... que al esclavo manumite y a la esclava mite-manu.
Estoy yo con mi ataque de misantropía subido y va y resulta que leo esta mañana en el periódico que el Ministerio Fiscal pretende que se aplique la “Doctrina Parot” al violador del Ensanche para evitar que salga a la calle tras cumplir sólo 16 años de cárcel de los trescientos y pico de su condena.
Y descubro que me parece bien.
Inmediatamente, me percato de mi incoherencia. Si me he dedicado a atacar furibundamente dicha doctrina, calificándola de inconstitucional y contraria a los principios básicos del Derecho de lo que hoy consideramos (o, al menos, yo considero) una “Civilización Occidental” digna de ser defendida, cuando la tal doctrina se inventó para evitar la salida de prisión del asesino más sanguinario y perfeccionista de ETA... ¿cómo es que –antes de plantearme nada- me parece obvio y conveniente que se le aplique a este otro individuo?
Supongo que se trata de un atavismo debido a mi condición primate de macho dominante sin temor al empuje del enemigo exaltado y que, por tanto, sus crímenes (éste no ha matado a nadie, que se sepa), me parecen mucho más repugnantes que los del asesino etarra:
“17 violaciones, entre consumadas e intentadas, 3 agresiones sexuales y 9 delitos de rapto” (lo del rapto implica que la horrible situación se prolongó en el tiempo, incluyendo la privación de libertad de la víctima en algún sitio a merced del violador durante, al menos, varias horas)
El psicólogo de la cárcel considera “muy alto” el riesgo de reincidencia; lo que para cualquiera que haya tenido contacto con este mundillo –policías, abogados, funcionarios, psicólogos y médicos forenses, jueces, fiscales, etc.- significa, lisa y llanamente, “seguro”.
Pero, aún así, la Ley debería ser la Ley, y ese despreciable individuo, irrecuperable, dañino e inútil para la sociedad, debería ser puesto en libertad cuando haya liquidado su condena según el Código Penal de 1973 y la doctrina jurisprudencial inmutable hasta que las actuales circunstancias políticas llevaron a su modificación arbitraria y retroactiva para aplicar la nueva al eficiente asesino Henri Parot.
¿Cómo arreglar el tema? Jurídicamente, no se puede, creo yo. ¿O sí?
Creo que sí: los romanos, que en esto del Derecho lo tenían todo inventado, conservaron una figura de la época más antigua de su historia que era el “homo sacer”. Literalmente, “hombre sagrado”. Lo de sagrado no sé por qué era; pero consistía, básicamente, en que los reos de delitos especialmente horribles eran declarados eso. Y ello implicaba que, desde ese momento, dejaban de tener derecho a la protección de la Ley; hecho que facultaba a cualquier ciudadano libre para matarlos allá donde los encontrasen. Nada obligaba a matarlo. Sencillamente, si alguien lo mataba, no le pasaba nada.
Claro que hablamos de una “Civilización Occidental” que, aunque legalista, era muy distinta a la de hoy; como demuestra otra sabia institución romana: la Endoqueploratio.
Ello significa que todo padre de familia (o sea, todo paterfamilias) que se topase con un ladrón (fur) que se hubiera introducido en su casa para robar, en caso de que, al ir a detenerlo –como todo paterfamilias romano que se preciase- el ladrón (fur) tuviera la osadía de defenderse con armas (fur quis cum tela se defendit), el paterfamilias romano debía asomarse a la ventana, o salir a la calle y llamar a grandes voces a los vecinos (ploratio). Pero no se confundan mis amables lectores. No vayan injustamente a pensar que el paterfamilias imploraba ayuda. Qué va, qué va. Era para que los ciudadanos libres vecinos fueran testigos de que el paterfamilias se carga (necat) con todas las de la Ley al fur quis cum tela se defendit.
¿Ven mis pacientes lectores como no soy un feble progresista? (cada vez menos. Creo que me se ve el plumero y voy a tener que escribir algo en breve sobre la multiculturalidad y el mestizaje) Tan sólo pretendo que la Ley se respete y se aplique igual para todos.
