19/2/09

Huelga de jueces

... Porque, ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la Justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete?

Hamlet.




Huelga de jueces. Todo el mundo está en contra. Según el Consejo General del Poder Judicial, órgano de gobierno de la judicatura y sumamente prestigioso entre la ciudadanía por la transparencia en la designación de sus miembros e independencia de los mismos, el seguimiento de la huelga ha sido del 35%. Según los convocantes, un 65%.

La lucha no es por las cifras, que varían poco, sino por los porcentajes. El CGPJ contabiliza en el total los jueces sustitutos, los que están de baja y los juzgados vacantes. Qué cucos.

Llama la atención la unanimidad en contra de la huelga. Está claro que su base legal es más bien dudosa, pero tal como yo lo veo, los partidos y, por tanto, sus respectivos medios de comunicación, se han puesto la mar de nerviosos porque hasta ahora tenían un chiringuito estupendo para gobernar a los jueces: las asociaciones mayoritarias. Jueces para la Democracia (PSOE) y Asociación Profesional de la Magistratura (PP) y entre ellas, ni chicha ni limoná (o sea, más bien PP), la Francisco de Vitoria, a través de las cuales se repartían los vocales jueces del Consejo del Poder Judicial

Como ante la situación de la Justicia muchos jueces están hasta las narices, y las mencionadas asociaciones están para lo que están y no para otra cosa, montaron otra: el Foro Judicial Independiente, que es el que ha organizado todo este follón. La Francisco de Vitoria se ha subido al carro. Las otras ven peligrar su status.

El Ministro Bermejo, en su línea, ha hecho con este tema un permanente ejercicio de demagogia barata; la última vez, equiparándolos con colectivos tan queridos de los ciudadanos como los pilotos de Iberia y los controladores aéreos.

Pero, lo más curioso y desapercibido es que cada vez menos Juzgados dependen del Ministerio, ya que la Administración de Justicia está transferida al menos (de memoria) a la Comunidad de Madrid, Cataluña, Euskadi, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cantabria; pero no suele identificarse el estado de la Justicia con -por ejemplo- el gobierno de Doña Esperanza Aguirre. (cito a Doña Espe porque es la que me toca)

Ejercicio de demagogia:

"¿Qué pasaría si la pila de millones que le está costando a la Comunidad de Madrid la así llamada Ciudad de la Justicia se invirtieran en mejorar el funcionamiento de la Justicia y pagar a la gente que trabaja en ella en vez de financiar a Norman Foster y otros astros rutilantes del firmamento arquitectónico?"

Lo de las transferencias de la Justicia a los reyezuelos de Taifas no origina el problema, que viene de antiguo; pero lo ha agravado más si cabe por la descoordinación entre territorios y la proverbial irresponsabilidad de las administraciones autonómicas.

Una de las reivindicaciones judiciales consiste sencillamente en poder enterarse de lo que ha hecho un Juzgado de otra comunidad. Si: Hacienda o la Seguridad Social lo saben todo, pero los juzgados carecen de una base de datos común. De ahí el caso Mariluz.

Desde el principio, se escogió al Juez Tirado como cabeza de turco. Se entregaron sus despojos a las iras del populacho mediático aún siendo un Juez especialmente diligente. Todo, antes de que el populacho enfervorecido relacionara el caso con sus sultanes autonómicos.

La medida de presión más eficaz que podrían tomar los jueces es decir: "tenemos una jornada de 8 horas cinco días a la semana". Pues eso, a partir de ahora, trabajamos 8 horas y ni un minuto más. Eso produciría inmediatamente el colapso definitivo de la Justicia. Uno puede estar más o menos de acuerdo con los jueces y tenerles más o menos simpatía, incluso constatar que casi todos ellos viven en un mundo que se parece bastante poco a la realidad y que la primera vez en su vida que han visto un gitano ha sido esposado en su juzgado; pero -salvo excepciones- no se puede decir que no trabajan. Para ellos (y, cada vez más, ellas) la conciliación de la vida profesional y familiar no existe; se llevan el trabajo a casa y se pasan los fines de semana haciendo sentencias.

