Sigo intentando no comentar la actualidad y, dado que continúo leyendo el Memorial de Santa Elena (lo que no es tan fácil como suena al decirlo, que a veces estoy a punto de dejarlo de una vez) por lo menos, lo aprovecho y saco la carta que le mandó Napoleón al mariscal Murat, que acababa de entrar en Madrid con sus tropas, el 29 de marzo -ojo: marzo- de 1808.
Tengo debilidad por los documentos históricos que muestran la situación justo antes de un acontecimiento histórico cuyas consecuencias son conocidas. Este es uno muy jugoso. Y es auténtico, no como el anterior.
Recordemos que el ejército francés había entrado en España para atacar a Portugal con la connivencia del gobierno del favorito Godoy, el príncipe de la Paz. La gente estaba hasta los mismísimos del susodicho Godoy y el día 20 de marzo, el Príncipe de Asturias, Fernando, (o más bien sus "consejeros") dio un golpe de Estado y obligó a su padre, Carlos IV a abdicar. A partir de ahí, como es sabido, los acontecimientos quedaron fuera de control. ¿Qué habría podido pasar si Murat no hubiera sido un animal de bellotas? Qui lo sa...
29 marzo 1808.- Señor Gran Duque de Berg:
Temo que usted me engañe sobre la verdadera situación de España y que se engañe usted mismo. El asunto del 20 de marzo ha complicado singularmente los acontecimientos. Estoy muy perplejo.
No crea que ataca usted a una nación desarmada y que no tiene más que mostrar tropas para someter a España. La revolución del 20 de marzo prueba la energía que hay en los españoles. Tiene usted que entenderse con pueblo nuevo, que posee todo el valor y poseerá todo el entusiasmo que se encuentra en los hombres no gastados por las pasiones políticas.
La aristocracia y el clero son dueños de España. Si temen por sus privilegios y por su existencia, harán contra nosotros levantamientos en masa que podrán eternizar la guerra. Tengo partidarios, pero si me presento como conquistador no tendré ninguno.
El príncipe de la Paz es aborrecido porque se le acusa de haber entregado España a Francia. Tal es el agravio que ha favorecido la usurpación de Fernando. El partido popular es el más débil.
El príncipe de Asturias no tiene ninguna de las cualidades necesarias al jefe de una nación, lo que no impedirá que, para oponérnoslo, se haga de él un héroe. No quiero que se use de violencia con las personas de esa familia. Nunca es útil hacerse odioso e inflamar los odios. España tiene más de cien mil hombres sobre las armas, lo que es más de lo preciso para sostener con ventaja una guerra interior. Divididos en varios puntos, pueden servir de núcleo al levantamiento total de la monarquía.
Le presento el conjunto de obstáculos inevitables. Otros hay que usted advertirá. Inglaterra no dejará escapar esta ocasión de multiplicar nuestros embarazos. Diariamente expide avisos a las fuerzas que tiene en las costas de Portugal y en el Mediterráneo, y enrola sicilianos y portugueses.
No habiendo la familia real salido de España para instalarse en las Indias, sólo una revolución puede cambiar el estado de ese país. Pero es acaso en Europa el que está menos preparado a ella. Las gentes que ven los vicios monstruosos de ese gobierno y la anarquía que ha ocupado el puesto de la autoridad legal, son las menos numerosas; la mayoría se aprovecha de esos vicios y esa anarquía.
En interés de mi imperio, puedo hacer mucho bien a España. ¿Cuáles son los mejores medios a tomar?
¿Iré a Madrid? ¿Ejerceré el acto de un alto protectorado pronunciándome entre el padre y el hijo? Me parece difícil hacer reinar a Carlos IV: su gobierno y su favorito son tan impopulares que no se sostendrían tres meses.
Fernando es enemigo de Francia: por eso le han hecho rey. Colocarlo en el trono sería servir a las facciones que desde hace veinticinco años quieren el aniquilamiento de Francia. Una alianza de familia sería un lazo débil. La reina Isabel y otras princesas francesas han perecido miserablemente cuando se ha podido inmolarlas con impunidad a atroces venganzas. Pienso que no hay que precipitar nada, que conviene aconsejarse con los sucesos que van a seguirse... Será preciso fortificar los cuerpos de ejército que se tengan en las fronteras de Portugal y esperar...
