La otra tarde estaba yo en el Parador (el mismo sitio donde el abuelo socialista nos dio la charla). Atardecía. Y llovía, vaya si llovía.
Entran dos chicas con paraguas. Rumanas. Una de chándal y la otra muy pintona, enseñando ombligo y canalillo generoso, muy maqueada. Piden cambio para tabaco. Blas (que por cierto, se jubiló ayer) se lo da. Sacan el tabaco y se van.
Blas nos hace un gesto. Joder, con la que está cayendo. Asentimos. Todos sabemos de qué va el tema: las dos chicas son putas y entran a trabajar a la casa de campo. La del chándal se sentará en el último banco, el de enfrente del metro, a pintarse el morro, se quitará el chándal y esconderá la bolsa entre los matojos y hala. La otra ya viene lista de casa.
Otra de las características del barrio son las putas. Por los alrededores de mi casa ya sólo queda (que yo sepa) un puteque pequeño, casero, donde todas las chicas son sudamericanas. Bueno, la encargada es española, por lo menos, hasta hace poco.
Pero lo típico del barrio es la Casa de Campo. Desde que se restringió el tráfico ya no hay el desmadre de hace unos años, pero la cosa sigue. De hecho, cuando la avenida de Portugal, tras la faraónica intervención de Gallardón mutó de inhóspita autovía a paseo marítimo que ha eliminado la frontera entre el barrio y la Casa de Campo, las putas intentaron colonizar los nuevos territorios, pero las abuelas y los bienpensantes se dedicaron a abrasar a la Policía Municipal con sus llamadas y no hubo forma. Una pena, me decía un conocido que vive justo ahí, porque no tenías más que asomarte a la ventana y decir ¡eh!
Este verano, iba yo con Nesta paseando una tarde y pasamos junto a un acueducto que hay, donde el arroyo Meaques se canaliza. Le digo "ven Nesta, vamos a explorar por aquí" Y el viene, muy interesado con la pelota en la boca. Pasamos por debajo de uno de los arcos y lo que nos encontramos le provoca a Nesta tal sorpresa que se le cae la pelota de la boca. La pelota, siguiendo la ley de la gravedad, rueda por la pendiente, justo hasta el pie de un árbol en el que se encuentra apoyada una nigeriana estupenda con las bragas bajadas y detrás un tipo con los pantalones por las rodillas que hace unos curiosos movimientos rítmicos. De pronto, la escena queda congelada. Glups.
"Nesta, ve a por la pelota y vámonos". Nesta va a por la pelota, la coge, mira con curiosidad a la pareja y se viene detrás de mí.
Es habitual. Luego durante el verano tuve ocasión de hablar un par de veces con esa chica, que se acordaba de la escena y me recriminó que le jodí el servicio, porque el tipo tuvo que volver a empezar desde el principio. Una característica de las putas de la casa de campo es que siempre te están pidiendo tabaco. Yo siempre había pensado que lo de pedirte tabaco, que lo hacen todas, era sólo para empezar la charla mercantil, pero no. Cuando ya te cogen confianza, como me pasaba a mí en mis paseos con nesta, y ya saben que no eres un potencial cliente, te siguen pidiendo tabaco, y se lo fuman, que yo lo he visto. Donde se pone la nigeriana, también solían estar por la mañana una rumana rubia de lo más resultona y una española de lo más desastrada. La rumana, claro, trabajaba un huevo, y la española no. En realidad, la española está loca. De hecho, aparte de fumarse mi tabaco cada vez que aparecía yo con el perro, se empeñaba en decirme -todos los días- "Qué, ¿no te animas?" (reconozco que si alguna de las otras dos hubiera insistido tanto, igual había flaqueado, pero con ella no había caso). Vivía con una negra de Mali, también loca, en una especie de chabola que se habían hecho con cartones y plásticos entre unos matojos a la trasera del albergue de indigentes. No sé qué habrá sido de ellas este invierno, pobres.