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Addenda: Al menos en Madrid, los funcionarios llevan en huelga toda la semana, pero nadie parece haberse enterado. Hombre, no vas a comparar el glamour de un agente judicial con el de un Señor Magistrado. Los funcionarios sí que tienen claro que su situación depende del Gobierno autónomo. No sólo incumple los acuerdos sobre actualización de salarios alcanzados tras la huelga anterior (los funcionarios llevaban años y años con el sueldo congelado) sino que sigue cubriendo plazas con personal interino. A la larga, se acabará encargando la cobertura de plazas en los Juzgados a una ETT.

En Madrid también andan levantiscos, encierros incluidos, los Abogados del Turno de Oficio, a quienes la Consejería de Justicia e interior (la misma de los espías) les debe casi un año de sus parcos emolumentos. También están cabreados porque Doña Espe, tras la Sanidad y la Educación, está iniciando su peculiar privatización de la Justicia, con globos sonda sobre la adjudicación del Servicio de Orientación Jurídica (prestado gratuitamente por Abogados designados por el Colegio) a un gran despacho, es de suponer que previo concurso. Ya se sabe, el sistema "liberal": concentrar el poder en manos de unas cuantas grandes empresas y convertir a los autónomos en proletarios.

13/2/09

De qué charlan los SS


Como ando un poco antisocial últimamente, estoy releyendo un libro que compré hace unos años sobre la preparación y desarrollo del Juicio de Nüremberg. Está basado en el estudio directo de los documentos oficiales previos al inicio del juicio y contiene numerosas transcripciones textuales de interrogatorios o escritos de los principales encausados: Richard Overy. Interrogatorios. La élite nazi en el banquillo.- Barcelona, Tusquets, 2003.

No me resisto a colgar aquí la transcripción de una charla entre dos detenidos de bajo nivel: el que más habla -H- es un SS perteneciente al RSHA, Reichssicherheitshauptamt: algo así como Departamento Superior de Seguridad del Reich, el organismo, controlado por las SS, al que pertenecían las principales organizaciones de seguridad: SD, Gestapo y otras diversas policías y cuerpos. La verdad es que los nazis debían ser conscientes de lo largos que eran los nombres que ponían a las cosas y les encantaban las abreviaturas.

La conversación fue grabada por la seguridad británica en un centro de detención sin conocimiento de los detenidos. Es evidente que la transcripción ha sido elaborada, porque hablan muy bien, pero la idea está ahí. Una leve aproximación al otro lado.

(comienza la cita)

Documento 13: "Cosas increíbles en Auschwitz" Cuartel General del BAOR, informes de interrogatorios del Sub-Centro nº 1, 10 de diciembre de 1945. [nota Pcbcarp: BAOR: British Army Of the Rhin]

(D) Grabación de una conversación sostenida el 3 de noviembre de 1945 entre Ernst von Gottstein (director técnico de la Organización Todt) y Eugen Horak (intérprete del Grupo VI C del RSHA)

H.: Estando en Viena vi que cargaban gente para una de aquellas evacuaciones masivas, Los metían a centenares en camiones en los que, por lo general, cabía sólo un par de vacas. Y mientras tanto los molían a palos. Me acerqué a un joven de las SS y le pregunté si los golpes eran realmente necesarios. Se echó a reír y me dijo que sólo eran basura. Se sabía que todo aquello era innecesario y que habría podido hacerse sin recurrir a aquello... ¿Por qué les pegaban? No tengo nada en absoluto contra las cámaras de gas. Llega un momento en que eliminar a ciertos elementos es beneficioso para la raza. El exterminio es el exterminio, pero no hay por qué torturar previamente a las víctimas. Vi cosas increibles en Auschwitz. Unos guardianes de las SS se habían desmoronado y hubo que enviarlos a una clínica de reposo de Giessen. Cuando llegó mi grupo lo dividieron en dos secciones, los entusiasmados con toda aquella historia y los que, como yo, no paraban de pedir cosas para distraerse. Lieben, Böhme y yo siempre estábamos recibiendo libros y escuchábamos música. Una compañía de las SS se amotinó, todos querían ir al frente. Pero tenían que ejecutar las órdenes recibidas. Fue por aquel entonces cuando Ogruf Dix [sic] ordenó aumentar el índice de muertes. [nota Pcbcarp: Ogruf es una abreviatura de Obergruppenführer, más o menos teniente general; pero confieso humildemente que Dix no me suena nada como Ogruf, tal vez fuera un apodo. Me ha picado la curiosidad. Si alguien sabe algo...]