No apruebo el partido tomado por V.A.I. [Vuestra Alteza Imperial] de apoderarse tan precipitadamente de Madrid. Era preciso tener el ejército a diez leguas de la capital. No tenía usted la seguridad de que el pueblo y la magistratura fuesen a reconocer a Fernando sin discutirlo. El príncipe de la Paz debe tener partidarios en los empleos públicos y por lo demás existe el hábito de la adhesión al viejo rey, lo que podría producir resultados. La entrada de usted en Madrid, al inquietar a los españoles, ha servido potentemente a Fernando. He dado orden a Savary de que vaya a visitar al nuevo rey para ver qué sucede. El concertará con V.A.I. Yo advertiré ulteriormente el partido que convenga tomar. Entre tanto, he aquí lo que juzgo conveniente prescribirle:
No me comprometerá usted a una entrevista en España con Fernando más que si usted juzga la naturaleza de las cosas tal que yo deba reconocerle como rey de España. Usará usted buenas maneras con el rey, la reina y el príncipe Godoy. Exigirá para ellos, y les rendirá usted, los mismos honores que antes. Hará usted de modo que los españoles no sospechen el partido que voy a tomar. No le será difícil, puesto que nada sé yo mismo.
Hará usted comprender a la nobleza y al clero que si Francia hubiera de intervenir en los asuntos de España, sus privilegios e inmunidades serían respetados. Les dirá que el Emperador desea el perfeccionamiento de las instituciones políticas de España para ponerla en relación con el estado de civilización de Europa y substraerla al régimen de los favoritos... Dirá a los magistrados, a los burgueses de las ciudades, a las gentes ilustradas que España necesita reconstruir la máquina de su gobierno y que hacen falta leyes que garanticen a los ciudadanos de las arbitrariedades y usurpaciones de la feudalidad, instituciones que reanimen la industria, la agricultura y las artes. Les pintará el estado de tranquilidad y bienestar de que goza Francia a pesar de las guerras que ha mantenido sin cesar, y el esplendor de la religión, que debe su implantación al concordato firmado por mí con el Papa. Les mostrará las ventajas que pueden sacarse de una regeneración política: el orden y la paz en el interior, la consideración y la potencia en el exterior. Tal debe ser el espítitu de sus discursos y escritos. No fuerce ninguna gestión. Yo puedo esperar en Bayona, como puedo pasar los Pirineos y, fortificándome hacia Portugal, conducir la guerra por ese lado.
Yo pensaré en sus intereses particulares; no piense usted mismo en ellos... Portugal quedará a mi disposición. Que ningún proyecto personal le ocupe ni dirija su conducta. Ello me perjudicaría y le perjudicaría más aún que a mí.
Va usted demasiado de prisa en sus instrucciones del 14; la marcha que prescribe el general Dupont es demasiado rápida, a causa del suceso del 19 de marzo. Hay que hacer cambios. Usted dará nuevas disposiciones y recibirá instrucciones de mi ministro de Asuntos Exteriores.
Ordeno que la disciplina sea mantenida del modo más severo; no haya piedad para las menores faltas. Se tendrán los mayores miramientos con los habitantes. Se respetarán principalmente las iglesias y conventos.
El ejército evitará todo encuentro, tanto con cuerpos del ejército español como con destacamentos. Es preciso que por ninguno de los dos lados se queme una sola carga.
Deje a Solano pasar Badajoz y hágale observar. Déle usted mismo la indicación de las marchas de mi ejército para tenerlo siempre a distancia de unas leguas de los cuerpos españoles. Si se enciende la guerra, todo estaría perdido.
A la política y a las negociaciones corresponde decidir los destinos de España. le recomiendo evitar explicaciones con Solano, así como con los otros generales y gobernadores españoles.
Me enviará usted dos estafetas diarias. En caso de sucesos de mayor cuantía, me expedirá oficiales de órdenes. Hágame volver sin demora al chambelán de T..., que le lleva este despacho. Entréguele un informe detallado.
Sin más, ruego a Dios, señor Gran Duque de Berg que tenga usted, etc. Firmado: NAPOLEÓN.
