28/2/07

Lo que es el barrio


Mi barrio es más bien cutre –siempre lo ha sido- pero no esta tan mal: es un sitio donde todavía se puede vivir. Digo esto a cuento del próximo articulillo, pero como ahora no tengo tiempo de extenderme, dejo esto a modo de prólogo.

Mi calle tiene menos de 500 metros, seguro. Y sin salir de ella hay:

- Una cafetería.
- Una zapatería.
- Una peluquería de caballeros.
- Un bar.
- Un todo a 100 (chino)
- Una peluquería de señoras.
- Un hipertextil.
- Una tienda de cosas para manualidades y bellas artes.
- Un colegio de monjas.
- Una clínica veterinaria.
- Una panadería (la de siempre, hoy regentada por chinos)
- Una librería-papelería.
- Un UDACO.
- Una óptica.
- Un almacén de pinturas.
- Un bar (hondureños)
- Una tienda de frutos secos (señora uruguaya)
- Un restaurante chino.
- Un bar (dominicanas)
- Una tienda de repuestos para coches.
- Un ciberlocutorio (peruanos)
- Una guardería pública.
- Un colegio público.
- Una tienda de alimentación (chinos)
- Un Cajamadrid.

Aún hoy, en el 2007, todo el barrio es así: tienes todo lo que necesitas sin tener que moverte demasiado. Las casas tienen tres o cuatro pisos máximo. Sales a la calle y en 200 metros saludas fácilmente a una media de cinco o seis personas (en las horas de poco tráfico). Es evidente que la calidad de vida brilla por su ausencia, porque las casas no tienen jardín de 10 metros cuadrados donde poner la barbacoa y, para mas inri, estamos encajonados entre la Casa de Campo, toda llena de cagarrutas de oveja, y el parque de los pinos. Puedes ir andando a comprar el pan y el peródico o tomarte una caña (y seguro que hay alguien con quien charlar); no tienes ninguna necesidad de coger el coche si no quieres (en la esquina paran el 31, el 36, el 39, el 65, el 138 y la camioneta, y en la esquina de más allá, tienes el metro; y a una parada de metro, tres de autobús o un paseo, la estación de cercanías. En fin: un asco, oiga.

(continuará)

25/2/07

Aquellos maravillosos años





A Alicia Liddell le ha dado últimamente por remover en su siempre instructivo blog los recuerdos de una generación al completo. ¡Caramba!, cuando yo nací ni siquiera se habían celebrado los 25 años de paz. En el mundo en que yo era un niño, el papel higiénico se llamaba "el elefante" y convertía la más sencilla de las operaciones en algo más que complejo; Aún he visto recoger la basura por el centro de Madrid en carros tirados por mulas (que desde mi escasa estatura me parecían gigantescas) llenas de moscas. Los semáforos eran a rayas rojas y blancas, con un pincho encima y la iluminación de las calles era de gas: todas las noches, el farolero iba con su pértiga encendiendo las farolas.

En la esquina de mi casa estaban "los del organillo", que vivían en un carro y -eso- tocaban el organillo y sacaban algo de lo que les daba la gente. Su presencia me mantenía en un estado entre la piedad y el horror. Mis abuelos maternos vivían en Sainz de Baranda esquina Doctor Esquerdo. Hoy pleno centro más o menos. Cuando yo era pequeño, desde la ventana de su dormitorio veía pastar las ovejas por donde ahora está la M-30. Había dos cosas que me encantaban: ver pasar a los grises a caballo (que, según me decían, venían de la plaza de toros) y pasar por Doctor Esquerdo los coches fúnebres negros o blancos, tirados por caballos empenachados que iban o venían del cementerio de La Almudena. Desde luego, los caballos de los grises eran todavía más gigantescos que las mulas.

La tele era en blanco y negro y sólo había una cadena. Luego salió una cosa llamada UHF; así que teníamos el UHF y "la normal". Tenía un horario muy restringido e incluso paraba a mediodía; además se veía fatal, y eso proporcionaba al cabeza de familia innúmeras ocasiones de lucimiento: Cuando la imagen empezaba a subir y bajar a toda velocidad, o directamente se convertía en nieve, el paterfamilias se levantaba con un "ya estamos otra vez..." y se ponía a girar botones que a los niños nos estaba absolutamente prohibido tocar, hasta que la cosa volvía a funcionar relativamente. Sólo veíamos series americanas antiguas: esos grandes clásicos, dobladas al español de una forma increíble. Era la época en la que nuestros cantantes (Karina, Miguel Ríos) seseaban de un modo que hoy produce sonrojo para parecer más modernos.

Esas series americanas que fueron nuestras referencias culturales por encima de las que intentaban inculcarnos trabajosamente en el colegio, son las que rememora Alicia de modo enciclopédico: Viaje al fondo del mar, La conquista del espacio (vulgo Star Trek) El virginiano, El agente de CIPOL, El túnel del tiempo, Los vengadores... Aunque no lo sabíamos, eran nuestra ventana a otro mundo: un mundo donde unos coches enormes circulaban por unas carreteras grandísimas, llenas de carriles y que se cruzaban unas por encima de otras que se llamaban "autopistas"; donde había teléfonos con teclas en lugar de disco, donde la policía iba en una cosa llamada "coches-patrulla" (los de Área 12, por ejemplo) y, sobre todo, un mundo donde había unas cosas llamadas computadoras, que eran como armarios llenos de lucecitas con una especie de cintas de magnetofón que giraban todo el tiempo y que lo sabían todo.

Su influencia no fue desdeñable: Aún recuerdo el primer anuncio en el que un cabeza de familia le decía a su amante esposa: "te voy a ayudar a fregar los platos, como los maridos de las películas americanas". No me acuerdo bien, pero imagino que sería de algún lavavajillas, claro. Al fin y al cabo, los grandes cambios empiezan por las cosas pequeñas.
Me había confundido y había puesto VHF en lugar de UHF, lo que en una articulillo nostálgico como éste es imperdonable. Por fortuna, la homenajeada me ha advertido a tiempo y he podido corregirlo.

23/2/07

El Honor del gusano

Mientras se me ocurre algo no relacionado con la actualidad informativa, aquí va otro de mis socorridos cuentos de guerra para pasar el rato. Conste que algunos amigos y el Registro de la Propiedad Intelectual son testigos de que es anterior al primer libro de Alatriste.
...porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y, sin mirar cómo nace,
se mira cómo procede
Don Pedro Calderón de la Barca
soldado de Ynfantería española
Ya conocía la sensación. Siempre era igual y sus muchas cicatrices lo sabían: El redoble de los tambores. Los tambores y los hombres marcando el paso, pica al hombro, al encuentro del enemigo. Franceses, luteranos o flamencos, tanto da. Los jóvenes miran en torno tratando de parecer valientes. Los viejos miran adelante, imaginando lances para no pensar en nada. El era de los viejos.