Aunque no sé si algún Concilio toledano de la época visigótica derogó la institución del homo sacer, no lo creo; ya que la Lex Romana Visigothorum señalaba pena mayor al estafador que al atracador a mano armada, al entender que el honrado visigodo o el cives romanus de la época, estaban más o menos cualificados para liarse a espadazos en caso necesario; motivo éste que movía a los jurisperitos a considerar más grave el aprovecharse de su buena fe (bona fides) que no el tratar de ejercer sobre él una estadísticamente arriesgada violencia física. Como Leovigildo y Recaredo asumieron la legitimidad del SPQR y su tradición jurídica al proclamarse independientes del Imperio Romano de Oriente y titularse Flavios, la transmissio existe y todo lo que digo sería legítimo; por no repetir lo de los concilios toledanos.
Por consiguiente: al igual que hoy en día aún se pueden alegar como fundamentación jurídica en un pleito las Partidas de Alfonso X, en lo que no esté previsto por el Código Civil *, propongo que se aplique la ley vigente y que el Juez que firme la libertad del violador del Ensanche, lo declare en la misma resolución, en nombre de Su Majestad El Rey y por la autoridad que le confiere la Constitución Española, homo sacer.
A ver qué pasa.
En este sentido, no me habría opuesto a que se hubiera hecho lo propio con Parot.
Me llamaréis legalista, pero es que soy así; qué le vamos a hacer.
Y descubro que me parece bien.
Inmediatamente, me percato de mi incoherencia. Si me he dedicado a atacar furibundamente dicha doctrina, calificándola de inconstitucional y contraria a los principios básicos del Derecho de lo que hoy consideramos (o, al menos, yo considero) una “Civilización Occidental” digna de ser defendida, cuando la tal doctrina se inventó para evitar la salida de prisión del asesino más sanguinario y perfeccionista de ETA... ¿cómo es que –antes de plantearme nada- me parece obvio y conveniente que se le aplique a este otro individuo?
Supongo que se trata de un atavismo debido a mi condición primate de macho dominante sin temor al empuje del enemigo exaltado y que, por tanto, sus crímenes (éste no ha matado a nadie, que se sepa), me parecen mucho más repugnantes que los del asesino etarra:
“17 violaciones, entre consumadas e intentadas, 3 agresiones sexuales y 9 delitos de rapto” (lo del rapto implica que la horrible situación se prolongó en el tiempo, incluyendo la privación de libertad de la víctima en algún sitio a merced del violador durante, al menos, varias horas)
El psicólogo de la cárcel considera “muy alto” el riesgo de reincidencia; lo que para cualquiera que haya tenido contacto con este mundillo –policías, abogados, funcionarios, psicólogos y médicos forenses, jueces, fiscales, etc.- significa, lisa y llanamente, “seguro”.
Pero, aún así, la Ley debería ser la Ley, y ese despreciable individuo, irrecuperable, dañino e inútil para la sociedad, debería ser puesto en libertad cuando haya liquidado su condena según el Código Penal de 1973 y la doctrina jurisprudencial inmutable hasta que las actuales circunstancias políticas llevaron a su modificación arbitraria y retroactiva para aplicar la nueva al eficiente asesino Henri Parot.
¿Cómo arreglar el tema? Jurídicamente, no se puede, creo yo. ¿O sí?
Creo que sí: los romanos, que en esto del Derecho lo tenían todo inventado, conservaron una figura de la época más antigua de su historia que era el “homo sacer”. Literalmente, “hombre sagrado”. Lo de sagrado no sé por qué era; pero consistía, básicamente, en que los reos de delitos especialmente horribles eran declarados eso. Y ello implicaba que, desde ese momento, dejaban de tener derecho a la protección de la Ley; hecho que facultaba a cualquier ciudadano libre para matarlos allá donde los encontrasen. Nada obligaba a matarlo. Sencillamente, si alguien lo mataba, no le pasaba nada.
Claro que hablamos de una “Civilización Occidental” que, aunque legalista, era muy distinta a la de hoy; como demuestra otra sabia institución romana: la Endoqueploratio.
Ello significa que todo padre de familia (o sea, todo paterfamilias) que se topase con un ladrón (fur) que se hubiera introducido en su casa para robar, en caso de que, al ir a detenerlo –como todo paterfamilias romano que se preciase- el ladrón (fur) tuviera la osadía de defenderse con armas (fur quis cum tela se defendit), el paterfamilias romano debía asomarse a la ventana, o salir a la calle y llamar a grandes voces a los vecinos (ploratio). Pero no se confundan mis amables lectores. No vayan injustamente a pensar que el paterfamilias imploraba ayuda. Qué va, qué va. Era para que los ciudadanos libres vecinos fueran testigos de que el paterfamilias se carga (necat) con todas las de la Ley al fur quis cum tela se defendit.