Tengo debilidad por los documentos históricos que muestran la situación justo antes de un acontecimiento histórico cuyas consecuencias son conocidas. Este es uno muy jugoso. Y es auténtico, no como el anterior.
Recordemos que el ejército francés había entrado en España para atacar a Portugal con la connivencia del gobierno del favorito Godoy, el príncipe de la Paz. La gente estaba hasta los mismísimos del susodicho Godoy y el día 20 de marzo, el Príncipe de Asturias, Fernando, (o más bien sus "consejeros") dio un golpe de Estado y obligó a su padre, Carlos IV a abdicar. A partir de ahí, como es sabido, los acontecimientos quedaron fuera de control. ¿Qué habría podido pasar si Murat no hubiera sido un animal de bellotas? Qui lo sa...
29 marzo 1808.- Señor Gran Duque de Berg:
Temo que usted me engañe sobre la verdadera situación de España y que se engañe usted mismo. El asunto del 20 de marzo ha complicado singularmente los acontecimientos. Estoy muy perplejo.
No crea que ataca usted a una nación desarmada y que no tiene más que mostrar tropas para someter a España. La revolución del 20 de marzo prueba la energía que hay en los españoles. Tiene usted que entenderse con pueblo nuevo, que posee todo el valor y poseerá todo el entusiasmo que se encuentra en los hombres no gastados por las pasiones políticas.
La aristocracia y el clero son dueños de España. Si temen por sus privilegios y por su existencia, harán contra nosotros levantamientos en masa que podrán eternizar la guerra. Tengo partidarios, pero si me presento como conquistador no tendré ninguno.
El príncipe de la Paz es aborrecido porque se le acusa de haber entregado España a Francia. Tal es el agravio que ha favorecido la usurpación de Fernando. El partido popular es el más débil.
El príncipe de Asturias no tiene ninguna de las cualidades necesarias al jefe de una nación, lo que no impedirá que, para oponérnoslo, se haga de él un héroe. No quiero que se use de violencia con las personas de esa familia. Nunca es útil hacerse odioso e inflamar los odios. España tiene más de cien mil hombres sobre las armas, lo que es más de lo preciso para sostener con ventaja una guerra interior. Divididos en varios puntos, pueden servir de núcleo al levantamiento total de la monarquía.
Le presento el conjunto de obstáculos inevitables. Otros hay que usted advertirá. Inglaterra no dejará escapar esta ocasión de multiplicar nuestros embarazos. Diariamente expide avisos a las fuerzas que tiene en las costas de Portugal y en el Mediterráneo, y enrola sicilianos y portugueses.
No habiendo la familia real salido de España para instalarse en las Indias, sólo una revolución puede cambiar el estado de ese país. Pero es acaso en Europa el que está menos preparado a ella. Las gentes que ven los vicios monstruosos de ese gobierno y la anarquía que ha ocupado el puesto de la autoridad legal, son las menos numerosas; la mayoría se aprovecha de esos vicios y esa anarquía.
En interés de mi imperio, puedo hacer mucho bien a España. ¿Cuáles son los mejores medios a tomar?
¿Iré a Madrid? ¿Ejerceré el acto de un alto protectorado pronunciándome entre el padre y el hijo? Me parece difícil hacer reinar a Carlos IV: su gobierno y su favorito son tan impopulares que no se sostendrían tres meses.
Fernando es enemigo de Francia: por eso le han hecho rey. Colocarlo en el trono sería servir a las facciones que desde hace veinticinco años quieren el aniquilamiento de Francia. Una alianza de familia sería un lazo débil. La reina Isabel y otras princesas francesas han perecido miserablemente cuando se ha podido inmolarlas con impunidad a atroces venganzas. Pienso que no hay que precipitar nada, que conviene aconsejarse con los sucesos que van a seguirse... Será preciso fortificar los cuerpos de ejército que se tengan en las fronteras de Portugal y esperar...