Pero, en seguida, las picas apuntan al frente, vienen los caballos, las filas se detienen; hay pistoletazos, alguno cae; abren fuego los mosqueteros: caen caballos y jinetes; se avanza nuevamente. Baten los tambores y el polvo oscurece el cielo. En alguna parte truena una bombarda. Miedo. Huecos en las filas. Un amigo menos. Voces de “teneos firmes”, ayes: “Confesión”... La batalla: hierro contra hierro, hombre contra hombre. Una carga de caballería, y luego otra; se mantiene el muro de las picas y, de repente, se corre, se grita, todo es confusión, amigos y enemigos mezclados: baten los tambores, los tambores... Los cañones callan, salvo a lo lejos, los mosquetes ya no pueden disparar y todos echan mano a los hierros. Ya no hay sitio para las picas, se combate –se muere- con la espada, con el puñal, o con los dientes. Chispas, sangre y ruido.

Lope de Mendaña se encontró solo con tres o cuatro soldados de los bisoños, perdido en el caos. Era uno de esos momentos de calma en que la batalla parece haberse olvidado de ti. Pensó en sus largos años de guerrear y en que siempre era lo mismo: siempre hay un momento en que te quedas solo y hay oportunidad de ser cobarde. Miró a los soldados, que vigilaban alrededor y vio su miedo. Uno le preguntó: “Lope, ¿qué hacemos?”. “Matar enemigos, demonio”. Buscó a los tales enemigos, pero no los vio, al menos vivos.

Pensó que era viejo, que había encanecido al servicio de Su Majestad sin otra paga que ver mundo y muchas heridas: Si hubiera pasado a las Indias como su hermano Antón, siquiera tendría hacienda que legar a sus hijos; mas, por no tener, ni hijos tenía, como no fueran de alguna putilla con que hubiera holgado. Pronto vendría una mala herida y se vería como tantos soldados impedidos mendigando de los jóvenes un jarro de vino a cambio de historias. Andrés, que se enrolara cuando él, de tambor con Don Alejandro Farnesio, ascendió a Alférez y era ya Capitán con su propia compañía; Bernal, de Medina como él, era Sargento Mayor en Italia. Los demás habían muerto o no sabía de ellos; en cuanto a él... Después de treinta años, cabo. Cercano a morir de mala manera y sin un maravedí. Claro es que, de haberlo tenido, se lo habría jugado la noche antes.

De súbito, Pedro, uno de sus gañanes, gritó: “¡Que vienen, que vienen!”, y así era: Entre el polvo venían unos jinetes. Lope escondió a sus hombres tras de unas peñas que había y los mantuvo quietos hasta que los franceses estuvieron encima; entonces gritó “¡¡A por ellos!!” y saltó adelante, con su media pica, de modo que el que iba primero se la encontró en la cara. Rodó por tierra con el caballo y el que iba tras él tropezó y cayó del mismo modo. “¡Venga, venga, hideputas!”, gritó, y los mozos gritaron y dieron sobre ellos, los franceses, que caracoleaban los caballos y repartían mandobles sin saber de dónde los atacaban. La pica se le había quedado hincada en la celada del caballero y echando mano al espada (la única herencia de su padre, pobre pero hidalgo) se metió en la liza. Uno de los jinetes le dio un tiro en un ojo al Pedro, pero Lope -que era viejo-, acercándose por detrás le segó los tendones de las patas al caballo, que se derrumbó relinchando que daba pena. El caballero estaba aturdido del golpe; echose sobre él, le pisó la mano de la espada y su daga, que era tiesa como un clavo, se la metió entre las rejas de la celada, dándole golpes con una piedra hasta que dejó de gritar el francés.

En eso, sólo quedaban tres enemigos que se disponían a huir, cuando Lope oyó que a uno le decían “Monseñer”, que era señal de respeto y vio la banda que llevaba sobre el peto, con que se dijo que ese tal no debía escaparse. Miró alrededor con rabia y vio un par de pistolas en el arzón de una silla; las cogió y disparó al pasar a su lado el jinete, con tal suerte que rompió una pata al caballo, que tropezó y cayó, arrastrando consigo al jinete. Lope le cortó el cuello al animal para que no coceara más y se acercó. El caballero tenía una pierna bajo el cuerpo del bruto y no podía valerse; además, había perdido la espada. Le quitó las pistolas y miró en torno. Uno de los que huían lo lograba y sus hombres mataban trabajosamente al otro, que pedía cuartel.

Estaba muy cansado. Se limpió el sudor que le corría por la cara dejando surcos en el polvo. Respiró hondo. Los llamó y les dijo “Muchachos, creo que hemos hecho el día que, si no me equivoco, éste es su general”. Se acercaron mientras él cortaba con un cuchillo las correas del yelmo para sacárselo y, como el otro se resistía, le dio un puntapié. Le descubrió la cabeza y vio que tendría su misma edad, pero de facciones finas y pálido el semblante: éste no parecía viejo, como quien ha llevado buena vida y desconocido el hambre. “Rendíos”, le dijo. El otro sonrió displicente y le preguntó en buen castellano: “¿A ti, soldado?”. “A mí no: al Rey”.
El noble señaló su espada, caída a unos pasos, sin dejar su sonrisa. Uno de los mozos la cogió y se la trajo, y era muy rica, con muchos gavilanes, llena de dorados y de calados en la hoja. Lope la miró y luego la suya, recia y toda de acero, y con melladuras. El francés habló con la misma sonrisa superior: “Hoy te has hecho rico, soldado”, y hablaba en castellano por que lo entendiera. Los demás, que eran tres al haber muerto el resto, lo miraron con ojos codiciosos y se acercaron más. Lope estudió el arnés completo del caído, muy rico, de acero pavonado, todo volutas y damasquinados, y luego su propia coracina, toda rozaduras y jirones que se veía el hierro, y bajo ella, la cota de mallas, remendada cien veces. Y como el noble francés le mirase y seguía sonriendo, le dijo: “Sí, ríase vuesa merced, que de poco le han valido sus ricas armas este día”. A lo que el otro repuso: “Tan ricas como éstas podrás llevarlas cuando cobres mi rescate; ya has hecho tu fortuna”.
Y había tal desprecio en su expresión que el soldado se lo quedó mirando muy fijamente y le preguntó: “¿Así que piensa vuesa merced que nosotros luchamos y morimos para cobrar rescates y hacernos ricos?”, a lo que el general contestó mostrando el campo y a sí mismo: “Eso me parece”, y seguía sonriendo muy seguro de sí. Mucho le dolió a Lope aquella respuesta y más aún aquella sonrisa, pues se levantó con la espada en la mano y dijo “Vea vuesa merced como no”, dicho lo cual, le dio un tajo que le dejó la cabeza medio separada del cuerpo.

Sus compañeros quedaron espantados de ver esto y uno de ellos le dijo: “Lope, ¡qué locura!” A lo que él repuso muy tranquilo, sonriendo a su vez mientras limpiaba la espada con la banda blanca del general: “Locura, tal vez... ¡Pero qué gesto!”.