¿Ven mis pacientes lectores como no soy un feble progresista? (cada vez menos. Creo que me se ve el plumero y voy a tener que escribir algo en breve sobre la multiculturalidad y el mestizaje) Tan sólo pretendo que la Ley se respete y se aplique igual para todos.
Aunque no sé si algún Concilio toledano de la época visigótica derogó la institución del homo sacer, no lo creo; ya que la Lex Romana Visigothorum señalaba pena mayor al estafador que al atracador a mano armada, al entender que el honrado visigodo o el cives romanus de la época, estaban más o menos cualificados para liarse a espadazos en caso necesario; motivo éste que movía a los jurisperitos a considerar más grave el aprovecharse de su buena fe (bona fides) que no el tratar de ejercer sobre él una estadísticamente arriesgada violencia física. Como Leovigildo y Recaredo asumieron la legitimidad del SPQR y su tradición jurídica al proclamarse independientes del Imperio Romano de Oriente y titularse Flavios, la transmissio existe y todo lo que digo sería legítimo; por no repetir lo de los concilios toledanos.
Por consiguiente: al igual que hoy en día aún se pueden alegar como fundamentación jurídica en un pleito las Partidas de Alfonso X, en lo que no esté previsto por el Código Civil *, propongo que se aplique la ley vigente y que el Juez que firme la libertad del violador del Ensanche, lo declare en la misma resolución, en nombre de Su Majestad El Rey y por la autoridad que le confiere la Constitución Española, homo sacer.
A ver qué pasa.
En este sentido, no me habría opuesto a que se hubiera hecho lo propio con Parot.
Me llamaréis legalista, pero es que soy así; qué le vamos a hacer.
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* Y, de esa aplicación de nuestro Derecho medieval vigente aún, viene, por ejemplo, buena parte de la doctrina jurisprudencial favorable a las así llamadas parejas de hecho; que desembocó en la famosa Ley. Por la cosa aquella de la barraganía (vid. Ruiz, Libro de Buen Amor) que, aunque suene feísimo, permitió que “las otras” cobraran pensiones.
Gracias por la clase magistral. Hoy puedo decir con propiedad que me voy a dormir con un conocimiento más que cuando me levanté.
ResponderEliminarLos romanos nunca habrían tenido tiempo de conquistar el mundo si antes hubiesen tenido que aprender latín...
ResponderEliminarUn abrazo.
Impecable argumentación, oh, brillante protojurisconsulto. Que la graben en mármol y la claven en la entrada del T.S.
ResponderEliminarMe añado a la lista de fans, interesante tema excelentemente documentado.
ResponderEliminarUna vez más la polémica queda abierta, siempre discuto sobre la flexibilidad de la justicia con una amiga que vive en Boston y que se está adaptando a la ídem ianqui, ni tanto ni tan poco, lo difícil siempre es encontrar el término medio, pero estos casos extremos no deberían generar dudas, aplicación de duras condenas y punto.
Saludos !!!
Todo el mundo merece una segunda oportunidad, ¡todos somos iguales!
ResponderEliminarVa, venga ahora en serio, yo lo dejaría en libertad, en libertad rodeado de los familiares y las personas que el violó y/o raptó. También añadiria un caballo en dicho circulo libertario...
Sra. Liddell, ¿acaso no es Vd. consciente de que, cada vez que me pasa -intelectualmente- la mano por el lomo, me revuelco voluptuosamente en el fango de mi propia y desenfrenada vanidad?
ResponderEliminarItoitz: es que empezaban de pequeñitos, en la guardería de la Legión.
Hans, te digo lo mismo que a Dª Alicia, pero menos voluptuoso y tal... Pero, sí, voy a reunir más datos epatantes y pergeñar una tesis demostrativa de que la institución sigue vigente (total...)
Aloma69, lo de excelentemente documentado es un piropo excesivo, porque esas cosas las estudia (o estudiaba) la gente
con 18 años en 1º de Derecho, cosa harto jodida, pero que luego te permite cosas como este postio que me comentáis.
Por otra parte, lo de la dureza de las penas no se pone en cuestión. el tema es cambiar el criterio interpretativo de la Ley, por circunstancias políticas, lo que transforma el supuesto estado de Derecho en dictadura bananera (de no ser porque quien lo modifica ni siquiera está en el supuesto poder) Yo sólo busco un poco de coherencia. ;)
Casshern, Eso es la institución cuyo rescate del olvido yo propugno: que se haga eso pero que no haya consecuencias para los parientes (y el caballo, of course)
La verdad es que resulta muy coherente cuando se pretende excluir a los fumadores de la protección del sistema sanitario. Con más motivo, digo yo, se podrá excluir de la protección de las Leyes a a aquéllos que reniegan clara y voluntariamente de la sociedad y de sus leyes.