No apruebo el partido tomado por V.A.I. [Vuestra Alteza Imperial] de apoderarse tan precipitadamente de Madrid. Era preciso tener el ejército a diez leguas de la capital. No tenía usted la seguridad de que el pueblo y la magistratura fuesen a reconocer a Fernando sin discutirlo. El príncipe de la Paz debe tener partidarios en los empleos públicos y por lo demás existe el hábito de la adhesión al viejo rey, lo que podría producir resultados. La entrada de usted en Madrid, al inquietar a los españoles, ha servido potentemente a Fernando. He dado orden a Savary de que vaya a visitar al nuevo rey para ver qué sucede. El concertará con V.A.I. Yo advertiré ulteriormente el partido que convenga tomar. Entre tanto, he aquí lo que juzgo conveniente prescribirle:
No me comprometerá usted a una entrevista en España con Fernando más que si usted juzga la naturaleza de las cosas tal que yo deba reconocerle como rey de España. Usará usted buenas maneras con el rey, la reina y el príncipe Godoy. Exigirá para ellos, y les rendirá usted, los mismos honores que antes. Hará usted de modo que los españoles no sospechen el partido que voy a tomar. No le será difícil, puesto que nada sé yo mismo.
Hará usted comprender a la nobleza y al clero que si Francia hubiera de intervenir en los asuntos de España, sus privilegios e inmunidades serían respetados. Les dirá que el Emperador desea el perfeccionamiento de las instituciones políticas de España para ponerla en relación con el estado de civilización de Europa y substraerla al régimen de los favoritos... Dirá a los magistrados, a los burgueses de las ciudades, a las gentes ilustradas que España necesita reconstruir la máquina de su gobierno y que hacen falta leyes que garanticen a los ciudadanos de las arbitrariedades y usurpaciones de la feudalidad, instituciones que reanimen la industria, la agricultura y las artes. Les pintará el estado de tranquilidad y bienestar de que goza Francia a pesar de las guerras que ha mantenido sin cesar, y el esplendor de la religión, que debe su implantación al concordato firmado por mí con el Papa. Les mostrará las ventajas que pueden sacarse de una regeneración política: el orden y la paz en el interior, la consideración y la potencia en el exterior. Tal debe ser el espítitu de sus discursos y escritos. No fuerce ninguna gestión. Yo puedo esperar en Bayona, como puedo pasar los Pirineos y, fortificándome hacia Portugal, conducir la guerra por ese lado.
Yo pensaré en sus intereses particulares; no piense usted mismo en ellos... Portugal quedará a mi disposición. Que ningún proyecto personal le ocupe ni dirija su conducta. Ello me perjudicaría y le perjudicaría más aún que a mí.
Va usted demasiado de prisa en sus instrucciones del 14; la marcha que prescribe el general Dupont es demasiado rápida, a causa del suceso del 19 de marzo. Hay que hacer cambios. Usted dará nuevas disposiciones y recibirá instrucciones de mi ministro de Asuntos Exteriores.
Ordeno que la disciplina sea mantenida del modo más severo; no haya piedad para las menores faltas. Se tendrán los mayores miramientos con los habitantes. Se respetarán principalmente las iglesias y conventos.
El ejército evitará todo encuentro, tanto con cuerpos del ejército español como con destacamentos. Es preciso que por ninguno de los dos lados se queme una sola carga.
Deje a Solano pasar Badajoz y hágale observar. Déle usted mismo la indicación de las marchas de mi ejército para tenerlo siempre a distancia de unas leguas de los cuerpos españoles. Si se enciende la guerra, todo estaría perdido.
A la política y a las negociaciones corresponde decidir los destinos de España. le recomiendo evitar explicaciones con Solano, así como con los otros generales y gobernadores españoles.
Me enviará usted dos estafetas diarias. En caso de sucesos de mayor cuantía, me expedirá oficiales de órdenes. Hágame volver sin demora al chambelán de T..., que le lleva este despacho. Entréguele un informe detallado.
Sin más, ruego a Dios, señor Gran Duque de Berg que tenga usted, etc. Firmado: NAPOLEÓN.
si no fuera por esta frase: "Yo pensaré en sus intereses particulares; no piense usted mismo en ellos..." y alguna más de este tipo dudaría que fuera Napoleón. Parece, parece hasta buena gente y todo
ResponderEliminarImpresionante su capacidad de análisis. No se puede negar que era un tío listo. Realmente un estratega.