Bueno, pues para las putas que van a trabajar, el Parador es el último bar donde pillar tabaco antes de iniciar la jornada labora. En tiempos, cuando nuestro añorado Enredos aún estaba abierto, de vez en cuando venía alguna. Hace la hueva de años, cuando la profesora Kraff curraba allí los fines de semana, se aficionaron al bar dos travestis, Gina y Vanessa. Vanessa era un poco machorra, pero más suelta que Gina. Gina era más femenina, pero, como era yonki, solía venir bastante colgada y Kraff tenía que afearle su conducta cuando se caía de la banqueta y se daba unas hostias que no veas.
Hubo una vez que Vanessa dio que hablar. Había un cliente muy pesao muy pesao, que iba de tipo peligroso y tal para hacerse el interesante (creía él) Concretamente a mí y a mis colegas nos daba un coñazo espantoso con la cosa de las artes marciales. Le pegabas, oye, pero le daba igual, por lo menos hasta una noche que, después de haberle pegado yo, después de haberle pegado Hoffmann, Howard acabó tirándolo por los aires a través de medio bar hasta que se estampó contra la máquina del tabaco, que casi la jode. Por mero afán didáctico. Creo que Capazorros estaba presente aquella noche.
Bueno, a lo que iba: estaba el plasta ese dando la brasa al camello principal del barrio de aquel entonces, que aún no había montado aquel lío que montó con una pistola y aún no le habían prohibido la entrada. Entonces, llegó Vanessa. El camello le explicó al plasta que la chica era estudiante de medicina y que él (el plasta) la ponía. El tipo tenía arte (ahora está en una silla de ruedas después de que le dieran el palo y le rompieran el cuello) y ya había pagado a Vanessa. El plasta se pavoneó haciendo la rueda. La Vanessa se rindió a sus encantos, accedió con gran recato a irse con él en el coche y le hizo la mamada previamente financiada por nuestro camello en cuestión.
El plasta no pudo evitar volver al pab a contarlo. Hay que decir que existían dudas fundadas sobre la firmeza de sus convicciones heterosexuales. Pero, claro, él se empeñaba en alardear de su clinteaswoodesca virilidad.
Cuando llegó, se pidió otro cubata, se acodó en la barra, arqueó la ceja mirando displicente a la concurrencia... el silencio se podía cortar... todos los parroquianos estábamos pendientes de sus labios.
Por fin, lo dijo:
"Fulano, tu amiga la médica me acaba de hacer una mamada que te cagas, chaval."
Fue como si hubieran volado la presa. El descojono general fue tan atroz que estuvo a punto de reventar los cristales.
Todo fue por una buena causa: el brasa aquél tardó meses en volver.
A la noche siguiente, Vanessa y Gina volvían a pasar por ahí a tomarse su ron coca (con pajita, para evitar suspicacias o algo peor) y la Vane se quitaba importancia: "Hombre, es que una es una profesional."
Jo der
ResponderEliminarJoe, me recuerdas escribiendo a Luis Antonio de Villena.
ResponderEliminarSaludos
la historia de la Vanessa muy entretenida. EL análisis de prostitutas lo comparo con las vivencias en mi barrio. Aún a riesgo de crear polémica, cosa que no quiero y no voy a entrar, por si acaso, soy de la opinión que teniendo en cuenta que la prostitución es desde toda la existencia de la humanidad, razones las que sean, y teniendo en cuenta que en españa es alegal, osea ni ilegal y ni legal, deberían legalizarla y regularla para que se crearan casas oficiales con médico incluído y guardia de seguridad o policia con buenas condiciones sanitarias e higiénicas, se protegieran así entornos de determinados barrios, parques y carreteras y los pèligros en torno a ellas y de las que suelen ser victimas principales, disminuyera la mafia en torno a ellas y la chulería, disminuyera la prostitución (la que se produce fuera de estas mafias) al disminuir sus ingresos por tener que pagar impuestos como autónomas cosa que alejara a alguna que otra de elegir tal oficio, garantizaran sus derechos sociales y laborales. Y no sigo que no quiero hacer un comentario gigante. Sólo añado que incluso en el siglo XVI hubo prostíbulos con permiso legal. O actualmente existe el caso holandés. No se puede cerrar los ojos ante un hecho y mantenerlo en la alegalidad. Que no guste a la moral general de la sociedad es una cosa, que ocurra y haya quien lo acepte es otra. Y como ocurre y tiene aceptación no se puede cerrar los ojos y dejar que ese negocio contenga tantos malos en sí, hay que regularlo, sacarlo de la alegalidad y no dejarlo caer en lo ilegal, ya que desaparecer no va a desaparecer, milenios de existencia del hombre en La Tierra lo demuestran.
