Todos los países del Magreb tienen al menos tres cosas en común: una, que están gobernados por regímenes no democráticos y bastante corruptos apoyados por Occidente (a estas alturas, hasta Gadafi) ; dos, que tienen graves problemas económicos y sociales; y, tres, que buena parte de sus poblaciones están hartas de esa situación.
Cuando empezaron a salir en la tele imágenes de los disturbios en Túnez que han desembocado en la caída del presidente Ben Alí, comenté, en el bar, que un día de éstos, la situación se le iría de las manos al gobierno concernido y que ya veríamos. No sospechaba que ésta iba a ser esa ocasión. Claro, que no lo sospechaba porque Wikileaks no funciona en tiempo real, que ya han salido los primeros indicios de que la cúpula mitlitar tunecina había tenido contactos con la embajada de los Estados Unidos.
Túnez es un país pequeño, no tiene petróleo ni gas y el régimen dictatorial y corrupto que está siendo derrocado al menos dio lugar a que se formara una cierta clase media educada. Todo eso ha permitido hasta cierto punto que las cosas hayan llegado a este extremo. El gobierno no supo gestionar la crisis ni desactivar el descontento, sino todo lo contrario: lo azuzó con su represión. En el momento en que los mandos del ejército decidieron desobedecer las órdenes de disparar contra la gente, la situación dio el vuelco. Y aprovechando el descontento popular y que la prensa de los países ricos (no así sus gobiernos ni sus empresas) parece mirar con simpatía a los revoltosos ciudadanos de Túnez, Hélas! aquí tenemos un bonito golpe de estado de los de toda la vida, pero guay al parecer.
Ahora bien, el optimismo que rezuma la prensa, que ayer comparaba los sucesos de Túnez con la revolución de los claveles portuguesa del 74, me parece absolutamente injustificado. En mi opinión, se trata del famoso que todo cambie para que todo siga igual que, casi con seguridad, desembocará a medio plazo en una versión tal vez más edulcorada del régimen. El gobierno de Ben Alí (como antes el de Bourguiba) había reducido a la oposición a la no-existencia, y no parece que haya un recambio ajeno al régimen que permita formar ese “gobierno de unidad” del que hablan los medios, ni organizar unas elecciones creíbles en el breve plazo que se está manejando. Por lo menos, es de agradecer que no hay un partido islamista fuerte que se aproveche de la situación.
Por otra parte, las protestas que se han extendido a lo largo de los países árabes, con el denominador común del apoyo o la admiración por lo que estaban haciendo los tunecinos, han colocado en estado de alarma a todos los gobiernos árabes que se aprestan a desactivar preventivamente posibles contagios. Ello puede dar lugar a gestos cosméticos que permitan que, una vez más, todo siga igual.
Desde luego, la así llamada “comunidad Internacional” no va a apoyar ningún escarceo democrático en esos países. Túnez vale, pero ni Argelia, ni Egipto, ni Marruecos, que importan mucho más. Nada de jueguecitos con el petróleo, el gas, el canal de Suez o los fosfatos. Lo suyo es que esos países vecinos continúen como hasta ahora: controlados y aislados entre sí, sin relaciones comerciales y viviendo de espaldas unos a otros, no se vayan a poner de acuerdo en algo y nos fastidien.
Es decir, que no espero una gran revolución democrática en el Magreb. Otra cosa es que nuestros medios de comunicación nos vendan que eso es lo que está ocurriendo u ocurrirá. Lo que sí creo que es impepinable es que, tarde o temprano, el hartazgo desbordará y las cosas cambiarán de un modo mucho más violento e imprevisible.
Gracias por el análisis.
ResponderEliminarHace poco vi la foto de Gadafi tocandole el brazo en plan amistoso a Zapatero en una reunión. Me dio vomitera.
No todo es tejemaneje occidental... los piques entre las sociedades del norte de África viene de siglos atrás. Lo sorprendente es que entre ellos no hayan tenido casi guerras desde su independencia.
ResponderEliminarBueno, Orayo, a Zapatero no le regaló un caballo de pura raza, cosa que sí que hizo con Aznar.
ResponderEliminarCanichu, no quería decir que todo sea tejemaneje occidental. Otra cosa es que sin dicho tejemaneje occidental (y en los viejos tiempos, soviético, al que le tocaba) las cosas habrían sido distintas.
Comparto tu escepticismo en cuanto a la potencialidad de lo que está sucediendo en Túnez. Pienso que no se trata de una verdadera revolución. La prueba prácticamente infalible es que la prensa la saluda con alborozo y los gobiernos occidentales la dejan existir.