17/2/07

Una de mapas de la Primera Guerra Mundial



Aquí están los mapas que quienes saben me han pedido. Qué creíais, ¿que no los tenía a mano? Jeje. Bueno, me encanta que queráis disfrutar de la intimidad de mi emilio, pero yo preferiría que lo empleárais para hacerme proposiciones indecentes; las cosas de los posts, ¿por qué no las contáis en comentarios para que se entere todo el mundo y el blog quede como más vistoso? No me importa nada ¿eh?, que conste.

Bueno, pues el primero es el del Pacífico Sur como quedó despues de la Primera Guerra Mundial y puede verse que todas las antiguas posesiones alemanas fueron entregadas a Japón como mandato de la Sociedad de Naciones. Ya se sabe que la Sociedad de Naciones acuñó el término “mandato” porque quedaba mucho más democrático que “botín”.

En medio de las Carolinas, Marquesas, etc., se ve un cuadradito que es Guam y pertenece a USA. Es que Guam se lo quitaron los estados Unidos a España en la guerra de 1898 y existe la jugosa anécdota de que, cuando llegó la escuadra yanqui a la vista de la isla, una batería de costa española abrió fuego. Pegaron unos cuantos cañonazos y pararon. Una chalupa de vapor se acercó al buque insignia y un oficial pidió permiso para subir a bordo. Los yanquis, muy sorprendidos, le dijeron que bueno, que subiera. El oficial español saludó muy correctamente al almirante americano y le pidió disculpas en nombre del Gobernador por no haber hecho todas las salvas de ordenanza, pero que es que andaban muy mal de pólvora y no estaba la cosa para gastarla, que esperaba que lo comprendiera y no se lo tomara a mal.

El almirante, muy cortés, le dijo, que si es que no se habían enterado de que España y Estados Unidos llevaban una temporada en guerra. Gasp. Pues no, la verdad. Pues eso es lo que hay; en realidad, nosotros veníamos a invadir. Pues creo que ya he hablado más de la cuenta, en fin... Bueno, pues de ahí el cuadradito.






En cuanto al otro mapa, es el del tratado que hicieron en el 16 el Señor Sykes y el señor Picot del que todo el mundo ha oído hablar. Como puede observarse, todo lo que hasta los años 20 se conocía como “Siria”, se llama así: Siria. La zona azul maciza es la que se quedaba directamente Francia, y la Roja Maciza, la que se quedaba directamente Inglaterra. Las no macizas, eran “zonas de influencia”. Como puede apreciarse, la zona francesa se quedó en mucho menos porque Mustafá Kemal no les dejó meterse en Anatolia (a pesar de que lo intentaron bastante hasta el año 21 o 22, usando al ejército griego para invadir, como usaban al polaco en Europa contra la URSS) y hasta consiguió que en el último momento le dejaran también el sandjak de Alejandreta.

Por otra parte, la zona de Mosul, que también era para Francia, se la pasaron a los ingleses antes de darse cuenta, los muy torpes, de que estaba llenita de petróleo, a cambio de una participación en la compañía petrolífera de Irak (más el consabido porcentaje de Gulbenkian). Lo único reseñable es que aparece el previsto mandato internacional para Palestina, que en 1916 no tenía nada que ver con Israel (la Declaración Balfour es del año siguiente) sino, supuestamente, con la cosa de los Santos Lugares. Como puede verse, tampoco está Transjordania, porque aún faltaban unos años para que a Churchill se le ocurriera la idea de inventarse otro país para mantener a Ibn Saud apartado del Mediterráneo.

Hala, mañana, más.

15/2/07

Seguimos con la Primera Guerra Mundial




Por alguna extraña razón, en el bar seguimos con la Primera Guerra Mundial. Al parecer, en 1914 todo el mundo confiaba en algo llamado "la apisonadora rusa". Tal cosa consistía en la pretendida aplastante superioridad numérica del ejército imperial ruso, que arrasaría al ejército austrohúngaro y al alemán. Ese fue el principal motivo de la altanería francesa y, al fin y al cabo, de que una limitada operación de castigo Austro-serbia, degenerara de la manera más tonta en la Primera Guerra Mundial y lograra la cifra récord (por un tiempo) de 20 millones de ciudadanos muertos.


Cuando Rusia invadió Alemania en 1914, provocó algunos problemas (cuando aquí se habla de "problemas", entiéndase unos cuantos miles de muertos. “Serios problemas” es algunos cientos de miles), pero ninguno demasiado irresoluble. El Estado Mayor Alemán tenía claro que la apisonadora rusa no existía, pero lo sorprendente es que todos los demás lo creyeran después de las últimas guerras libradas por Rusia: La de Crimea, la siguiente ruso-turca en la que ocurrió lo de Plevna, y, sobre todo, la ruso-japonesa, en la que la catástrofe militar habría sido ridícula, de no ser por las dimensiones de la tragedia.


El ejército ruso hizo una demostración palmaria de incapacidad (aunque Kuropatkin fuera todo un caballero), con la honrosa excepción de la Brigada Mahou (no es invento mío, lo juro) y algunas sotnias cosacas a las que se unió nuestro juguetón capitán La Cerda, de los Húsares de Pavía, que andaba por ahí de misión en 1905 y al parecer aprovechó para descabezar algunos japoneses, con la desaprobación de su jefe el Marqués de Mendigorría.


Si la cosa se hubiera limitado al hecho de que Rusia quería mantener cierta fortaleza serbia (por la cosa de la sempiterna tendencia a controlar los estrechos o, en su defecto, los Balcanes: ya se sabe, el empuje ruso hacia mar abierto), que el Imperio Austrohúngaro quería evitar que los serbios se le desmandasen más de la cuenta; que Alemania tenía que echar un cable a Austria-Hungría y que Francia tenía que apoyar a Rusia por sus pactos y porque tenía cuentas pendientes con Alemania, y -sobre todo- de que los que mandaban eran todos absolutamente gilipollas y una banda de incompetentes, la cosa no habría pasado a mayores, tal vez. Yo creo que, de no ser por Francia, los alemanes y los rusos habrían acabado entendiéndose después de unos pocos cientos de miles de muertos. Lo malo es que por detrás -también- estaban los ingleses, que eran los principales interesados, pinchando. (y produciendo algunos malentendidos, como hemos visto)


La raíz del problema era que Alemania se estaba poniendo demasiado levantisca con la cosa de adecuar su influencia política a su nivel económico, y -aparte de colonizar sitios no demasiado disputados (de eso hablaremos en otro momento: la mayor parte de los archipiélagos del Pacífico Sur por los que zascandileaba Corto Maltés cuando aún estaba a las órdenes del Monje, que tras la PGM le fueron entregados en fideicomiso al Japón por la Sociedad de Naciones, y levantar el Camerún a los ricos españoles)- estaba empezando a poner las zarpas en Oriente Medio y había pergeñado con los turcos una cosa llamada ferrocarril Berlín-Bagdad-Basora que, entre otras muchas cosas, parecía considerar que el Imperio Otomano tenía alguna clase de derecho a seguir existiendo (aunque sólo fuera por interesarle a Alemania). Y eso, ya, tocaba los cojones a los rusos (que seguían con sus eternas expectativas de mares abiertos) y al Imperio Británico, (que ya los tenía). Y de rebote -lo que fue decisivo- al protoimperio estadounidense que ya merodeaba por Persia.