G.: El lema de las SS debía haber sido "Meine Ehre ist Gehorsam" [Mi honor es mi obediencia] [Nota de Pcbcarp: El lema de las SS era "Meine Ehre heisst Treue": Mi honor se llama fidelidad]

H.: Es verdad. Cuando vino el sargento primero en busca de voluntarios para formar un pelotón de fusilamiento, casi nadie se movió. Nos lo tuvo que ordenar. "Tú, tú y tú", y no hubo más remedio que salir. También es verdad que no tenían la menor posibilidad de analizar las consecuencias morales de la orden. Las órdenes hay que cumplirlas. Pero los autorizados para darlas deberían haberse elegido bien de antemano. Todo lo que ha salido a relucir en el proceso de Belsen lo he visto por mis propios ojos. Aquella gente se quedaba sin emociones. Roschke, por ejemplo, me dijo cierta vez con absoluta indiferencia que había solicitado que lo destinaran al crematorio [de Auschwitz], porque cuando se acababa había mucho tiempo libre. Era un destino asqueroso. Había que estar toda la noche en el crematorio. No había ventanas y sólo una puerta. Los dos centinelas entraban, cerraban la puerta por dentro y por la mirilla pasaban la llave al que se quedaba fuera. Sólo estaban conectados con el mundo exterior por teléfono. Por lo general hacían la guardia un suboficial y un soldado raso, pero en un campo de concentración la experiencia cuenta más que la graduación. El de más experiencia llevaba normalmente una pistola y el otro un fusil. Había nueve personas trabajando en el crematorio, también candidatas seguras a la cámara de gas. Sabían demasiado y al final se les exterminaba cuando se presentaba la ocasión. Había cuatro hornos a la izquierda del crematorio y la cámara de gas estaba a la derecha, una habitación de tamaño normal, con una puerta estrecha y sin ventanas. No utilizaban gas, sino un polvo que calentaban a cierta temperatura y despedía un vapor tóxico. Debía ser muy agradable porque la gente no alborotaba nunca. (1) Los centinelas tenían que impedir que los nueve del turno huyeran por los respiraderos. Y los miraban mientras sacaban de los hornos los huesos y pedazos de carne que no se habían quemado, o mientras sacaban a rastras los cadáveres de la cámara de gas y los metían en los hornos. Sólo había espacio para un cadáver en cada horno. Hacía un olor terrible a cal y carne quemada, olía como huele la orina fuerte (los dos ríen). Pero te acostumbras tanto que al final te comes allí mismo el bocadillo.

G.: Es un milagro que no exterminaran también a los guardianes.

H.: Siempre estaban con un pie en la tumba. Después de cometer los excesos más espeluznantes, los veteranos de las SS exigieron que fueran "inspeccionados racialmente". ¡Qué circo se organizó! Había un flamenco que se había ido voluntario a las SS, fue herido en el frente y destinado a hacer guardias en Auschwitz. Creo que su padre era un cura belga y se peleó con él porque se alistó en las SS. Al final lo sacaron de allí y con ayuda de mi hermano encontró plaza en la escuela de cadetes de las SS. Fue a Berlin, tuvo otra trifulca, fue expulsado y volvió a Bélgica. Así eran los hombres que conseguíamos. ¡Qué pandilla! Si viera a Meister le presentaría al próximo soldado. Era un sargento de la Gendarmerie bávara y entró en las Waffen SS como Oberscharführer [nota Pcbcarp: sargento primero], un chupacerveza grande y fornido, un cerdo total. Era la encarnación de la muerte, siempre ideando métodos. En junio de 1941 lo vi perseguir a un judío con un carro hasta que el judío quedó rendido. Entonces le preguntó si quería agua. Lo hizo arrodillarse delante de un cubo y cuando el judío se inclinó para beber, le metió la cabeza bajo el agua con el pie y lo tuvo así hasta que se ahogó. Qué hijo de puta. Todos lo conocían. No puedo demostrar todo lo que he oído de él, pero esto lo vi realmente. También estaba el Untersturmführer [nota Pcbcarp: alférez] Müller, u otro apellido igual de corriente, un hombre mayor de pelo gris que practicaba las obscenidades más increíbles con los cadáveres cuando estaba borracho. Lo llamaban "el payaso del crematorio". Otro, Eimmerich, cuando no le gustaba la cara de alguno, ordenaba a los guardianes que lo eliminaran. No se podían soportar mucho tiempo los gritos y los chillidos, y el olor se quedaba días enteros pegado a la nariz.