ResponderEliminarUn beso
Cassehrn25, Napoleón probablemente sería buena persona, pero es que -vaya por dios- era emperador. De todas formas, lo que más me gusta de la carta es que lo que le dice a Murat es: "Ni te menees sin que yo te lo diga"
ResponderEliminarEuphorbia: Como dijo en su momento el viejo Graham Chapman en su papel de Arturo, rey de los bretones: "por estas cosas soy rey."
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEso de: "El partido popular es el más débil." ¿Es una morcilla que has metido tu o realmente lo pone en el texto. Je, je...
ResponderEliminarNo se si es que el tiempo nos hace perder la perspectiva o que, pero a mi Napoleon siempre me ha parecido un Hitler del XIX. No hizo más daño porque no tenía más medios, eso si con toda la "buena" voluntad del mundo. Hitler también quería "salvar" Europa y blablabla. Y si uno lee las cartas que Hitler escribía a mandatarios europeos (p.ej. A Franco) es de notar la humildad (si, si, hu-mil-dad) con que se conducía en las negociaciones. Ambos sedientos de poder, ambos encunbrando una nueva casta de generales, ambos víctimas de su soberbia.
Embajador, palabra que no es una morcilla.
ResponderEliminarEs evidente que un tipo que conduce a decenas de miles de jovenes uniformados a la muerte, por más que ésta se califique de gloriosa, no resulta simpático hoy en día. Pero, eran los usos de la época. Bueno, en realidad, siguen siéndolo: tenemos ejemplos recientes de individuos ebrios de poder que se dedican a invadir países.
En el caso de Nap, si analizamos con disancia los acontecimientos, observaremos que se tiró veinte años defendiéndose de las sucesivas coaliciones formadas por Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia para acabar con su Gobierno (y antes con los gobiernos republicanos) y reponer a los Borbones en el trono. Eso le diferencia de Hitler. En sentido amplio, incluso su entrada en España tuvo carácter defensivo. aunque luego, como es sabido, se lió la que se lió.
De hecho, el gral. Petraeus, en el manual de contrainsurgencia actualmente en vigor para el US Army y los Marines, se refiere bastante a la guerra de la independencia, como ejemplo histórico.
Por otra parte, algo bueno dejó a la posteridad, cosa que no puede decirse de sus enemigos. Obviamente, acabó enloqueciendo como todos los poderosos y al parecer recuperó la razón en Santa Elena.
ResponderEliminar¿el término anarquía usado por napoleón? no soy filólogo y no sé cuando apareció el término exactamente ni con qué origen, pero tengo mis sospechas razonables de ese origen en época y significado y me hace preguntar ¿es fiable realmente esta carta o al menos es fiable el traductor de la carta?
ResponderEliminarHombre, Canichu, el término "anarquía" se usa aquí en su sentido tradicional de caos y desorden, no en el de Kropotkin, Bakunin y compañía.
ResponderEliminarLa carta la he sacado del Memorial de Santa Elena, del conde de Las Cases, y se supone que está tomada de los archivos del Gobierno Francés. En los casi dos siglos que tiene el libro, creo que no se han cuestionado los documentos oficiales que incluye. Otra cosa es su amorosa visión del emperador.
La traducción no está mal, en especial teniendo en cuenta que la edición española es de los años 40, cuando solían ser espantosas.
Conde de Las Cases, "Memorial de Santa Elena".- Barcelona, Iberia, 1944. 3 vols. tela editorial, 1.714 pp. Traducción íntegra del Francés por Juan G. de Luaces.
Por mi puede comentar también la actualidad, creo que ya le escribí hace unos días que me iban muy bien sus resúmenes y conclusiones, la que me ahorro en periódicos y telediarios.
ResponderEliminarSaludos!!!
Jopé, ahora me entero de que el BOE tiene imágenes (o "santitos", que decía un profesor universitario de mis mocedades y sin embargo amigo). Asombrada me he.
ResponderEliminarEspere, que sigo leyendo (gandula estoy, uséase, light de neurona, y el post, grave).
Allá vamo, aaarrr...
Qué mesura, la del Napo. Miren que no me gustan ni los emperadores ni los conquistadores un pizco, así a bote pronto de mis prejuicios que son míos y tan válidos como los de cualquiera, pero era un señor, y una buena cabeza.