Los telegramas del post del otro día son una pequeña muestra de algo: al parecer, nadie quería realmente meterse en una guerra como la que al final se dio. Pero parece ser que eso ocurre siempre, dado que los políticos -que son los que empiezan las guerras- tienen una capacidad de aprendizaje que tiende firmemente a cero, cosa comprobada desde los tiempos de Pirro. Al final, la Primera Guerra Mundial tuvo un único vencedor, que fueron los Estados Unidos: esperaron pacientemente hasta que los contendientes estuvieran adecuadamente desangrados y, entonces, intervinieron para inclinar el fiel de la balanza hacia su estado nº 51 (como volverían a hacer en los años 40) Entre tanto, se dedicaron a prestar altruistamente dinero para que los estúpidos europeos siguieran masacrándose; dinero que luego sería recuperado implacablemente, mientras los europeos se embargaban entre sí para poder pagarlos. Esa operación se repitió a escala teratológica en la Segunda Guerra Mundial. La Primera hizo tambalearse la hegemonía europea; la Segunda, la enterró definitivamente. Los neoliberales (antes fascistas) siempre nos recuerdan que Roosevelt salvó a Europa de Hitler. Falso: quien salvó a Europa de Hitler fue Pepe Stalin, al precio de 20 millones de ciudadanos soviéticos. Otra cosa es que, de esa Europa salvada, se quedase con la mitad.


La Primera Guerra Mundial produjo dos de los problemas que aún hoy en día condicionan el panorama mundial, y los dos los provocó el Gobierno francés (su jefe: el Tigre Clemenceau, un tipo bastante desagradable): Todo el caos centroeuropeo que dio lugar a la Segunda Guerra Mundial y que, aún hoy día sigue llenando portadas de periódicos, a base de guerras balcánicas: vbgr. Bosnia, o Kósovo. Y Oriente Medio (ahora próximo).


Fue Francia (apoyada por ese supuestamente seráfico presidente llamado W. Wilson) la que se empeñó en desmembrar el Imperio Austrohúngaro y en inventarse estados a diestro y siniestro por Europa, cosa que aún estamos pagando, y, por otra parte, la que se empeñó en hacer valer sus inmarchitables derechos sobre el Levante, dado que, al parecer, la República Francesa había heredado por derecho divino los reinos cruzados en lo que se decidió que iba a ser Siria y Líbano (de hecho, lo que hoy llamamos Líbano es un sangriento invento Francés) Todo el follón que hoy tenemos en Oriente Medio (hoy Próximo: me imagino que por la cosa de los aviones e internet) viene de las tonterías imperialistas francesas para quitarse su complejo de inferioridad desde que Napoleón perdió y de que los Estados Unidos estaban siempre detrás para terminar de jorobar la cosa. Todo estropeando las construcciones del imperialismo británico que, por lo menos, tenían alguna clase de sentido común.


Realmente, provocó otro problema no despreciable, que fue que nunca sabremos cómo habría podido ser "el socialismo", ya que, tras el armisticio de 1918, la Gran Guerra se prolongó hasta bien entrados los años 20 en un intento al final fallido de aniquilar a la naciente Unión Soviética, con los Ingleses y Franceses usando como carne de cañón en Occidente a Polacos, checos, bálticos y demás colindantes, junto con los rusos blancos de Denikin y Wrangel. En Oriente, americanos y japoneses (juntos, ojo) hacían cosas raras por Siberia, Manchuria y la Transbaikalia en general, en apoyo de los rusos blancos que por esta parte mandaba más Kolchak (sin olvidarnos del bueno de von Ungern Sternberg, Ungern Khan, conquistando Urga y tal). Bueno, no es tan simple, pero para empezar no está mal. Lo que sí es cierto es que Blücher seguía pegándose con los japos bien entrados los 20 allá por Manchuria.


Lo que siempre resulta fascinante de todo esto es que en esas guerras terroríficas que los ricos organizan para pelearse entre ellos, lógicamente, no se amasacran los ricos, sino los pobres e incluso la clase media (alguien tiene que proveer el cuerpo de oficiales una vez que la nobleza ha ido aburguesándose y anda algo desprestigiada) y, todo ello, por una serie de planteamientos bastante primarios acerca del honor, la libertad, etc. (vid. “Gorilas en la niebla”)Como yo he tenido 18 años y me sé un montón de canciones, ("Nuestra Espaaña Gloriosa, nuevamente ha de seer la nación po-derosa que jamaás dejó de vencer") puedo entender que haya guerras: hay que aprovechar mientras haya gente joven dispuesta a dejarse liar y enviar a ser despanzurrada. Luego, enseguida, la cosa rueda por sí misma: ahora que ya no se respeta nada, en cuanto hay suficiente gente que ha visto cómo violan a su madre o a su mujer ante sus ojos e hijos que han visto castrar a sus padres, ya no hay que apelar a banderas o a entelequias ideológicas: el sentimiento natural de la venganza hace el resto. Lo malo es que, cuando los ricos consiguen lo que querían, la naturaleza sigue su curso y ya no hay quien pare el lío que han organizado.


Robert Graves, en "Adiós a todo eso", tras contar sus experiencias de la Primera Guerra Mundial (capitán a los 19 años, mandando un batallón de cuando los batallones eran batallones, o sea: mil tíos, con una docena de heridas de guerra y bastante neurasténico) nos da la receta de cómo acabar con las guerras: Que sólo puedan ir a ellas los mayores de cuarenta años, y los jóvenes, animando a sus papás que marchan al frente, agitando banderitas en la estación y cantando Tipperary.


(Nota: cuando hablo de países, obviamente, me refiero a sus ricos y gobernantes -generalmente coincidentes: éstos como criados de aquéllos- y no al vulgo promiscuo, ya que las actuales multinacionales aún estaban en fase experimental)

13/2/07

El Señor Finisterre




Una prueba más del inaudito grado de degeneración que está alcanzando el solar patrio, es que la primera página de los periódicos de hoy está copada de noticias por completo irrelevantes, cuando resulta que ayer se murió el Señor Finisterre.

