado de shock probablemente habría apaleado al submongólico que se quedó, a buen seguro, con el cargador vacío.
Lo he releído, y "solo" fueron 5 tiros.
ResponderEliminarUn trabajo profesional, si señor.
Ahora es cuando desde el otro estado represor canto aquello de "Hijos de puta"
Todo queda dicho. Solo me uno a la matización de agnóstico,entre los etarras jovenes y los colectivos antisistema hay una gran diferencia. Hay grupos antisistema que merecen todo el respeto.
ResponderEliminarEstos nuevos etarras son psicopatas.
Hace ya muchísimos años que decimos lo mismo: los atentados les perjudican, pero ellos siguen atentando como si tal cosa, y en cuanto se les deja libres para votar y elegir a sus delegados, entonces descubrimos que son más de un diez por ciento y aun matan más.
ResponderEliminarLa sociedad española debería pararse a estudiar eso, como también el hecho que hoy día ETA no da un paso sin que la policía se entere.
¿A quién beneficia un atentado etarra?
Solo con ver y escuchar a los políticos, uno ya se da cuenta.
Lo único que quiero decir es que si ETA asesina a un familiar mío y a algún político del pelaje que sea se le ocurre aparecer a dar sus "condolencias" lo echo de allí a patadas.
ResponderEliminarY no, ETA no está acabada, y si lo está, su agonía está siendo muyyyyy laaaargaaaa: llevo 25 años oyendo de cada atentado, de cada asesinato, de cada atrocidad aquello de "estos son sus últimos coletazo" Duran ya demasiado los coletazos finales del monstruo, ¿no?
Secundo toda la entrada y remarco la conclusion.
ResponderEliminarBravo.
yo la secundo también. de lo mejor que he leído tras el atentado.
ResponderEliminarUn análisis muy preciso, querido PCB.
ResponderEliminarEn cuanto a los colectivos antisistema, no puedo ser tan optimista como algunos de los contertulios... no hay muchos de ellos que no sean, al final, violentos, y a partir de ahí es una cuestión de grado. Lamentablemente.
Totalmente de acuerdo con su artículo y análisis.
ResponderEliminarQué asssco, Dios.
Aplaudo su escrito, a esto se le llama dar en el clavo.
ResponderEliminarSaludos!!!
Pues espero que no sea un hábito como tú dices.
ResponderEliminarEl problema en Euskadi es que matar es rentable políticamente. Hoy Eguiguren ya habrá levantado el teléfono para hablar con ellos. No lo dude.
ResponderEliminarNo solo es rentable politicamente, si no tambien economicamente, esta gente no sabe vivir de otra manera, gana dinero facil con las extorsiones. Si consiguiesen la independencia, que no la libertad como ellos la llaman, que van a hacer estos bandalos!!, pues seguiran matando y extorionando....ya se buscaran otra causa, antes les he llamado bándalos, no, no lo son, son unos ¡cobardes asesinos!
ResponderEliminarHice la mili con alguno de ellos. No se mezclaban con los demás. Ni nos hablaban (Maketos kanpora)ya apuntaban maneras de secta fascistoide y hoy son una empresa en quiebra de pistoleros. Supongo entre otras cosas que son vagos y no les gusta currar.
ResponderEliminarEntrada estupenda. Un saludo
Me adhiero a la unánime alabanza del artículo, y lamento enormemente que aún haya sectores de nuestra sociedad que hiciesen la vista gorda hacia ciertos actos de estos indeseables (verbigracia, la Operación Ogro).
ResponderEliminarme votas. al principio soy el bueno: tú bueno. ya no te gusto... mmmh tengo que hacer algo para volver a ser bueno.... voy a poner a alguien más malo que yo. ETA y ya está. ahora volverás a quererme un poquito mas.
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