Este bar (la BFI) es sorprendente. Esta vez, digo lo de sorprendente porque me resulta difícil establecer los patrones de asistencia de público. Bien es verdad que lleva abierto poco más de un año, y pasar de 22 años a 1 año es complicado. Pero aún así.
El sábado pasado estaba semivacío de no ser por la actuación que comenté. En cambio, hoy está lleno hasta los topes de gente bastante joven y absolutamente desconocida para mí. Vaya, que ni me suenan del barrio.
Los CHSF no suelen venir los sábados. La Verdad es que yo tampoco, salvo éste y el pasado. Así que aprovecho para tomar notas en la barra. Los habituales ya tienen costumbre de verme escribir, pero hay jovencitos que, cuando vienen a pedir o a pagar, me miran como se mira a un especimen extraño y potencialmente nocivo.
Ayer, en cambio, la cosa era distinta. El 90 % del público no era tal público, sino nosotros. Hubo una conversación bastante pintoresca entre:
a) Nuestro profesor de secundaria que está reconvirtiéndose a la vida civil.
b) Nuestra profesora de secundaria que últimamente tiene toda la pinta de que va a arrancar a mordiscos la yugular del padre de algún alumno.
c) Nuestro veterinario consultor.
d) Nuestro honrado trabajador de una empresa de armamento de alta tecnología.
e) Vuestro humilde narrador.
También andaban cerca o habían andado nuestro técnico de mantenimiento de instalaciones deportivas municipales y nuestro operador de grúa torre (titulado)
b) estaba desgranando sus habituales y bien fundadas diatribas contra los padres de sus alumnos, manteniendo que lo mejor que podría ocurrir es que los padres decidieran pasar totalmente de sus hijos; es decir: que no sólo pasaran de ellos todo el tiempo, sino que no se sintieran obligados a darles la razón cuando la tutora intenta transmitirles su preocupación por el hecho de que se dedican a robar o extorsionar a los compañeros de clase. Por ejemplo.
a) Comentaba que él no solía tener ese tipo de problemas, porque, como él oficiaba en un barrio popular, los padres, en efecto, pasaban por completo, con lo que el resultado era indudablemente mejor. Aunque comprendía que los padres del cole privado guay de su compañera, por formación, se sintieran compelidos a intentar demostrar a la profesora que ellos eran más listos y titulados.
"Yo tenía la ventaja de que, con que estuvieran en clase en lugar de andar por ahí dando el palo a las abuelas, ya estaba cumplido."
b) todavía se resiente de las secuelas de su último viaje con los alumnos (y eso que tenemos a la Pelirroja, nuestra irremplazable fisioterapeuta colectiva, de cuya eficacia torturatriz doy fe). Bueno, como su cole es guay, fueron a esquiar a Baqueira y, el primer día, un alumno se la llevó por delante en la pista. Resultado: alumno 1, profesora 0. Se pasó la semana entera con su pierna escayolada viendo esquiar a la gente.
O aquella vez, en Italia, que se les despistaron dos lolitas vestidas de Pretty woman en el hotel y acabaron rescatándolas a su pesar (de ellas) de debajo de la cama de una habitación rellena hasta sus últimos intersticios por un equipo de fútbol de veinteañeros italianos hiperhormonados y completamente borrachos.
Y, claro, a ver cómo les explicas a los padres de las interfectas que sus hijas tiene faltas porque han sido emborrachadas (con su consentimiento entusiasta) y violadas por veinte intrépidos deportistas guapísimos todos y simpatiquísimos.
c), que también fue profe, tenía la ventaja de haberse desempeñado en la Universidad y, así, cuando una alumna llegó preñada de Cuba (donde los había acompañado por alguna extraña razón) y el padre fue a pedir cuentas, pudo darle explicaciones contundentes:
1º.- Su hija es mayor de edad y
2º.- Sólo puedo decirle que yo no me la he follado.
Eso sí. Siempre cuenta que un aspirante a veterinario completamente moco se tiró a una piscina sin reparar en que estaba vacía y hubo que evacuarlo. Suena en exceso literario, lo sé, pero otras cosas igual de literarias le he oído contar y puedo testificar ante un tribunal que ocurrieron.
a) llegó finalmente a la decisión de que si se llevaba a la gente por ahí, no admitía chicas, salvo que un número conveniente de profesoras-hembra se jodieran y fueran con él.
Yo, como mis esporádicas veleidades docentes se limitan al ámbito de las así llamadas formación continua u ocupacional, no tengo esos problemas.
No sé cómo, la charla fue degenerando hacia métodos de motivar a los cachorros humanos para la cosa de que aprendan algo y, en ese capítulo, la palma se la llevó a), que acabó confesando haber dado una práctica de biología con muestras que los alumnos se autoextraían en el WC y traían en un chivato de paquete de tabaco.
Al parecer, aquello dio pie a interesantes elucubraciones científicas acerca de la diversidad de las muestras y a cierto grado de competencia viril entre los jóvenes discentes a propósito del número y motilidad de las células con rabito.
"¡Qué huevos, tío!" "Eso no me lo habías contado a mí" (su compañera de mesa, lecho y habitación) "¡No jodas!", "Qué guarrería"... "No, si las muestras las preparaban ellos, y yo no me quité los guantes de látex... pero si, joder, cuánta viscosidad"
La verdad es que fue muy instructivo -decía a)- pero a veces lo pienso y me imagino los titulares "¡Tío, en cuanto uno sólo lo hubiera contado en casa!"... "No, si ya, pero es que te enardeces con la cosa de motivarlos y acabas metiéndote en cada lío..."
b): Y las chicas, ¿qué hacían?
a): Pues nada, mirar por el microscopio, y se reían un huevo.
c) Claro, y elegirían a los de mayor motilidad.
b) O a los de menor.
c) Bueno, claro, si.
a) Como se ponían tan competitivos, les tuve que explicar que los que tenían menos densidad poblacional debía ser porque se habían hecho pajas hacía poco, o sea, más pajas. ¡Bueno! y hasta igual habían follado, que eso da mucho prestigio. Claro, que los había que se movían con poca convicción, y eso no ... Al final tuve que liar un poco las muestras para no joderle a alguien la autoestima.
"Pero de todas formas, ¿te das cuenta de que estuviste a esto de salir en Telemadrid?" (a) Baja la cabeza y asiente mientras levanta el dedo para que le pongan otra Mahou) "...Ya, ya... pero, joder, la idea fue suya y no iba a extraerme la muestra yo, ¿no?"
Y, ahora que termino, suena "El Muro". No lo he pedido, es cosa de Alex, que le ha dado por ahí. La camarera china me acaba de decir mirando al exceso de público: "Hoy no Kung Fu". Ya.