El Señor Finisterre fue uno de esos benefactores callados de la Humanidad que, de puro legendario, parecen diluirse entre las brumas del Wallhalla y hasta llega a dudarse de su existencia terrenal. Pero la tenía, si señor. Tanto que hasta me fue conferido el privilegio inaudito de que me lo presentaran hace años. Ocurrió en la Feria del Libro Antiguo de Recoletos (en el 95 o 96, creo) y el ínclito Serafín, uno de mis escasos maestros en el arte de la librería de viejo, me dijo: "Ven para acá, que te voy a presentar a alguien muy importante." Le seguí a su caseta, donde estaba sentado en la banqueta de los invitados un señor de aspecto venerable, que despedía un aura especial. "El Señor Finisterre, mi amigo Carpzovius."


Me tendió educadamente la mano, yo la estreché y, en ese momento, uno de esos momentos que te cambian la vida, Serafín dijo:


"El Señor Finisterre es el inventor del futbolín".

...Y no pienso decir más.

Antes de que nadie me pregunte, ya lo digo yo. Aunque seré breve, que estoy harto del tema y, al fin y al cabo, ya van saliendo sobre el particular voces sensatas y más visibles que la mía. Sentencia del Tribunal Supremo sobre el tipo de la huelga de hambre:

Según la tradicional nueva costumbre de filtrar a la prensa las resoluciones judiciales antes de que se publiquen conforme a la Ley, esta mañana venía en los periódicos que el pleno de la Sala 2ª del Tribunal Supremo ya tiene decidida su sentencia. (otra costumbre que se está haciendo constante: la avocación al Pleno para diluir entre todos la responsabilidad de decisiones que deberían tomar los Jueces predeterminados por la Ley: los terroristas no lograron acojonar a los Jueces en los tiempos más duros de ETA; la COPE y El Mundo, parece que sí)

Al parecer, han decidido revocar parcialmente la Sentencia de la Audiencia Provincial y dejar la cosa en tres años. Se tipifican los hechos como constitutivos de un delito de amenazas (no terroristas) en concurso ideal con un delito de enaltecimiento del terrorismo, y lo condenan a tres años, lo cual es algo razonable para dichos delitos.

Lo que está claro es que han intentado reparar las barbaridades que han ocurrido hasta ahora en relación con el caso; pero evitando absolver a De Juana porque sería un escándalo nacional, primero, por reconocer que le han tenido dos años en prisión preventiva siendo inocente (que ya jode: De Juana inocente de algo) y segunda, por la que se iba a liar. En todo caso, se va a liar porque aquí a la Justicia ya no la respeta ni Dios.

Lo que pasa es que en la Sentencia de la Audiencia, se consideraban amenazas las manifestaciones del tipo en sus artículos por el hecho de que era un terrorista peligrosísimo que señalaba objetivos, etc. Si se decide que las amenazas no tienen carácter terrorista, no existirían tales amenazas. No obstante, sí cabría tal vez lo de enaltecimiento del terrorismo, que es un delito de reciente integración en el Código Penal de los tiempos en que el Pacto Antiterrorista entre el PP y el PSOE permitió introducir nuevos delitos de opinión que añadir a los que ya habían ido apareciendo desde el nuevo Código Penal. (El código penal de la democracia -PSOE gobernante- que, atendiendo al clamor popular, implantó de tapadillo la cadena perpetua para ciertos delitos)

En todo caso, dado lo leve de la pena, que permite que lo pongan de patitas en la calle ya mismo, por tercer grado y en cuanto engorde un poco en libertad condicional, está claro que el Supremo no se cree lo de las amenazas y está tratando de templar gaitas. Como se ve, en esta ocasión no ha habido líos de progresistas y conservadores y todas esas cosas a que los medios nos tienen acostumbrados. (Imagino que ahora todos los magistrados serán malísimos por igual)

Y no pienso decir más. Me remito a lo ya comentado el otro día en Psicópata, literato y mártir.

11/2/07

Telegramas de 1914





Un amiguete con el que tuve una charla la otra noche sobre el principio de la Primera Guerra Mundial me sugiere que publique aquí unos telegramas cruzados entre el Zar y el Kaiser, justo antes de declararse la guerra, de los que hablábamos en nuestra conversación. Bueno, pues aquí están. De regalo, unos entre el Rey Jorge V y el Kaiser, también justo antes de cruzar la línea de no retorno. Estos son interesantes, porque sugieren cómo el Gobierno alemán trató de agarrarse a un clavo ardiendo, en el último momento, para evitar la guerra con Francia y, claro, no era más que una mala interpretación.

Soy adicto a esos libros de colorines que recopilan los documentos diplomáticos de antes de empezar las guerras y que publican (o publicaban) los Gobiernos justo al poco de empezarlas para dejar clarito que ellos no tenían la culpa de nada y que habían sido los demás. A la larga son la mar de interesantes, porque intentan reflejar la postura oficial de por qué nosotros somos los buenos de antes de empezar; que por lo general difiere bastante de la de después de la guerra, que es la que luego estudiamos de niños en los libros de Historia y usan los columnistas y sesudos colaboradores.
Extraídos de: Ministerio de Negocios Extranjeros de Francia, "Documentos relativos a las negociaciones que han precedido a las declaraciones de guerra por Alemania a Rusia (1º de Agosto de 1914) y a Francia (3 de Agosto de 1914). Declaración del 4 de Septiembre de 1914.".- (P. Orrier, Editor, Paseo del Prado, 20, Madrid. MDCCCCXIV.)


I.- El Emperador Guillermo al Emperador Nicolás.

28 de Julio de 1914 (10,45 de la noche)

Recibo informes que me causan la mayor inquietud acerca de la impresión que produce en Tu Reino el proceder de Austria-Hungría contra Servia. La agitación sin escrúpulos, que desde años se ha practicado en Servia, ha conducido al monstruoso atentado de Sarajevo, cuya víctima fue el Archiduque Francisco Fernando. El estado de espíritu que llevó a los servios al asesinato de su propio Rey y su esposa predomina aún en ese país. Estoy seguro de que Tú pensarás como yo, que nosotros, Tú y yo, y todos los demás Soberanos, tenemos un interés común en insistir en que todos los moralmente responsables del horrible asesinato sufran su merecido castigo.

Por otra parte, no se me oculta en lo más mínimo lo difícil que es para Ti y Tu Gobierno oponerse a las corrientes de la opinión pública. Por consiguiente, en atención a la cordial amistad que nos liga a nosotros dos desde largo tiempo, estrechamente, hago valer toda mi influencia para inducir a Austria-Hungría a que procure una avenencia franca y satisfactoria con Rusia. Tengo plena confianza en que me apoyarás en mis esfuerzos por vencer todas las dificultades que aún pudieren surgir.

Tu muy sincero y adicto amigo y primo,

Guillermo.


II.- El Emperador Nicolás al Emperador Guillermo.

Palacio de Péterhof a 29 de Julio de 1914 (una de la tarde)

Me alegro de que hayas regresado a Alemania. En este momento tan grave Te ruego encarecidamente que me ayudes. Una guerra vergonzosa ha sido declarada a un país débil; participo plenamente de la indignación que esto ha producido en Rusia.

