Actualización del postio: Po favó, mirad esto:
El día de mi cumpleaños, aparte de las disquisiciones metafísicas, discutimos sobre la educación en España. Inevitable, dado que estaban presentes nuestra pedagoga favorita y el amigo Palopelo.
Lo de siempre: la LOGSE es maravillosa y los profesores unos palurdos que no saben aplicarla y sólo se dedican a joder la autoestima del alumnado. Uno puede estar más o menos de acuerdo con que no hay que traumatizar a la gente haciéndole aprender la tabla de multiplicar; pero me he dado cuenta de que hemos decidido circunscribir al ámbito de la “educación” lo que es un problema de organización de toda la sociedad.
Digo “organización” porque escribo a vuelatecla y no me viene ahora el término adecuado. Mi idea es que asistimos a la descomposición de la civilización occidental tal como sale en los libros. Todas las referencias sobre política, sociedad, educación, la familia, los valores, la religión, etc., se hacen con respecto a una idea que cada cual tiene formada y que depende de su ideología; formada ésta última a lo largo de su historia personal: en qué familia ha nacido (y la pasta y los libros de que disponía), dónde se ha educado y estudiado, qué amigos ha tenido, qué preferencias políticas, si cree en algún dios… todo eso es una cuestión de perspectiva que viene dada por la gente con la que nos hemos ido relacionando.
Las instituciones, la educación reglada, los planteamientos psicoterapéuticos, el Derecho, la legislación en general… se refieren a un mundo que ya no existe. En los países islámicos puede que siga existiendo algo parecido; pero, desde luego, aquí ya no.
No digo que sea mejor ni peor; sencillamente, es. Para mí, que soy un ser individualista y antisocial, como me han definido en ocasiones, es mejor, más cómodo. Pero, para el conjunto de la sociedad, ya tengo mis dudas.
A propósito del inicio de la pijo-borroka en Pozuelo, sólo me cabe decir que en mi adolescencia, a nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido asaltar una comisaría, salvo que tuviera buenos motivos y preparándolo con mucho cuidado. Si hubiera ocurrido, habría habido unos cuantos muertos y heridos de bala. Hoy día, se supone que nuestras acciones no tiene consecuencias. (Lo que es falso, por cierto)
Hasta los años 60-70, en Europa, no sólo en España, se vivía de acuerdo con unos patrones tradicionales que, a mi juicio, tienen que ver con la biología. Sobre todo la estructura familiar era una cosa sólida y la base sobre la que descansaba la organización social. Hoy día (y eso es cosa de mi generación) la familia tal y como se la concebía en mi infancia, ya no existe como regla general. Los adolescentes de hoy tienen un sistema de referencias completamente distintas que nosotros, causadas principalmente por los divorcios y los cambalaches parentales.
Pero sus profesores, sus psicólogos y los juristas que elaboran leyes y han de aplicarlas sobre dichos adolescentes, siguen aferrados a los patrones antiguos (los nuestros) y son incapaces de entender lo que bulle en la mente de un chaval de 14 años. Si mis padres se separan sin tenerme a mí en cuenta para nada y el puesto que debería ocupar mi padre (sea bueno o no) va cambiando varias veces de ocupante a lo largo de mi etapa formativa sin contar para nada conmigo, ¿qué actitud se pretende que yo tenga?, ¿qué referencias se supone que debo tener para enfrentarme a la vida? Si vosotros no asumís vuestras responsabilidades por haberme traído al mundo, ¿qué responsabilidades pretendéis que asuma yo? A eso no responde nadie. Bueno, salvo la Iglesia, pero ese es otro cantar porque ellos no es que lo comprendan, sino que siguen en sus trece desde el Concilio de Trento por sus propios motivos.
Entendámonos: no estoy haciendo una encendida defensa de la familia tradicional. Me limito a decir que estamos programados biológicamente, como primates que somos, para criarnos en una y que nuestra estructura social y nuestras leyes se basan en ella. Y ya no existe; o sea, que nuestra sociedad está girando en torno al vacío.