ResponderEliminarTe recuerdo que en Argelia ganó el FIS las elecciones de forma legítima, incluso con la presencia de observadores internacionales. Como a los señores que mueven el mundo no les gustó el resultado, simplemente lo anularon y propiciaron un golpe de Estado para que todo siguiese como estaba. Imagino que no te refieres a esto cuando hablas de los partidos islamistas "que se aprovechan", ni tampoco a Palestina, donde ocurrió lo mismo con Hamás. Aunque en verdad, si no te referías a esto, no sé a qué. Lo cierto es que en todos los países musulmanes "amigos" de EE.UU, los partidos islamistas están ilegalizados y sus miembros son encarcelados, al igual, por cierto, que los comunistas. Así que la democracia sólo les deja estas situaciones de vacío de poder para "aprovecharse". Ya les gustaría a los islamistas poder participar en las elecciones como los demás partidos, esos que no son ni fanáticos ni excluyentes.
Dizdira, me he limitado a ser sincero: no siento la menor simpatía por los partidos confesionales, qué le voy a hacer. Lo que dices de Hamas o del Fis, lo he expuesto muchas veces, la hipocresía occidental y el apoyo a los golpes de estado. Otra cosa es que me caigan simpáticos. En tiempos este país se regía en gran medida por lo que decían los curas (muchíiiisimo más que ahora)y, por eso, no se lo deseo a nadie.
ResponderEliminarTe veo muyyy esceptico respecto a cualquier cambio que no esté controlado por occidente igual que ocurre en el idem. Yo también lo soy, pero no sé si tienen tanto control, espero que no.
ResponderEliminarTambién me alegra que el islamismo no controle ese movimiento de protesta, aunque he visto pocas mujeres en las manifestaciones y eso siempre me genera sospechas. He leído que estos jóvenes también están hartos de la opción paralela y caritativa que practica el islamismo para hacer frente a los problemas sociales.
Como historiadora tengo que decir que históricamente siempre parecían imposibles los cambios sociales y el triunfo de revueltas espontaneas, pero también es cierto que sin esos intentos, a veces fracasados, a veces medio fracasados, las cosas van cambiando... <La resignación y el conformismo no conduce sino a más dominación....
En fin, soy muy mayor para estas soflamas... jajaja... vamos a ver cómo evolucionan las cosas... tengo también muchas dudas...
Salud y un abrazote
Por lo que he podido ver, lo de Túnez es más un movimiento nacionalista alimentado por el hambre, valga el oxímoron, en el que se les han hinchado de aire los estómagos y, de paso, les han entrado ganas de sentirse orgullosos de ser tunecinos; algo que por otra parte me parece totalmente legítimo.
ResponderEliminarDe todas formas, no tengo nada claro que no estemos apoyando a la policía, sus milicias y a los presos comunes que liberaron de las cárceles: Francia y (veladamente) España se ofrecieron a apoyar y aconsejar a Ben Alí para acabar con las protestas. Él no volverá, pero puede que alguien cercano aparezca del lodo en no demasiado tiempo, estilo Yanukovich.
Una cosa que me ha hecho mucha gracia ha sido la comparación entre las manifestantes tunecinas y las manifestantes tunecinas en favor de Túnez en España. Proporción de 1/15 en velos en Túnez por unas 13/15 en la 'manifa' española, y mucho más guapas las de allá.
Qué bien, el post, otra vez.
ResponderEliminarUn saludo.
(Y vaya por la librería, sí)
Laura, con las revueltas pasa como con los constipados, si no los cortas de raíz a los primeros síntomas, la cosa se va liando, empieza a haber quien ve que puede sacar tajada, las cancillerías y los consejos de administración empiezan a calibrar ventajas, la gente se esperanza y se crece... y plaf, se te van de las manos. Pero revueltas espontáneas no triunfa ni una.
ResponderEliminarFolken, de todo lo que dices me quedo con la comparación entre las manifestantes: en los países árabes intentan quitarse el velo y vestirse de personas normales y aquí se lo ponen como seña de identidad. Habría mucho que hablar sobre esto. De todas formas, desde los cohenta acá, las coberturas corporales han avanzado mucho en los países árabes.
Portorosa, no dude Vuesamerced que iré en cuanto pueda. De hecho, tengo que ir justo al ladito a comprar unos vinilos para un regalo.
Hay quien discute la utilización del término "golpe de estado" Claro que no es un simple golpe de estado. Es complejo, con revuelta popular y represión fracasada incluidos. Llegado el momento, Ben Alí le exigió al ejercito que pusiera orden y este se negó. El peti comité de los poderosos y los militares entendieron quien sobraba y lo echaron. Eso es un golpe de estado, con todos los matices que se te ocurran. Decidieron jubilar al jefe y no tardarán en encontrar otro. En cuanto a la oposición, lo tiene crudo para competir por el poder con el establishment: nunca tuvieron acceso a las palancas adecuadas, ni tienen las conexiones que darían efectividad a su posible gestión. Seguirán mucho tiempo siendo simples comparsas, eso sí, con mucha publicidad en Occidente. También estan por ver las contrapartidas que se reservó el ejército por participar en la expulsión (que no huida, como la describen) de Ben Ali. Me rio mucho con eso de que los militares tunecinos dan negativo en militarismo. No quiero ser cenizo, pero si la situación no se clarifica pronto, ya veremos algún general en la tele.