ResponderEliminarDulce mundo de las putas.
ResponderEliminarKuss
Ignacio: pues porque no cuento las cosas desagradables. Sólo pinto estampas costumbristas.
ResponderEliminarAlberto: Si he de ser sincero, lo único que he leído de Luis Antonio de Villena es alguna colaboración en periódicos.
Canichu: si, hombre, vas a montar putiferios oficiales con poli en la puerta... ¿Y quién va a ir? Además, bastante tiempo pasan ya muchos polis en los que ya existen. ;)
Naked: mujer, no sé si será dulce, pero ahí está. Bienvenida a este tu bar. Mola tu blós, para empezar.
Siendo Madrid una de las últimas ciudades por las que me pasaría de España, hace que incluso me entren ganas de ir a ver el Madril Profundo, más allá de princesas y grandes vías.
ResponderEliminarNo podre ir de putas hasta el dia en que esté legalizado.
ResponderEliminarEn primer lugar por el terror a contagiarme de alguna ETS que nos han inculcado (en parte acertadamente) y en segundo lugar por lo violento de la situacion.
Y me explico: me resulta violento pensar que me estoy aprovechando de una mujer. Porque está claro que cualquier mujer que haga la calle es porque no tiene otra salida. (Contrario a trabajar en algun local en condiciones o ser prostituta de lujo. Por cierto, el otro dia en una serie va una de lujo y dice que 900€ la hora. Dios, no pagaria yo eso ni por la mujer mas potente, experimentada, culta y divertida del mundo)
En la entrada anterior no postee, pero hago un comentario general a ambos: El titulo no puede ser mas acertado. Ambos post reflejan la realidad, son muy buenos.
Disiento: a Luis Antonio de Villena (al menos el que yo leí), no (tanto), más bien me recuerda a (cierto) Pérez Reverte...
ResponderEliminarEl mejor párrafo, para mí, este:
"Hubo una vez que Vanessa dio que hablar. Había un cliente muy pesao muy pesao, que iba de tipo peligroso y tal para hacerse el interesante (creía él) Concretamente a mí y a mis colegas nos daba un coñazo espantoso con la cosa de las artes marciales. Le pegabas, oye, pero le daba igual, por lo menos hasta una noche que, después de haberle pegado yo, después de haberle pegado Hoffmann, Howard acabó tirándolo por los aires a través de medio bar hasta que se estampó contra la máquina del tabaco, que casi la jode. Por mero afán didáctico."
:)
Tengo una pregunta para usté:
ResponderEliminar¿la frase que viene a continuación era un exabrupto o salida cómica (llamado sin razón aparente por la RAE Boutade desde hace unos meses)?
De verdad que yo me fijo mucho en las chicas y de hecho tengo la B.F.I. tomada por mis antiguas alumnas de artes marciales del cole que ya se han hecho mayores y me respetan mucho
Folken, a) Bueno, el Madrí profundo no deja de tener su gracia.
ResponderEliminarb) ¡Cielos! ¿yo he escrito eso? me se ha olvidado. En todo caso, es cierto.
Orayo, yo, la verdad, conozco algo el tema por diversos motivos, incluso el de la mera vecindad, pero nunca he sido praticante. Acertada la diferencia entre las que hacen la calle y las demás.
Almacándida qué manía de rastrear influencias literarias. Una de las pocas que reconozco es Laurence Sterne.
La escena que señalas es rigurosamente cierta y a Capazorros pongo por testigo, ya que es el único que viene por aquí de los que estaban presentes.
Lo mío del rastreo es deformación pfezioná, y que seré muy rastrera, como algunas plantas de jardín; por supuesto eres libérrimo de reconocer las influencias que sean (empezó Alberto esteban, yo acusica).