Preveo que muy pronto deberé ceder a la presión que se ejerce sobre mí, y me veré obligado a adoptar medidas que conducirán a la guerra. Para prevenir una desgracia, como lo sería una guerra europea, Te pido, invocando nuestra antigua amistad, que hagas lo posible para evitar que tu aliado extreme las cosas.

Nicolás.


III.- El Emperador Guillermo al Emperador Nicolás.

29 de Julio de 1914 (6,30 de la tarde)

He recibido Tu telegrama y coparticipo en Tus deseos en favor del mantenimiento de la paz. Sin embargo -como Te dije en mi primer telegrama- no puedo considerar el proceder de Austria-Hungría como una "guerra vergonzosa". Austria-Hungría sabe por experiencia que no es posible fiarse de las promesas de Servia, cuando sólo están en el papel.

Opino que el proceder de Austria-Hungría debe considerarse como una tentativa para conseguir plena garantía de que las promesas servias sean confirmadas por los hechos. En esta opinión me fortalece la declaración del Gabinete austriaco de que Austria-Hungría no pretende conquistas de territorio a costa de Servia.

Por consiguiente, creo que es muy factible para Rusia desempeñar en la guerra austro-servia el papel de espectador, sin arrastrar a Europa a la guerra más horrible que ha conocido.

Creo que es posible y apetecible una avenencia directa entre Tu Gobierno y Viena, avenencia que -como ya Te telegrafié- mi Gobierno se empeña en fomentar con todos sus medios.

Naturalmente, medidas militares de Rusia, que pudieran ser interpretadas por Austria-Hungría como una amenaza, necesariamente precipitarían una desgracia, que ambos nosotros deseamos evitar, y socavarían también mi misión de mediador, que he aceptado apresuradamente cuando has apelado a mi amistad y auxilio.

Guillermo.


IV.- El Emperador Guillermo al Emperador Nicolás.

30 de Julio de 1914 (una de la madrugada)

Mi Embajador ha recibido orden de llamar la atención de Tu Gobierno sobre los peligros y graves consecuencias de una movilización; eso mismo Te lo dije en mi último telegrama.

Austria-Hungría sólo ha movilizado contra Servia y sólo una parte de su ejército. Si Rusia moviliza contra Austria-Hungría, según resulta de Tu comunicación y de la de Tu Gobierno, entonces peligrará y quizás fracasará la misión de mediador, que amistosamente me confiaste y que he aceptado, accediendo a Tu insistente ruego.

Todo el peso de la decisión descansa ahora sobre Tus hombros; ellos son los que tienen que cargar con la responsabilidad de la guerra o de la paz.

Guillermo.


V.- El Emperador Nicolás al Emperador Guillermo.

Péterhof a 30 de Julio de 1914 (1,20 de la tarde)

Te agradezco de todo corazón Tu rápida contestación. Hoy a la tarde despacho a Tatischeff, con instrucciones. Las medidas militares que ahora se hacen efectivas ya fueron resueltas cinco días ha, como defensa contra los preparativos austriacos.

Espero de todo corazón que estas medidas no influirán, en manera alguna, sobre Tu papel de mediador, cuyo valor estimo muy alto. Necesitamos de Tu fuerte presión sobre Austria para conseguir la avenencia entre ambos.

Nicolás.


VI.- El Emperador Guillermo al Emperador Nicolás.

31 de Julio de 1914 (2 de la tarde)

A Tu llamamiento a mi amistad y a ruegos tuyos de ayudarte, emprendí una acción mediadora entre Tu Gobierno y el Gobierno Austro-húngaro.

Mientras que esta acción se tramitaba todavía, Tus tropas fueron movilizadas contra mi aliada Austria-Hungría; y en su consecuencia, como Te lo manifesté ya, mi intervención llegó a ser casi ilusoria. No obstante, la continué.

En este instante recibo noticias dignas de crédito tocante a serios preparativos de guerra igualmente sobre mi frontera oriental. Teniendo que responder de la seguridad de mi Imperio, me veo precisado a tomar idénticas medidas defensivas.

He llegado hasta el límite extremo de lo posible en mis esfuerzos para mantener la paz. No seré yo quien soporte la responsabilidad del horroroso desastre que amenaza ahora a todo el mundo civilizado.

Aún en este momento, todavía depende de Ti impedirlo. Nadie amenaza el honor y el poder de Rusia, que bien hubiera podido esperar el resultado de mi intervención. Mi amistad hacia Ti y a Tu reino, que me transmitió mi abuelo en su lecho de muerte es siempre sagrado para mí, y fui fiel a Rusia cuando se encontró en la desgracia, sobre todo en Tu última guerra. En lo presente, la paz europea puede ser mantenida todavía por Ti, si Rusia se decide a suspender sus medidas militares que amenazan a Alemania y Austria.

Guillermo.


VII.- El Emperador Nicolás al Emperador Guillermo.

1º de Agosto de 1914 (2 de la tarde)

He recibido Tu telegrama, comprendo que Te veas obligado a movilizar, pero quisiera recibir de Ti la misma garantía que Te di, a saber, que estas medidas no significan la guerra y que proseguiremos nuestras negociaciones para el bien de ambos países y la paz general tan grata a nuestros corazones.

Nuestra larga y probada amistad debe, con la ayuda de Dios, llegar a impedir el derramamiento de sangre. Espero confiadamente una contestación Tuya.

Nicolás.


VIII.- El Emperador Guillermo al Emperador Nicolás.

Berlín, 1º de Agosto de 1914.

Te agradezco tu telegrama; ayer indiqué a Tu Gobierno el único medio por el cual podría aún evitarse la guerra.

A pesar de haber pedido una contestación para mediodía, no he recibido todavía de mi Embajador ningún telegrama conteniendo respuesta de Tu Gobierno. Me he visto, pues, en la obligación de movilizar mi ejército.

Una contestación inmediata, clara y sin equívoco de Tu Gobierno, es el único medio de conjurar una calamidad inmensa. Hasta que reciba esta contestación, me es imposible, muy a pesar mío, discutir el contenido de Tu telegrama. Debo pedirte categóricamente, ordenes sin demora a Tus tropas que no inicien el menor ataque a nuestras fronteras.

Guillermo.


(Extractos del Libro Blanco alemán, publicados como Anexo V)



1º. El Príncipe Lichnowsky, Embajador de Alemania en Londres, a M. de Bethmann-Hollweg, Canciller del Imperio alemán.

Londres, 31 de Julio de 1914.

Sir Edward Grey acaba de llamarme al teléfono y me ha preguntado si pensaba poder declarar que no atacaríamos a Francia, si Francia permanecía neutral en una guerra germano-rusa. Contesté que pensaba poder asumir la responsabilidad de esta declaración.

Lichnowsky.


2º. Telegrama del Emperador Guillermo al Rey Jorge V.