Eso sí: los chavales se adaptan y sobreviven, como los marines. Nosotros, no. Hace un par de años, una colega que a la sazón tenía 15 años, me contaba una charla con la psicóloga del Instituto. La psicóloga le preguntaba: “¿Entonces, tu vives con tu madre y con el novio de tu madre?” “Sí, y con mi hermano, que es de mi madre y su novio.” “¿Y te llevas bien con el novio de tu madre?” “Sí.” “¿Y con la novia de tu padre?” “También. Me llevo muy bien.” (esto último, me consta) La chica se daba cuenta de que la psicóloga la estaba sondeando en busca de alguna clase de trauma causado por su situación; mi joven amiga no se explicaba muy bien por qué, ya que sacaba buenas notas; pero, como la psicóloga insistía, le dijo, más o menos: “Pero es que ¿no te das cuenta de que para la gente de mi edad todo eso es normal?” La psicóloga se quedó nota. Tanto, que se puso en contacto con la madre para hablar del problema que tenía su hija. No entendía nada. Afortunadamente, la madre es una persona normal.
En otro caso, bastante cercano, años después de la separación, el chaval (que al producirse aquella tenía 14 años) me decía que le habría gustado que alguien le hubiera explicado qué estaba pasando. Ya era adulto cuando hablábamos; pero las había pasado putas sin que nadie se enterase. Obviamente: tú no cuentas conmigo, yo no cuento contigo. Lo de la play es un accesorio.
La relación con la madre empieza desde antes del parto y se prolonga durante la primera infancia. Así es entre los gorilas y así era entre los humanos hasta hace muy poco. Hasta hace una generación, en nuestro caso. La incorporación generalizada de la mujer al trabajo es necesaria para la independencia de la mujer y para expandir la economía; pero la estructura familiar clásica no estaba preparada para esto. Los bebés y los niños de tres o cuatro años ya no están pegados a su madre cual pegatina; están en una guardería, con los abuelos o a cargo de otra persona. Eso tiene que tener consecuencias en su evolución afectiva. Y tiene que reflejarse en su vida adulta.
Finalmente, todo lo anterior ha obtenido su culminación legal en la última reforma del Código Civil, en la que se suprimió la base legal para que los padres tengan derecho a educar a sus hijos. No me refiero al colegio, sino a lo que deben hacer unos padres, que es educar a sus hijos para que sean gente de bien. Ahora ya no existe legalmente la jerarquía dentro de la familia. Cualquier medida coercitiva, sea castigo o un azote, está prohibida. Antes ya, si un padre o madre le pegaba una paliza a su hijo, algo que entrase en el ámbito del Código Penal (que no hacía falta mucho) era punible; el cambio se ha vendido así, pero tiene mucha más trascendencia. Lo que se quiere decir es que los padres no tienen ningún derecho a imponer su criterio a sus hijos menores. Es un ataque frontal a la base de la sociedad. Es, en definitiva y si no se remedia, que no creo, el suicidio de la sociedad. Sobre todo, a medida que los jueces van aplicando la legislación actual, interviniendo en la intimidad familiar y metiendo en la cárcel a la madre que le da un guantazo a su hijo de 15 años que la ha agredido (o simplemente le ha faltado al respeto) y prohibiéndola acercarse a él durante años.
El otro problema serio, correlativo, es el proceso de infantilización permanente y progresivo de la sociedad. De eso hablaremos otro día.
Uff, Tocas muchos temas , Biologia y Derecho , sociedad tradicional y sociedad progresista ...etc .Evidentemente el conflicto surge entre el cambio de cultura y su confrontacion con las necesidades biologicas imprescindibles para el desarrollo familiar , cuidado de los hijos etc ,esas que la evolucion y los genes imponen . Yo siempre soy optimista , y creo que hay una seleccion de actitudes culturales , las mas utiles para el desarrollo de la tribu social -biologioca , las que potencien su desarrollo prevaleceran , pura memetica , pero hasta entonces , hasta que se desechen comportamientos no adecuados y se admitan otros estamos con incertidumbre ...y cuesta , y hay mucho guru cultureta que vende como acciones corectas verdaderas aberraciones hacia nuestra naturaleza biologica , es que nos cuesta admitir lo que somos , tan solo cromañones con tecnologia ....
ResponderEliminarbesos
Desde mi punto de vista lo más autodestructivo a nivel social no es la ausencia de familia, si no la ausencia de consecuencias en nuestros actos y en el todovalismo.
ResponderEliminarPor cierto, genial término el de pijoborroka
Hola Peggy. Esto me ha salido así, del tirón. En realidad, imagino que los jóvenes cromañones sobrevivirán a todo esto, pero las cosas serán distintas.
ResponderEliminarFolken. Creo que una cosa tiene que ver con la otra. Lo malo es que uno se hace mayor y ¡vaya si los actos tienen consecuencias! Pero nadie te lo había contado a tiempo.
