19/6/12

HIPERCOR 19/06/1987. Amonal, extrañas decisiones y 21 muertes.

“Estábamos tan tranquilos comiendo en el restaurante, cuando vimos a una pareja de policías nacionales husmeando por las papeleras; yo me mosqueé bastante, la verdad, y le dije a mi mujer: ‘Nena, vámonos que aquí deben haber puesto una bomba’. ‘Anda ya’, me contestó ella. ‘Tú crees que si hubieran puesto una bomba no lo iban a decir por los altavoces.’ Pensé que tenía razón y, más serenos, seguimos comiendo. Hasta que escuchamos la explosión, y luego las carreras, y todo que se venía abajo. De golpe me vi mirando el techo de la ambulancia, camino de este hospital. Y sin saber nada de ella.” La Vanguardia, 20/06/1987, pág. 18.

 

“Son las diez y media de la noche. Jordi Pujol sale del despacho del director del Hospital del Valle de Hebrón, centro en el que están ingresados varios heridos, tras haber mantenido una conversación telefónica con José Barrionuevo. Uno de los familiares de las víctimas le pregunta por qué la Policía no desalojó el centro comercial. Pujol se exalta: ‘No es verdad; no puedo creer que el ministro me haya engañado. La Policía no sabía nada.’

Ante la insistencia de los familiares Pujol dice: ‘Miren. Se lanza una noticia y circula, pero ¿puede alguien creer que la Policía, que se desvive ayudándonos, supiera algo y no hiciera nada? El ministro, el gobernador civil y la propia Policía me lo han asegurado. Estoy convencido de que no me engañan’.” ABC, 20/06/1987, pág. 16. 

 

“Alrededor de las tres y veinticinco de la tarde, una voz de hombre que decía hablar en nombre de ETA anunció a la Redacción del diario “Avui” que entre las cuatro menos cuarto y las cuatro haría explosión una bomba en el centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana. Desde el citado periódico se dio aviso a la Policía. El comunicante anónimo afirmó haber avisado también a la dirección de la empresa de la colocación del artefacto. Los directivos del centro negaron, sin embargo, que hubieran recibido cualquier tipo de aviso sobre el atentado.

Media hora después de la llamada, algunos de los clientes que se encontraban en el primer sótano del establecimiento, dedicado a alimentación, observaron, según declararían más tarde, cómo algunos guardias jurados se movilizaban precipitadamente por la zona. Estos testigos no supieron especificar si se trataba de la vigilancia habitual del hipermercado.” ABC, 20/06/ 1987, pág. 13.

 

“Roberto Guirado, apoderado y asesor jurídico de Hipercor, aseguró ayer que los técnicos del cuerpo de bomberos de Barcelona no habían encontrado ninguna deficiencia en el sistema de seguridad del inmueble de la avenida de la Meridiana cuando efectuaron la revisión del edificio, por lo que no habían exigido ninguna medida complementaria. Según Guirado, los tres sótanos del inmueble (el primero convertido en un supermercado de alimentación, y los dos inferiores dedicados a aparcamiento tanto para los clientes  del centro como para los inquilinos de las restantes plantas del edificio, con un area total de 7.000 metros cuadrados y capacidad para 250 coches) están comunicados entre sí por seis u ocho escaleras de emergencia –en los momentos de tensión no pudo precisar de memoria el número exacto-, que desembocan en la planta baja, donde hay un total de 10 salidas a la calle.

El apoderado de Hipercor destacó el funcionamiento de las medidas de seguridad del establecimiento desde que la compañía lo abrió al público, en junio de 1986. Según los testimonios de quienes efectuaron las tareas de rescate, respecto al plan teórico que existe para casos de accidente lo único que falló ayer fueron las luces de emergencia, pues debían encenderse automáticamente al producirse el apagón.

 

“Las primeras noticias son confusas. Se habla de un incendio, de una explosión. Se avisa a los bomberos, a la Guardia Urbana, a la Policía, a la Cruz Roja. Es ahí, en un almacén. No, no, es en un sótano.

Sí, efectivamente, de la primera planta del aparcamiento público de la avenida Meridiana, situado debajo del establecimiento comercial Hipercor, que tiene una salida al establecimiento, aunque su principal utilización es pública, sale una espesa humareda que hace casi imposible la acción de los bomberos.