Berlín, 1º de Agosto de 1914.

Acabo de recibir la comunicación de vuestro Gobierno, ofreciéndome la neutralidad de Francia con la garantía de Gran Bretaña. A este ofrecimiento se halla ligada la cuestión de saber si, con esta condición, Alemania no atacaría a Francia. Por razones técnicas, mi movilización, que se ha decretado esta tarde sobre ambos frentes Este y Oeste, debe llevarse a cabo según los preparativos indicados.

La contraorden no puede darse y vuestro telegrama ha llegado demasiado tarde. Pero si Francia ofrece su neutralidad, que será entonces garantizada por la escuadra y el ejército inglés, me abstendré de atacar a Francia y conduciré mis tropas a otro lado. Deseo que Francia no muestre nerviosidad alguna. Las tropas en mi frontera están en este momento detenidas, por orden telegráfica y telefónica, en su marcha adelante allende la frontera francesa.

Guillermo.


3º. M. de Bethmann-Hollweg, Canciller del Imperio alemán al Príncipe Lichnowsky, Embajador de Alemania en Londres.

Berlín, 1º de Agosto de 1914.

Alemania está dispuesta a aceptar las proposiciones inglesas, si Inglaterra garantiza con sus fuerzas de mar y tierra la neutralidad francesa en el conflicto ruso-alemán. La movilización alemana se ha efectuado hoy para contestar a las provocaciones rusas y antes de que llegaran las proposiciones inglesas. Por consiguiente, nuestra concentración en la frontera francesa no puede modificarse. Garantizamos que, de aquí al lunes 3, a las siete de la tarde, la frontera francesa no será franqueada si el asentimiento de Inglaterra nos llega a tiempo.

Bethmann-Hollweg.


4º. Telegrama del Rey Jorge V al Emperador Guillermo.

Londres, 1º de Agosto de 1914.

En contestación a vuestro telegrama que acabo de recibir, pienso que ha habido mala interpretación en lo concerniente a una supuesta proposición que se hizo en el curso de la entrevista amistosa entre el Príncipe Lichnowsky y Sir Edward Grey, y en la que discutían el modo de que un conflicto armado entre Alemania y Francia pudiese retrotraerse hasta que se encontrase una fórmula de arreglo entre Austria Hungría y Rusia. Sir Edward Grey verá al Príncipe Lichnowsky mañana por la mañana para poner bien en claro que existe una mala interpretación por parte de este último.

Jorge


5º. El Príncipe Lichnowsky, Embajador de Alemania en Londres, a M. de Bethmann-Hollweg, Canciller del Imperio alemán.

Londres, 2 de agosto de 1914.

La sugestión de Sir Edward Grey, fundada en el deseo de conservar la neutralidad por parte de Inglaterra, se ha hecho sin previo acuerdo con Francia y, desde entonces, fué abandonada como fútil

Lichnowsky.

(Extractos del Libro Azul inglés, publicados como Anexo II bis )

9/2/07

Todos los caminos llevan al bar

Los veteranos saben que me lo paso la mar de bien mirando las estadísticas y cuán rocambolescos son los caminos que traen a la gente al bar. sin ir más lejos: búsquedas de Google de ayer:

- Necrológicas y esquelas en españa: 3er puesto de 36. Post: estamos locos o sólo gilipollas?

- Las premisas: 4º puesto de 1.400.000. Post: Cuando las premisas son falsas, pasa lo que pasa

- Manual de explosivos caseros: 24º puesto de 11.500. Post: Nos quedamos sin municiones?

- Operacion entebbe: 80º puesto de 797. Post: Una vez más, hasta los yarboclos

- Robert Nesta Marley: 6º puesto de 222.000. Post: Robert Nesta Marley

- Excrementos de oveja: 2º puesto de 45.300. Post: Excrementos ovinos

- Gallizo y el escudo contenidos: 2º puesto de 746. Post: Psicópata, literato y mártir

- Que quiere decir poligonera: ¡1er puesto! (bieeeeenn!!) de 177. Post: Lo he vuelto a hacer

- Iliada Homero personajes Criseida: 30º puesto de 170. Post: Perspectiva cultural IV

- Liddell Hart libros: 4º puesto de 209. Post: Los consejos del capitán

- Discusion del atrida y aquiles: 2º puesto de 175. Post: Perspectiva cultural IV

- Sobre cerveza mahou en españa: 6º puesto de 25.700. Post: portada del blog.

- Tipos maldiciones gitanas: 10º puesto de 30.900. Post: Experimento sociológico

Así que ya veis. Me lo paso pipa yo solo.

7/2/07

R.N.M. y el método experimental.

Como he decidido que, por un tiempo al menos, no me van a marcar la agenda ni los malditos politicastros de mierda, ni los periodistas, ni los terroristas, ni los magistrados del Constitucional, reflexiono sobre el hecho de que, a medida que cumplo años, voy identificándome más con aquello de que "cuando más conozco a los hombres, más aprecio a mi perro" (que creo que es de Schopenhauer en “El amor, las mujeres y la muerte”; pero, dado que es de esas citas que cada cual atribuye a quien le parece oportuno, no lo juraría)

Nesta no es propiamente mi perro, pero es una especie de sobrino perruno que cumple su función con bastante coherencia. Últimamente, lo saco con cierta asiduidad; incluso estos días atrás que hacía un frío de cojones. Pero a él el frío le da igual, ya se sabe: los schnauzer son inmunes al frío.

Nesta tiene dos pasiones básicas: la pelotita y las perritas. Afortunadamente, la pasión por las perritas sólo se le desborda cada equis meses, cuando están en celo. Por ejemplo, ahora. Se pone de los nervios correteando arriba y abajo en pos de rastros olfativos de carácter –al parecer- marcadamente erótico. Eso transforma nuestros agradables paseos nocturnos por el parque en una actividad estresante, que me obliga a llamarlo con cierta vehemencia cuando veo que ha pillado el rastro y está a punto de salir galopando hacia un hipotético y canino vaso idóneo.

Pero por regla general nos limitamos a la pelotita, que es su instrumento fundamental de influencia sobre mí.

Tenemos nuestras rutinas, según toque Casa de Campo o Parque de los Pinos. Las rutinas vienen de que, en su día, yo tracé los itinerarios más cómodos para mí y él los asumió como Ley natural. Ahora, si me desvío o altero el orden del recorrido, me mira como diciendo: “¿dónde vas, hombre? Si es por aquí” en realidad, la cosa tiene su importancia, porque una regla no escrita determina que hay que cagar antes de jugar con la pelota. Y, claro, si nos acercamos al sitio de jugar antes de tiempo, el pobre se ve obligado a cagar en cualquier parte donde haya tierra o hierba y me mira con cierto reproche mientras yo saco la puñetera bolsita de recoger heces caninas.