Como hacían los romanos, vaya.
En mi opinión, nadie debería ser encerrado de por vida, por muy cabrón que haya sido (a menos que él mismo lo quiera, pues, aunque parezca mentira hay gente que prefiere estar dentro que fuera).
ResponderEliminarTambién, como a la mayoría de personas (incluso entre criminales), me parece más repugnante quien comete una violación que quien comete un asesinato (lo cual no tiene mucha lógica, pero es así).
No se me ocurre ninguna solución al respecto. Lo del hommo sacer no está mal, pero como todas las leyes tiene sus contraindicaciones. Por ejemplo, si voy andando por la calle, me topo con uno que intenta violar a una chica y le doy una paliza que me lo cargo... ¿Cómo sé yo si era o no uno de éstos? ¿Le pregunto primero? "Oye, ¿eres un hommo sacer?" "¿Sí? Pues toma navajazo." Además, existiría un problema de demencia lícita, seguro que surgía un vengador que iría buscando y matando a todos estos hommos sacer sin importarle que hubieran reincidido o no, sólo porque la ley ampara su sed de sangre.
La única posible solución que me viene a la cabeza para el caso del violador es que le ayuden a echarse novia.
Empiezo a entender porque cuando me dieron a elegir, escogí Ciencias y no letras...
ResponderEliminarEso si, muy interesante el artículo, y una más de las lagunas que demuestra la justicia en este nuestro país, que a pesar de no saber (casi) nada de leyes, hay cosas que "como lo pone la ley", no se aplica ni la lógica ni el sentido común, pero en finm nada es perfecto que se suele decir!
Saludos
Genial el comentario de el Comediante.
ResponderEliminarMe ha hecho sonreir y eso es difícil en los tiempos que corren(los míos).
Y el jefe, pues tan repelentemente culto como siempre.;)
!Ave Caesare¡
¿Ta bien escrito?.
Después de todo, según la Constitución, la prisión no es una medida de castigo sino de rehabilitación. De no conseguirla se le debería alargar su encierro o trasladarlo a un lugar más afín para conseguir el objetivo final.
ResponderEliminar¿Las leyes no se están derogando y cambiando todos los días? ¿A qué sacralizarlas tanto?
ResponderEliminarUna cosa es la ley, el derecho, y otra la justícia. La aplicación de la ley no siempre significa hacer justícia; a veces, significa todo lo contrario. En el caso del violador de "l'Eixample" los tribunales se limitan a aplicar la ley. Faltaría más que la judicatura tomara iniciativas a su libre albedrío. Coño, el juez de ejecutorias hace las cuentas y, si el reo ha cumplido la pena impuesta por el tribunal sentenciador, no tiene otra alternativa que ponerlo en libertad. Quizás alguien preferiría que, saltándose la ley procedimental o la sustantiva, ese juez o tribunal dictara, por ejemplo, una prolongación de la pena. Pero, como he dicho, esto es imposible en el marco de nuestro sistema legislativo. La crítica, si cabe, debe dirigirse hacia los responsables de hacer las leyes, que después los tribunales se encargarán de hacer cumplir. Para todos los que estais escanzalizados con este tema, propongo tomar iniciativas populares. Por ejemplo, recogida de firmas para discutir una ley que contemple la amputación de los huevos de los violadores. Ahí teneis al Partido Popular, seguro que os escuchará atentamente...
ResponderEliminarLos profesionales del derecho sabemos que, como el del violador de l'Eixample, la mayoría de los condenados salen a la calle y reinciden en el mismo delito. Nadie se escandaliza; es una realidad que pasa desapercibida. Detesto estos casos mediáticos que sólo sirven para generar miedo y alarma social.
¿La solución? Cambiar el sistema, drásticamente. Pero todavía no estamos tan civilizados como para substituir la pena de prisión por otra medida. Salta a la vista con las reacciones que ha motivado la libertad del violador. Casi todo el mundo exige que vuelva a presidio, cosa que no ha servido para reeducar/inserir al delincuente.
¿Qué medidas alternativas? Ni puñetera idea. Opino que los psiquiatras, los psicólogos, los criminólogos deben tener sus propuestas...