La Policía acordona el recinto. Se producen crisis de nervios. Padres buscando a sus hijos, hijos buscando a sus padres. Y el cordón policial, y el humo, y los gritos desgarradores.

El centro comercial Hipercor, un viernes por la tarde, estaba lleno de compradores y de vendedores, que ayer se convirtieron en víctimas inocentes de la locura terrorista.

Según una mujer que acudía a comprar a Hipercor, a la entrada observó un inusual despliegue policial que provocó su inquietud. Al preguntar a uno de los policías si ocurría algo, éste la tranquilizó diciendo que no era nada importante y que podía entrar en el establecimiento. La testigo se lamentó de que, en este caso, la Policía no hubiera tomado las medidas necesarias y, sobre todo, que se permitiera a la gente seguir entrando en el local.” ABC, 20/06/1987, pág. 17.

 

El atentado se produjo sobre las 16.12 horas de la tarde, al explosionar una bomba situada debajo de un coche en el aparcamiento del centro comercial. La colocación del artefacto fue anunciada mediante dos llamadas telefónicas al diario “Avui” y a la Guardia Urbana 45 minutos antes de la explosión, según confirmó en rueda de prensa Ferran Cardenal, gobernador civil de Barcelona. Cardenal explicó que las dos llamadas telefónicas fueron efectuadas en nombre de ETA y recibidas alrededor de las 15,30 horas, anunciando que un artefacto haría explosión en un plazo de cinco y de quince minutos, respectivamente.

Guardias jurados de la empresa registraron el aparcamiento media hora antes de la explosión, sin que pudieran localizar el artefacto. El gobernador civil de Barcelona explicó que en ninguna de las dos llamadas se especificó la localización del explosivo. Ferran Cardenal indicó que en la llamada al diario “Avui”, un comunicante anónimo dijo “soy ETA, en cinco minutos explotará una bomba en el Hipercor de Meridiana, hemos avisado a la Policía y a Hipercor. Gora ETA.

La llamada fue comunicada desde el diario “Avui” a los Mossos d’Esquadra, quienes informaron a la Policía. Portavoces del hipermercado desmintieron haber recibido comunicación alguna. En cambio, vecinos del inmueble ratificaron que sí se habían producido llamadas anunciando la explosión. La Policía pudo saber que las llamadas se habían realizado desde una cabina situada frente al número 235 de la Rambla del Carmelo, en Barcelona.” La Vanguardia, 20/06/1987, pág. 3.

 

“La bomba, de gran potencia, había sido colocada en el interior de un Ford Sierra robado en San Sebastián el pasado 16 de febrero, según informó posteriormente el gobernador civil de Barcelona, Ferran Cardenal. El gobernador, cuatro horas después del atentado, afirmó desconocer las características de seguridad de Hipercor y si se había planteado la posibilidad de desalojar el centro comercial después de conocerse las amenazas telefónicas recibidas.

La explosión provocó un gran boquete en el techo del segundo sótano, por lo que la onda expansiva afectó también directamente al contiguo, una planta convertida en supermercado de alimentación.

Al estallido, que destrozó totalmente el coche bomba, le siguió un violento incendio. Las llamas afectaron directamente a otros 20 vehículos aparcados en el sótano, mientras la onda expansiva causó importantes daños a 20 automóviles más. Las instalaciones de conducción eléctrica y de agua también quedaron inutilizadas. Esa falta de fluido eléctrico –unida al fallo de las luces de seguridad- y la inundación que se produjo dificultaron las tareas de rescate.” El País, 20/06/1987.

 

“Varias de las víctimas fallecieron asfixiadas, mientras la mayoría de los cadáveres no han podido ser identificados, al haber quedado completamente calcinados. Entre los muertos se encuentran diez mujeres, una de ellas embarazada, y dos niños, de 13 y 9 años, cuya madre también murió en el atentado. El balance provisional de heridos se eleva a 38, de los que 18 se encuentran en estado grave. De estos heridos, 29 están ingresados en la unidad de quemados de la residencia Vall d’Hebron, de Barcelona.” La Vanguardia, 20/06/1987, pág. 3.

 

“El diario Avui comunicó la llamada a los Mossos d’Esquadra (policía autonómica). El portavoz del diario dijo que avisaría también a la Policía Nacional, pero el agente le respondió que ellos se encargarían de transmitir la información.

