Acaban de decir en la radio que De Juana Chaos se queda en la cárcel. Como el sujeto en cuestión es un asesino (25 muertos), el Estado de Derecho no rige para él. Y todo el mundo tan contento.
Van a acabar convirtiendo a un psicópata en mártir. Cojonudo, a estas alturas.
Antes de empezar, permitidme que deje clara mi posición: la causa de todo este desaguisado es la decadente costumbre de hacer prisioneros que han adoptado los Estados de nuestro entorno. No siento la menor simpatía por el tipo y no me va a afectar lo más mínimo que fenezca de un modo u otro.
Lo que pasa es que me jode notablemente ver cómo, con la excusa del terrorismo, se van cambiando las cosas insensiblemente para ir introduciendo, así como quien no quiere la cosa, pequeños cambios que permiten que quien esté en el poder meta en la cárcel a quien quiera y le mantenga allí mientras le interese. Es decir: no sólo a un asesino más o menos sanguinario y público. A usted o a mí, también. Lo que los hijoputas de ETA no pueden conseguir, que es cargarse la democracia más o menos patatera que disfrutamos, lo va a acabar consiguiendo la gente que vive de nuestros impuestos con la misión de defenderla.
Entendámonos: hablo en el ámbito de lo meramente formal. Es decir: hay una ley que se publica en el BOE; en ella se dice lo que está bien y lo que está mal y cuánto tiempo me voy a pasar en la cárcel si hago algo que la ley define como malo (realmente, matar, robar o violar no está prohibido: sólo castigado). Sea quien sea yo. Ese pequeño detalle, ínfimo detalle, es lo que diferencia una democracia de una dictadura. Por ejemplo, la Ley puede decir: “si haces tal cosa, tienes cadena perpetua”. Tú lo pones en tu programa electoral: voy a poner la cadena perpetua para tales delitos. La gente te vota, tú sacas mayoría absoluta, apruebas en las Cortes el cambio del Código Penal, y ya está: cadena perpetua. Igual para todos.
En vez de eso, cambias el Código Penal para introducir un sistema que, para determinados delitos, es casi cadena perpetua, pero que la gente no se entere hasta que le toque. Claro que, como hay criminales que han sido juzgados por el benévolo código franquista, vulneras otro principio básico, que es el de la irretroactividad de la Ley penal (si yo digo ahora que tal cosa es delito, no puedo condenar por ello al que la hizo antes de que fuera delito; o, si una condena se liquidaba de tal forma y ahora digo que de tal otra más perjudicial para el reo, no le puedo aplicar este sistema al que delinquió antes del cambio) y les aplicas el nuevo (Doctrina Parot).
Recapitulemos:
En aplicación del Código Penal vigente en el momento de cometer sus crímenes, (el “franquista” de 1973, que fue cambiado por “El Código Penal de la Democracia” en los últimos momentos de Felipe González) De Juana debería haber salido de la cárcel el día 25 de octubre de 2004. (Por lo menos en España, cuando a alguien le condenan, se le hace la liquidación: el Juzgado saca un papel que dice: tiene Vd. tantos días de cárcel, así que sale tal día de tal año, beneficios aparte, y tú sabes a qué atenerte).
No fue así, porque los periódicos y las radios vociferaron mucho y un Juez decidió que eso no podía ser y se dedicó a mirar con lupa la liquidación de condena a ver si había algo donde agarrarse para retrasar la excarcelación. (siempre puede haber algún fraude, en plan estudios que no se han hecho o así) Como con eso no les valía, tuvieron que buscar otra cosa.
Y resulta que De Juana fue y escribió dos cartas-artículos para la prensa abertzale en las que (aparte de dar muestras de la peculiar percepción de la realidad propia de esta gente, que sufre tanto y todas las bombas que han puesto ha sido obligados por la pérfida opresión española) criticaba la política penitenciaria del Gobierno de Zapatero. Una, a raíz del nombramiento de Mercedes Gallizo como Directora Gral. de Instituciones Penitenciarias –Gallizo- y otra –El escudo- que, empezando por la película “El Lobo”, en la que (según él) se eleva a un chivato a la categoría de héroe, trata más o menos de lo mismo.