Lamentablemente, lo de pijo-borroka no es mío, lo oí ayer no sé dónde.
Pienso que las cosas no han cambiado tanto. Lo de tanto es un decir, porque desde mi punto de vista ha sido nada.
ResponderEliminarTodo depende del ambiente que te rodeaba y la urgencia en madurar del individuo.
Antes había gamberros como ahora, lo que pasa es que estaban más desorganizados. Ahora, en el botellón, de tres mil se juntan doscientos y la arman.
Asaltar una comisaría?
Divertido.
Imagino la sorpresa de los policías.
El problema fue no rodear a los asaltantes, anularlos con gases lacrimógenos, pelotas de goma y una buena paliza.
Estaría bien... doscientos detenidos por intentar asaltar una comisaría... los papas yéndolos a rescatar del hacinamiento, previo pago de la fianza decretada por el juez (aunque me temo que muchos no irían a buscarlos). Tener que presentarse cada semana con el papá al juzgado hasta el día del juicio... Si no se presentan: una multa al papá, que por eso son menores, hasta que el gilipolla aprenda a educar al pijín de su hijito.
Eso es la modernidad, ponerse al día con respecto a la actual adolescencia. No cuesta tanto, solo hay que forzar a los progenitores que hagan de tales. La sociedad no tiene porque pagar los platos rotos de un gilipollas que tuvo un hijo-muñeco para sentirse realizado.
De formas y por caminos distintos llegamos a la misma conclusión: la invasión de la intimidad familiar (y personal) por parte del Estado es el último paso para hacer saltar la llamada "civilización occidental" (que hace tiempo dejó de existir) definitivamente por los aires.
ResponderEliminarInsisto, una vez más, esto ya lo explicó estupendamente Vazquez de Mella: "ponen tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias".
Pau- Respecto a la pijo-borroka (apúntate una bien grande Pcbcarp, esta es genial) de Pozuelo hay una cosa que ha cambiado fundamentalmente. Antiguamente cuando rojos o azules nos enfrentábamos con grises o maderos, lo hacíamos o creíamos hacerlo en razón de alguna clase de idea que nos trascendía. Equivocados o no, eso es al menos lo que pensábamos. Desde luego, no hay que engañarse, resultaba además muy emocionante y en ocasiones entretenido (en otras no), y hasta que se inventó el "puenting" no dejaba de ser también una forma interesante de descargar adrenalina.
Los pijo-borrokas la arman por "su" "derecho" a montar botellón. Y desde luego saben positivamente que por parte de sus padres lo que deben esperar es una bronca...al policía.
¿Y el hijo-muñeco esta libre de toda responsabilidad y culpa, Pau? Por que es lo que parece querer decir la ultima parte de tu post.
ResponderEliminarA mi me parece, con la alegria propia del que comenta en un blog ajeno sobre un tema en el que ni de lejos es experto, por supuesto, que el profesorcapitanbaron tiene bastante razon. Nos hemos cargado las estructuras sociales preexistentes y las hemos cambiado por un individualismo feroz, donde las consecuencias de nuestros actos existen, pero mucho tiempo despues de dichos actos. Con lo cual no se perciben como consecuencias de dichos actos, si no como desgracias aleatorias causadas por la mala suerte, los dioses, la maldad de la sociedad, la maldicion de la calle toledo, etc.
elpep- Amén a lo que dices. Yo añadiría otra cosa, la sociedad ya ha superado la etapa del individualismo feroz, estamos más bien en el narcisismo salvaje.
ResponderEliminarEl patio (la juventud) está fatal hoy en día. Cierto es que esta sociedad se ha encargado de sobreproteger a los niños, y no termino de comprender cuál es la amenaza exacta que pesa sobre ellos. Me crié en los ochenta, jugando por la calle mientras mis pies sorteaban las jeringuillas tiradas por el suelo. Los yonkis revoloteaban alrededor cual zombies en el thriller de Michael Jackson, y aquí estoy, oigan. Hoy en día los niños no saben qué es una costra; incluso es posible que ni siquiera les haya sangrado nunca la nariz.
ResponderEliminarComo a mi entorno femenino ahora le ha dado por procrear, a veces no tengo más remedio que soportar a sus críos, maleducados todos ellos y delincuentes potenciales que toman la "leche de continuación" equivocada, pues la que necesitarían se la daría encantada yo misma.