G.: Lo único positivo de todo este asunto es que han dejado de existir unos cuantos millones de judíos.

H.: Pues los responsables están ahora en un buen aprieto [...].

(fin de la cita)

Según el autor del libro: "Un funcionario británico que leyó el informe escribió lo siguiente debajo de la observación de Gottstein, con lápiz rojo: "La opinión de muchos no alemanes; entre los aliados he oído comentarios parecidos".

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(1) Lo de que la gente no alborotaba nunca en las cámaras de gas no es lo que dice Höss, comandante del campo, en sus declaraciones, ni otros guardias y responsables de Auschwitz. Probablemente, "H" pasó poco tiempo allí. De hecho, según la descripción de Höss, la capacidad de los crematorios y las cámaras de gas debió incrementarse mucho, después.

7/2/09

Historia de aquí


No hay nada como desenterrar documentos históricos para darse cuenta de la decadencia de la especie. Abriendo cajas me encuentro con unos cuantos ejemplares de la "Historia de aquí", de Forges, benemérita y kioskera colección fascicular publicada entre el 80 y el 81 por el amigo Forges con la bendición de Gabriel Jackson.

Constato no sin pesar que hoy día el pobre Forges habría sido masacrado. Es más: esta Historia de España no habría visto la luz. Primero, porque es una historia de "España" (premonitoriamente denominada "aquí") y, segundo, porque lo que entonces era normal, hoy día sería impensable: dice "maricona", "vascuence", vacila con la chapela, pretende que el "vascuence" (no estaban las cosas claras, ya que toda esta gilipollez de las autonomías aún andaba en proceso de inventarse: los madrileños todavía éramos castellanos, aunque por poco tiempo) tiene algo que ver con los iberos, dice "odía foca", incitando con toda claridad a la violencia de género... La pera. Eso sí: ya existía Marbella como paradigma.

Claro, que hoy día "La vida de Brian" tampoco se habría estrenado. Entonces se limitaban a tirar pintura o cócteles molotov a los cines, y no ya cuando estrenaban La vida de Brian, sino esa cursilada jipi llamada "Jesucristo Superstar"; pero por lo menos la gente normal no era considerada fascista-machista-homófoba-racista-xenófoba-etc. Hoy día, los Monty Python habrían sido escarnecidos por no respetar la sensibilidad ideológica de los lanzadores de cócteles molotov, y los dueños de las librerías cuya quema era deporte Nacional, serían unos laicistas opresores. ¡¡Y ni existía Arco, ni Moneo cubicaba!! La libertad de expresión alcanzó en aquellos prototiempos tal esplendor que incluso uno podía entrar en el Congreso con tricornio y lo sacaban por la tele. Sic transit gloria mundi.

6/2/09

Llamadme Ismael...

 

 

Estoy missing, lo sé, pero es que nos estamos dedicando a levantar España y mi jornada laboral media estos días ronda las 12 horas, así que no me quedan muchas ganas de ser ingenioso.

El otro día, Palopelo me hizo recordar estas elucubraciones de Ismael a bordo del Pequod mientras cazaba ballenas, que brindo a vuestra consideración (por colgar algo, más que nada)

"... Porque, al margen de cuál pueda ser la superioridad intelectual de un hombre, nunca puede llegar a adquirir la supremacía efectiva sobre los demás sin la ayuda de ciertas argucias y maquinaciones externas, que son siempre en sí mismas bajas y mezquinas. He aquí por qué mantiene Dios apartados de los concilios mundiales a los auténticos príncipes del Imperio y reserva los mayores honores de la tierra a hombres que se hacen famosos más a consecuencia de su infinita inferioridad en relación a un recatado puñado de elegidos que por su indudable superioridad sobre el muerto nivel de las masas. Tales grandes virtudes anidan en esas nimiedades cuando las animan radicales supersticiones políticas, que en el caso de algunas monarquías han llegado a polarizar el máximo poder en la idiotez más absoluta."

Herman Melville

Moby Dick