Un portavoz de los Mossos d’Esquadra dijo que el aviso del diario Avui se recibió a las 15.30 y a las 15.32 fue, a su vez, comunicado a la sala del 091, "’como es nuestra obligación’. Estas llamadas constan grabadas en una cinta magnética, y el aviso a la policía figura además en el correspondiente libro registro de telefonemas, según esta fuente de la policía autonómica catalana.

Varias llamadas anónimas de personas que afirmaron ser trabajadores del centro también aseguraron, a EL PAÍS que el aviso de la comunicación de la bomba había sido recibido por la dirección de la empresa con más de media hora de anticipación. Los comunicantes rechazaron identificarse.” El País, 20/06/1987.

 

El atentado a un hipermercado es un ejemplo típico de terrorismo, porque extiende el pánico a toda una ciudad. La calle barcelonesa vibraba ayer con la tremenda noticia. La gente se preguntaba por qué el aviso del que hablaba un comando de ETA y que iba a estallar una bomba en el hipermercado de la Meridiana, así como de que habían avisado a los almacenes –cosa que éstos niegan- y a la policía, se produjo una media hora antes. El aviso al diario “avui” se hizo a las tres veinticinco; la bomba estalló a las cuatro y doce minutos. ¿Trataba el aviso de atraer hacia la trampa mortal a los artificieros de la Policía, como ha ocurrido en otras ocasiones?” La Vanguardia, 20/06/1987, pág. 4.

 

“Las circunstancias particularmente repugnantes del atentado de ayer, obligan a mantener la cabeza fría y a no equivocar el análisis: hay que rechazar todo recurso al verbalismo y actuar en silencio. Madrid y París saben muy bien dónde localizar los centros de decisión que han dado la orden de colocar ayer ese coche-bomba en un hipermercado de Barcelona. Las condiciones monstruosas de la matanza –niños carbonizados indiscriminadamente al pasar- reclaman la respuesta, inequívoca e inmediata. del Gobierno.

Cuando el comando dependiente de Ibrahim Abdallah voló en pleno centro de París los almacenes de la Rue de Rennes, en septiembre último, el Ejército y la Policía tomaron la capital en un gesto de respuesta que no era sólo simbólico: aquel estricto cuadriculado del distrito de Montparnasse permitió capturar semanas después, en las afueras de Orleans, a los miembros de Acción Directa que planearon con toda frialdad la matanza.” ABC 20/06/1987. Pág. 11

 

Nadie se había responsabilizado aún ayer por la tarde, 24 horas después del atentado, de la decisión de no desalojar el centro comercial Hipercor en los 57 minutos que transcurrieron entre la primera llamada telefónica que advertía de la colocación del artefacto y la explosión. ...

La versión sostenida por la policía asegura que realizaron una inspección ocular de los locales en busca de algo que pudiera contener un explosivo y ante la inexistencia de nada sospechoso dieron la búsqueda por concluida a las 15,30 horas. Al parecer, fue en este momento cuando se decidió que no era necesario desalojar el inmueble, pero se desconoce quién tomó esa decisión.

El gobernador civil de Barcelona, Ferran Cardenal, aseguró en la noche del atentado que desconocía si se había planteado la posibilidad de desalojar el centro comercial. A la pregunta directa de ‘¿por qué no se ha desalojado el local?’, Cardenal contestó textualmente con un lacónico ‘no lo sé’. Roberto Guirado, asesor jurídico del hipermercado, afirmó ayer que no se evacuó al personal empleado y al público porque la policía ‘no lo requirió’. …

Otro de los aspectos todavía no aclarados es el tipo de registro efectuado en las plantas destinadas a aparcamiento, dado que uno de los sistemas más frecuentes en los atentados de ETA es la colocación del artefacto explosivo en el interior de un vehículo. En este caso, una inspección ocular no puede detectar nada que se encuentre oculto dentro de un coche.” El País, 21/06/1987.