ResponderEliminarEfectivamente, el suceso que cuenta pcbcarp en el Enredo sucedió así. Doy fe.
ResponderEliminarEn cuanto a las tradicionales putas de la Casa Campo, que es como se dice aquí, quitando el "de", hace tiempo que desaparecieron, ahora, y las cosas como son, solo hay morralla de todo tipo y razas, sin el mas mínimo respeto por niños o familias que han tenido que ir cediendo ese espacio de paseo a todo esa quincalla que solo ha traído delincuencia, suciedad y muy mal ambiente a nuestra Casa Campo. Cuando la cerraron al trafico, es cierto que hubo un pequeño peligro de que se pasara toda esa chusma, que no putas decentes y patrias, a los aledaños de la Pta del Angel y Avd. Portugal pero afortunadamente no fue así y, la verdad sea dicha, el barrio ha quedado cojonudo. He dicho.
Mon Capitain, las putas cumplen una función social encomiable.
ResponderEliminarLo que me sorprende de este artículo es que no parece escrito por usted, no por el tema, sino por el estilo, la forma de expresarse.... Se le saluda.
Te agradezco tu amable comentario en una de las entradas de "MAZP MAX". Como no soy el administrador, sino un simple colaborador, no puedo decir mucho más.
ResponderEliminarTienes un espacio singular. Intentaré visitarlo a menudo.
Un saludo
Almacándida: ¿Y lo que yo he influido a Pérez Reverte? ¿eh?
ResponderEliminarCapazorros: gracias, compañeiro, que estas personas se empeñan en considerar todo esto como literatuura. ¡Virgen Santa! como se pase Ray por aquí, la tenemos, no sólo comentarios xenófobos, sino -lo que es aún peor- progallardonistas.
Raquel: y dale con el estilo: yo soy un autor poliestílico, que lo sepas. (¿o era polietílico?);)
Espantapájaros, se bienvenido a éste tu blós. La verdad es que me hace mucha gracia lo de MAZPMAX, aunque yo esté en el campo de los mutantes de las montañas que observan la contienda desde sus grutas camufladas. ;)
Me ha gustado mucho este retrato costumbrista, como lo clasifica usted.
ResponderEliminarLos bares nunca pueden faltar en un recorrido por la vida y milagros de cualquier barrio que se precie.
Un saludo!!!
Si te ha hecho gracia el blog de los MaZPMax, no te pierdas el de octopusmagnificens.
ResponderEliminarEn los enlaces del espantapájaros está. Ya le tenía fichado por ser comentarista "habitual" del pulpo.
Sinceramente: No te lo pierdas.
Después de tu amable visita a mi modesto y abstemio espacio, paso yo por aquí a conocer tu etílico rinconcito. Creo que has ganado una esporádica pero constante seguidora a partir de este mismo instante.
ResponderEliminarUn saludo y hasta pronto.
lo que hubiese dado por vivir en primera persona las anécdotas que nos cuentas, si es que a mí los bajos fondos me tiran que no veas, aunque tu descripción no tiene desperdicio y segura estoy que no olvidas el más mínimo detalle para ilustración de los bloggeros!
ResponderEliminarUn saludo,
como no salgas del mundo de las putas cojeras vicio ;-)
ResponderEliminar¡Pardiez, mon Capitain! No se me amohíne, que ya sé yo de su poliestilismo (de lo otro cuídese, que las mezclas no son buenas, jajajaja)
ResponderEliminarSin ir más lejos recuerdo su adaptación de la Iliada, que yo recomendaría como lectura obligatoria en los institutos y a la que dediqué una entrada en el Cajón hace algún tiempo.
Debería ser obligatoria la existencia de uno o dos bares por metro cuadrado, ¿qué haríamos sin estos locales entrañables donde se concentra la vida? ¿qué barrio hay que se precie cuyos vecinos no puedan decir eso de "bajo al bar"?
Los bares son imprescindibles, como las putas y los escritores.
HOLA QUE TAL? la verdad es que me gusta como escribes y estado todo este tiempo perdiendome tus entradas.
ResponderEliminarte seguiré leyendo.
voy a enlazarte.
besos