Aquí están las cartas, si es que alguien tiene interés en ver cómo se justifica una petición de 96 años de cárcel o de 12, da igual, en un Estado social y democrático de Derecho. Por escribir estas cosas, te piden (en el mejor de los casos) lo mismo que por matar a alguien:
· “Gallizo” y “El escudo”
Aparte de pretender mantener a alguien indefinidamente en prisión por escribir dos artículos más o menos políticos (¿qué le debería caer a FJLS, o a mí mismo?), se buscó otro subterfugio: Se le encausa por amenazas terroristas, si, pero –aún más grave- por pertenencia a banda armada. Es decir: por uno de los delitos por los que ya había cumplido su condena. (Si: tras sólo 18 años en el talego, la condena estaba cumplida, nos guste o no –imaginaos qué haríais cualquiera de vosotros si de pronto fuerais conscientes de que os vais a pasar los próximos 18 años de vuestra vida entre rejas –bien es verdad que espero que no hayáis hecho nada que lo merezca).
Uno de los principios básicos del Derecho occidental es que no se puede condenar dos veces a alguien por el mismo delito: non bis in idem. Por eso, no nos pueden poner dos multas de tráfico por la misma infracción. Imagínense que cada vez que un guardia da la vuelta a la manzana nos pone otra multa por tener el coche mal aparcado. La idea es que De Juana pertenecía a ETA, que dejó de pertenecer a ETA al ser detenido (¡?) y que volvió a integrarse en ETA al escribir las cartas. No se rían porque no tiene gracia.
Si alguien tiene a bien leerse las cartas y considera que por escribirlas se le puede pedir a alguien 96 o 12 años, espero que me lo razone. Por favor.
En otro orden de cosas, yo sería partidario de que De Juana siguiera en la cárcel (o el hospital penitenciario) a pesar de su estado, ya que –ahí asumo el argumento de Rajoy- si cualquier penado, por ponerse en huelga de hambre, obtiene la libertad, vaya cachondeo.
Bueno, hay un par de temas: éste no está penado, sino en prisión provisional, porque su condena no es firme y está pendiente de recurso (¿qué pasaría si le absuelven y va el cabrón y se muere?) y la Ley, en efecto, prevé que se le pueda acordar prisión atenuada o libertad provisional si está muy malito. Al fin y al cabo, a Galindo le soltaron porque tenía una arritmia, o a Vera porque estaba deprimido. (Y a muchos otros, siempre y cuando no sean vulgares chorizos)
El problema es considerar por qué este tío está –hoy- en la cárcel. Está en la cárcel, porque es un terrorista. Subrayo: no porque haya matado a 25 personas, que por eso ya ha pagado según nuestra Ley, sino porque ES un terrorista. Tengo entendido que en las facultades de Derecho siguen enseñando que lo que diferencia el Derecho Penal de un Estado Civilizado y el de un Estado Nazi o Soviético es que aquí se castiga a la gente por lo que hace, no por lo que es. (Por ejemplo: homosexual; por ejemplo: gitano; por ejemplo: rojo; etc.) No se preocupen: en Inglaterra ya se están planteando introducir la idea, para entalegar, antes de que haga nada, a quien la Policía piense que puede llegar a hacerse terrorista.
En El País de hoy, decían (antes de saber qué iba a pasar esta mañana) que el Magistrado Gómez Bermúdez no debería participar en el pleno que decidiría sobre la situación penitenciaria del etarra en cuestión, ya que él era uno de los amenazados.
Para los que no se tomen la molestia de leer, transcribo las amenazas:
“A partir de aquella fecha no he salido de prisión, oficialmente porque el juez Gómez Bermúdez otra estrella meteórica labrada sobre sufrimiento vasco tiene “dudas” sobre la condena cumplida. Y una vez más no deja de asombrarme y ojalá no pierda nunca esta capacidad el desprecio que de sus propias leyes tienen sus servidores. Que las rechacemos nosotros que las combatimos es natural, pero que las desprecien quienes comen de ellas es un indicador más de cuál es su función”.
http://elalmacendelabarravirtual.blogspot.com/2007/01/las-cartas-de-marras.html