ResponderEliminarUn artista, con ese sentido del ritmo y el tempo justos y ajustados, y esa capacidad global de función ejecutiva -y hasta ejecutoria:)- y atención dividida (como dícese ahora en los manuales de psicología). Como un buen director de orquesta.
Salud, Pcb & cía.
pues por ser de los años '40 me parece que la traducción es mala. El término anarquía en su acepción de caos es un componente peyorativo que se extendió a partir de la excisión de los anarquistas violentos de los pacificstas en los 1870'. Desde entonces los detractores del anarquismo, aparte de decir que todos son violentos, vendieron la idea de anarquía es igual a caos. Con lo que ese término adquirioó ese valor sobre todo en el siglo XX. El término anarquía, a mediados del siglo XIX, era un recién nacido sacado de términos clásicos griegos, por lo que en épocas de Napoleón dificilmente existía. Me parece que la traducción es mala y si es de los 40', malintencionada.
ResponderEliminaraloma69, bueeno, ya buscaré algo de actualidad, pero no pienses que voy a hacer mención a la situación del Pp.
ResponderEliminaralmacándida, no sólo tiene fotitos, sino que es la pera: la gaceta desde el s. XVII. Estos chicos del BOE se lo están currando pero bien. (como te puedes imaginar, hasta hace poco mi relación con el BOE era más bien cosa de curro)
Joé, Canichu, si sólo por ser de los años 40 te parece mala la traducción... parece que te he mentado a la Santa (bueno, yo no, Nap) No hay que ser tan cuadriculado, hombre, que mis simpatías están también por esos lares.
Los de arriba, Iglesia incluida, ya hablaban de anarquía antes de que hubiera anarquistas, me parece. Y no hay por qué pensar que por el mero hecho de que un libro se haya publicado en esa época, vaya a ser malintencionada la traducción. Sobre todo, porque tiene 1700 págs. y dice "anarquía" un par de veces o tres, no creo que el traductor pensara en la FAI, palabra.
Canichu, me has motivado, caramba. ;)
ResponderEliminarJuan G. de Luaces, que lo tradujo todo entre los años 30 y 60, incluso a P.G. Wodhouse padre del inmortal Jeeves, escribió entre otras cosas un libro intitulado: "La dramática vida de Miguel Bakunin", publicado, por cierto, en Cuadernos de Cultura (nº 16) en 1930.
Cuadernos de Cultura, para quien lo ignore, era una colección publicada por anarquistas entre 1930 y 1933 dirigida al "autodidacto" para dar de modo barato y bien presentado instrumentos de formación intelectual al trabajador.
V: htp://www.filosofia.org/ave/001/a047.htm
Se agradecerá que no haga alusión al tema del PP, tampoco es necesario analizar lo del Estatut ni lo de las balanzas fiscales, lo de la sequía por ahora no, puesto que se ha puesto a llover, bueno, seguro encuentra alguna suculenta notícia que salga un poco de la rutina.
ResponderEliminarA la espera quedo!
me encanta, la mezcla de lucidez y chulería del bajiito este.
ResponderEliminarencontré un blog que me pareció que te gustaría:
ResponderEliminarhttp://terceraguerramundial.wordpress.com/
aloma69, se está poniendo algo difícil no hablar del PP, pero seguiré resistiéndome.
ResponderEliminarIssis, ¡hombre me alegro de leerte por aquí. El Nap otras cosas no era, pero chulo, todo.
El blog ese que me recomiendas, aunque parece que está parado está muy interesante, y los relacionados con él, también. Muchas gracias por la información.
Por cierto, Issis, cuando borré todos los enlaces, perdí tu dirección. Ya la he recuperado.
ResponderEliminarTienes un meme en mi blog.
ResponderEliminarSaludos
¿Nap? ¿Pero qué confianzas son esas?
ResponderEliminarEstoooo..... queeee... (y aquí viene la "pavada", aviso) ... de todas las cartas de Napo, que fueron unas cuantas, yo tendría enmarcada en plata y sobre el cabecero de mi cama aquella nota que dirigió a su esposa, al volver de una de sus batallas y en la que decía:
ResponderEliminar"Josefina, no te laves, llego en dos días"
.....así, sip. Asi estoy yo... lo siento. Hhhhmmmm.....