En principio, antes de jugar tenía que obedecer órdenes. Ya se sabe: Nesta: chapa el culo; Nesta: dame la pata. A ver: saludito, etc. Ahora es él quien lo hace nada más llegar al sitio de jugar. Y estoy seguro de que el muy cabrón piensa: “cuidado que son simples estos humanos, que me siento y les doy la pata, y me tiran la pelotita.”

Eso se observa sobre todo cuando yo decido que ya está bien de pelotita y la guardo. Entonces, me da con la pata, me mira con ojos de cordero degollado, se sienta, se tumba, me da la pata y, si lo ve jodido, hasta me hace el saludito, que es el colmo de ser perrito bueno. Y yo, como tiene previsto, saco la pelota y se la tiro un rato más.

Gracias a Dios, ha acabado percatándose de que la acción directa formato ponerse a ladrar, cogerme del bajo del pantalón (de más pequeño me jodió dos) o morderme los zapatos, por alguna extraña razón me cabrea mucho en lugar de motivarme para seguir jugando. Así que, a medida que se hace mayor, va perfeccionando su panoplia argumental para condicionar el comportamiento humano. Me preocupa porque sólo tiene tres años.

Y es que Nesta tiene una mentalidad eminentemente científica. Hablaba el otro día con un amigo veterinario y coincidíamos en que el sistema de aprendizaje de los humanos y los perros es fundamentalmente el mismo. Nesta emplea claramente el método experimental y tiene muy claro lo que es la repetitividad del experimento.

Por ejemplo: cuando yo me siento en el banco a echar el cigarrito, él se tumba en la hierba y se dedica a jugar solo con la pelota. Entonces, suele darle con la pata para que se mueva y tirarse a cogerla como si él no tuviera nada que ver con el hecho de que se mueva. Un día, por alguna razón, la pelota da un bote y sale por los aires a gran distancia, lo que –evidentemente- es mucho más divertido que el habitual deslizarse cosa de medio metro. Pues bien: Una vez atrapada la pelotita, Nesta se vuelve exactamente al mismo sitio donde estaba, coloca la pelota minuciosamente en el lugar exacto en que estaba antes (corrigiendo la posición varias veces) y repite con minucia exactamente los mismos pasos que dio en la ocasión anterior. Como la pelota se resiste a cobrar vida, repite una y otra vez los mismos movimientos, con paciencia alquímica, de modo que casi parece una película vuelta a pasar.

Hasta que, a la quinta o sexta vez, ¡Hop!, la pelota choca con el bordillo en determinado ángulo, bota, y él salta tras ella la mar de contento. Le falta aislar el factor que lleva a la pelotita a botar por los aires, que es el ángulo y velocidad de impacto con el bordillo. Pero observo que ya sólo se preocupa de colocar igual la pelota, y no a sí mismo. Calculo que en unos meses, lo pillará. Hay que reconocer que el chaval no va desencaminado en el procedimiento.

Y así me lo paso la mar de bien mientras fumo en el parque, ya veis qué cosa tan tonta.
Nesta ya había sido presentado en el bar: Aquí está en plena acción.

1/2/07

... Y no más Santo Tomás

El lunes fue la festividad de Santo Tomás de Aquino, es decir, un día sin colegio. Antes era algo generalmente aceptado, pero desde que la estructura sociolaboral patria ha cambiado, las cosas tienen otras repercusiones. Todo sigue funcionando como si el país estuviera compuesto de familias con un mínimo de cuatro hijos en las que el hombre trabaja y la mujer se pasa las horas muertas en casa haciendo esas cosas extrañas que hacen las mujeres cuando están solas, ya se sabe: principalmente limpiar compulsivamente en sitios que a ningún hombre se le ocurriría mirar jamás y hacer la comida mientras escuchan a Juana Ginzo en la radio. Y, si no, ver las fiestas de los colegios, los horarios de los bancos y de la Administración, etc., etc. Todo funciona igual, pero el hecho es que las mujeres, al menos un porcentaje sustancial, trabajan fuera de casa y, entonces, a ver con quién dejas a los niños.

El País, como no podía ser menos, recogía el tema en un artículo de relleno que me ha quedado fatal escaneado, pero ya veré si lo arreglo. La típica reportera aspirante a algo se dedica a entrevistar familias por ahí. Por alguna misteriosa razón, la estación de esquí de La Pinilla estaba llena:

“Nos hemos levantado a las siete de la mañana para ir a esquiar a La Pinilla y al llegar nos hemos tenido que volver. Allí estaba medio Madrid”.

Yo me pregunto: ¿La mitad de los madrileños con hijos son profesores amantes del esquí? Tras un repaso de centros comerciales y burgers, sitios predilectos de llevar a los niños el día de asueto (o los únicos –junto con La Pinilla- a los que se le ha ocurrido ir a la reportera), nos cuenta que:

“De los 850.000 madrileños que tienen entre 3 y 14 años, al menos un tercio (285.000) son hijos de madres trabajadoras y muchas se quejaron ayer de que no tenían con quién dejar a los niños

A renglón seguido, (literalmente) nos dice que Según fulanita de tal catedrática de sociología, etc., “del total de menores en esa franja de edad, dos tercios son hijos de madres trabajadoras, etc.” O sea, que 285.000 es el 66,66 % de 850.000. Información de calidad.

Pero a lo que iba, lo realmente inquietante viene ahora. Transcribo literalmente:

Otras mujeres que no trabajan fuera de casa, también protestaron por tener que asumir ellas el cuidado de los críos. Elena Garrido dejó unas horas a sus dos hijos de 13 y 10 años jugando al pádel. “Yo soy ama de casa, pero los lunes tengo actividades que he tenido que dejar de hacer para estar con ellos”, señaló.

Ella y otra madre, Ana Cruz, tienen a sus hijos escolarizados en un colegio privado de Pozuelo de Alarcón. “Con toda la pasta que pagamos, el colegio no ha organizado nada para este día de fiesta. Y encima, aunque el centro esté cerrado, nos cobran el día de comedor”, se quejaron, también metidas en un centro comercial con sus niños.”


Creo que sobran los comentarios: a estas madres les jode estar con sus hijos (y a la reportera le parece de lo más normal). El colegio “lo pagan” no para que se los eduque, sino para que se los quite de encima. Y es indignante que tengas que faltar al taller de cerámica o de yoga egipcio (que se lo recomendó su psicoterapeuta) para aguantar a la mierda los niños.

Me extendería en agudas y acertadas disquisiciones sobre el así llamado bullying, la violencia en las aulas, el fracaso escolar, (culpa exclusiva de los profesores y de la LOGSE), la falta de valores de los adolescentes, la lucha contra la droga y demás imbecilidades. Creo que con el texto bruto, basta y sobra. Lo único que me llama la atención es que siendo de Pozuelo (la zona más cara de Madrid) no tengan ni una miserable chacha inmigrante que evite a mamá tener que aguantar a sus hijos.

¡Vaya por Dios...! No me deja colgar el artículo original.