ResponderEliminarLaura Uve, en el caso de las mujeres yo te podría aportar que desde la Historia la tradicional intervención de las mujeres en las revueltas, rebeliones y/o revoluciones suele darse cuando las situaciones son excesivamente agobiantes para su grupo familiar... Y no es broma. Con una excepción que a Occidente ha hecho que olvide valorar esto en general: desde la revolución sexual de finales del siglo XIX y comienzos del XX, y sobre todo desde su triunfo tajante a partir de los 1960'-1970', la participación de la mujer en asuntos políticos, sociales y macroeconómicos la equipara a la participación de los hombres. Las razones están en el papel que la ha tocado a la mujer en general a través de la Historia, y no de la Historia reciente en Occidente, como digo, sino en la Historia de milenios y de todas las sociedades. Este es un asunto muy analizado cuando hice la carrera de Historia por una profesora de una asignatura opcional que cursé llamada Psicología de Masas e Historia. creo que tenía hasta su tesis hecha de eso. Muy interesante los matices que lo acompañaban.
ResponderEliminarLo más grave podría devenir en Marruecos, que puede desembocar en un baño de sangre de proporciones gigantescas.
ResponderEliminarHola,escribo desde Montevideo,Uruguay.Leí lo de Tunez.Excelente análisis.Me gusta el estilo incisivo y directo,además de estar plenamente actualizado.!Vamo´árriba!,como decimos en Uruguay.
ResponderEliminarGracias por recomendar mi blog!Tilio
Piolet: Amén. A ver si te prodigas más, caramba. Como puede verse, la situación sigue sin clarificarse, con líderes de la oposición llegados del exilio a quienes nadie conoce, los ministros del anterior gobierno manteniendo las carteras serias, los islamistas intentando "no asustar" y... el Ejército como institución mejor valorada a la que los ciudadanos arrojan flores. Veremos.
ResponderEliminarCanichu: Cuando las mujeres salen a la calle, hay que cogérsela con papel de fumar, que ellas son realistas y no les va la épica.
Pau: Estoy completamente de acuerdo. En mi opinión, lo de Marruecos es cuestión de tiempo. Hace un par de años, una conocida que llevaba años viviendo en marruecos trabajando en temas de cooperación empleó exactamente esas mismas palabras: baño de sangre.
Tilio: Un honor tenerte por aquí. Me alegro de que te guste, es un elogio por partida doble viniendo de un profesional, jaja.
Buf. Al principio yo también pensaba que la cosa quedaría en unas revueltas en Túnez y ya, pero ahora se ha extendido el jaleo a Egipto y se está convirtiendo en algo serio.
ResponderEliminarTampoco es que crea que va a haber cambios muy significativos en la zona. Como mucho, Túnez va a renovar su gobierno, pero no veo a los encargados de su transición demasiado dispuestos a transformar el sistema (vamos, el clásico "que todo cambie para que nada cambie"). Y en Egipto está Mubarak, listo como un zorro y con el control de Suez, así que no creo que logren echarlo.
Al tiempo.
PD: otro día ya si eso nos metemos en el debate acerca de la compatibilidad o no del Islam con la democracia.
Lo que me hace gracia ahora que los líos se extienden a Egipto y a Yemen, es ver como algunos que se pasan el tiempo predicando la democracia a gobiernos que no le gustan y celebrando revoluciones de flores y colores, empiezan a poner peros a estas movidas ante la posibilidad de que los gobiernos que resulten puedan ser más o menos anti-occidentales.
ResponderEliminarComo si no se lo mereciera Occidente. Digo, después de llevar décadas apoyando a dictadores "moderados", armando sus ejércitos, otogándoles préstamos a su gobiernos a pesar de la corrupción evidente y en general aprobando que se puteara a los nativos, ahora les preocupa que no les tengan afecto. Quizás si hubieran sido menos hipócritas y además de hablar de derechos humanos hubieran hecho algo real porque se aplicaran...
Ojo, no es que el cinismo de los países occidentales me parezca especialmente criticable, las cosas han funcionado así desde que el mundo es mundo. Lo que me da risa (y me sorprende) es la pose de sensibilidad herida y el sentimiento de haber sido traicionados cuando a los gobiernos occidentales se les ve como el enemigo. Durante décadas han demostrado serlo, ahora, o aplican el gatopardismo (que todo cambie para que todo siga igual) o asumen las consecuencias de sus actos. Pero menos lloros.