 

La explosión en el centro comercial Hipercor de Barcelona, que causó la muerte a 15 personas y heridas de diversa consideración a otras 36, fue provocada por una bomba incendiaria, compuesta por 25 kilos de amonal –el explosivo utilizado últimamente por ETA- y unos 20 litros de líquido inflamable aún por determinar. El líquido provocó inmediatamente un incendio y una espesa humareda, causante de la mayor parte de las víctimas, que murieron por asfixia. La composición del artefacto parece confirmar la voluntad de causar un siniestro sin precedentes, lo que viene a ratificar que la organización terrorista ETA Militar ha ordenado a sus comandos que realicen atentados indiscriminados. Según creen los servicios de información, la organización ha establecido además que estos ataques contra la población civil se realicen fuera del País Vasco y Navarra. Los responsables de la lucha antiterrorista han acordado solicitar al Gobierno Francés que intensifique la colaboración.” El País, 21/06/1987.

 

Los familiares de los heridos internados en el hospital general de la residencia del Valle de Hebrón, de Barcelona, celebraron ayer una rueda de prensa en la que criticaron a la dirección del centro comercial Hipercor y al gobernador civil Ferran Cardenal. Ramón Comas, que ejerció como portavoz de los familiares, acusó a los responsables de los almacenes de haber ‘antepuesto sus intereses crematísticos a la seguridad de sus clientes’ y responsabilizó al gobernador civil de la tragedia por no haber ordenado la evacuación del inmueble una vez se tuvo conocimiento de la amenaza de bomba. Ramón Comas, quien se preguntó al menos en seis ocasiones ‘por qué no se desalojó’ el centro comercial, precisó que los familiares están ‘tan sumamente afectados, que no nos ha dado tiempo a pensar qué podemos hacer contra ellos’, en alusión a la dirección del hipermercado y a las autoridades civiles. No obstante, precisó a este diario que intentarán coordinarse con los familiares de las víctimas mortales para estudiar las medidas judiciales que puedan emprenderse para exigir responsabilidades. La rueda de prensa estuvo presidida por una fuerete carga emocional.” El País, 21/06/1987.  



8 comentarios:

  1. ¿Se produjo la denuncia a Hipercor? Si fuera así, ¿son públicas las actas de los juicios? ¿Qué resultado hubo?

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    1. No recuerdo si se intentó una acción penal, que creo que no. Pero sí hubo reclamaciones de responsabilidad patrimonial contra la Administración. Aunque el consejo de Estado emitió dictamen exonerando al Estado, finalmente la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo reconocieron (suavemente, eso sí) la responsabilidad por no hacer caso y no desalojar. Las sentencias son públicas. Aquí tienes una de ellas:

      https://www.poderjudicial.es/search/doAction?action=contentpdf&databasematch=TS&reference=3155551&links=HIPERCOR%20Y%20ATENTADO%20Y%20BARCELONA&optimize=20030912&publicinterface=true

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  2. En la fecha del atentado yo era recién nacido. Desconocía totalmente esta parte de la historia. Es absolutamente indignante. Parece que no avanzamos.

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    1. Yo tenía 25 tacos y lo recuerdo muy bien. Evidentemente, la culpa es de quien puso las bombas. Pero no se puede olvidar la absoluta irresponsabilidad (si no algo peor, me reservo mi opinión) de los representantes del Estado. Acabaron bailando las horas de los avisos de ETA, pero se les nota mucho si lees los párrafos que he colgado. Hay que tener en cuenta que en ese momento, el GAL daba sus últimos coletazos y ETA acababa de poner una bomba bien gorda en unas instalaciones de EMPETROL. La situación no estaba como para tomarse a broma, no un aviso, sino tres de esas características.

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  3. ... de EMPETROL, también en Cataluña, era la época del comando Barcelona.

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  4. Pa matarlos a todos: A la Policía Nacional, Delegación del Gobierno, Ministerio y El Corte Inglés S.A.

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    1. Bueno... por la parte de la Policía y el Ministerio casi todos los implicados acabaron en la cárcel años después, con el ministro a la cabeza por el pequeño asunto de los GAL.

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  5. Junio de 1987. Yo tenía 20 años y estaba finalizando cuarto de carrera, creo. Confieso que no seguí con la suficiente atención, o espíritu crítico (sí los típicos "oh qué horror, pobre gente", etc.) las noticias del atentado del HIPERCOR de Barcelona. Ni siquiera sabía qué era un Hipercor... Me sonaba todo tan lejano... Ahora leo este post y me horrorizo, viendo a cámara lenta esas personas que entran al local a morir.

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