No me parece normal que no pueda mantener una conversación con una amiga porque su hijo de 5 años no pare de gritarle "mamáaa mamáaaa mamáaaa!!" mientras la agarra del cuello sólo para llamar la atención. Y lo consigue no una, sino dos, tres y hasta infinitas veces. En mis tiempos, a la primera voz me habrían calzado una buena hostia seguida de la frase "cuando los mayores hablan, los niños se callan".
En fin... sólo me queda felicitarle por sus 48 añitos tan bien llevados y, por supuesto, por este postio.
Pau, como sabe todo esforzado blguero, cualquier postio que traducido a papel tenga menos de 200 págs., implica generalización.
ResponderEliminarLos gamberros de antes es que a) no teníamos móvil y b) la pasma pegaba tiros y no pasaba nada, como sabemos.
Si los padres no hacen de padres, tendrá que hacerlo el Estado y mandar a los hijos a la mili a cierta edad, y/o a recoger la patata a Ucrania.
Embajador, no me canso de insistir: casi todas nuestras diferencias están en la parafernalia de que las adornamos.
Elpep: Bienvenido a este tu bar. Como no le he dicho al Embajador, que ya lo sabe, con Pau que se entienda él en este foro libérrimo (o tú) Las consecuencias se hacen esperar, pero llegan. Vayya si llegan.
Mara JG: No sé, la edad debe estar volviéndome sentimental, pero ¿quieres casarte conmigo? (Total, Sita ya lo ha decidido hace tiempo...)
Ya tronco, pero es que yo soy de herencia barroca, la parafernalia es esencial. Entiendo que no somos ángeles y necesitamos de estética aunque solo sea para hacer la ética algo más digerible. No se si me explico.
ResponderEliminarY....no te lo tomes a mal (aunque posiblemente te siente como una patada en los huevos) a veces me pareces un Vizcaino Casas en rojo, de como mediante el descarnado sentido común llegas a desbrozar las cosas de eso que tu llamas "parafernalia" hasta dejarlas en pelota picadísima. A veces las cosas no son tan simples, o por lo menos yo no puedo concebirlas con esa simpleza.
Amigo Embajador, excusatio non petita... Yo me refería a tu parafernalia ya mi parafernalia
ResponderEliminarLo de Vizcaíno Casas no me molesta. A mi padre le encantaba. Lo conocí y era un cachondo mental capaz de interrumpir un juicio para entrar con la toga en la sala de audiencias, acercarse al juez, contarle un chiste al oído, el juez descojonarse (no podía evitarlo) y luego ponerle una multa por desacato, que él acataba sin problemas, que para algo estaba forrado escribiendo esas cosas tan fachas que escribía.
ResponderEliminarPeazo de post.
ResponderEliminarMe dejas pensando... y mucho, además.
Un abrazo
pcbcarp- No, no era excusatio non.... es exactamente lo que quería decir: que yo tengo parafernalia y tu no. Que para mi tu parafernalia es tu falta de parafernalia.
ResponderEliminarAsumimos que los menores lo son por no llegar a los dieciocho, y que no son plenamente responsables de sus actos.
ResponderEliminar¿Estamos de acuerdo?
El sí o no carece de importancia, ya que la ley, que esa la asumimos nos guste o no, lo dicta así.
Pienso que aclarado este punto debemos responsabilizar a los padres de las actuaciones de sus hijos, ya que no nos queda otra opción.
Quizá sea que yo he tenido suerte con los míos o que no me he enterado de sus desmanes, que todo es posible. Pero sea una u otra la situación, no estoy dispuesto a pagar los platos rotos de algunos; que, después de todo, ya lo veíamos venir cuando dejamos de invitar a aquel amigo, que reía las gracias a su hijito mientras rompía algo de nuestra casa o se divertía pegando hostias a nuestra gata, a su madre, a...
Lo veíamos y dejamos de invitarlo. No era nuestro problema y decidimos que lo aguantara él. Pues ahora pasa lo mismo. El hijito ha hecho años y se ha vuelto un pijo-borroka (¡Qué bueno!) y nos dicen que debemos asumirlo, que si la sociedad, que si la responsabilidad compartida... Pues mira, no estoy de acuerdo.
La mili? La patata a Ucrania?
Está muy bien.
Ahora se puede montar una ONG estatal, que con lo que nos cobran casi todas lo son, y mandarlos al Altiplano peruano en plan trabajo social; que sé como las gastan allí, con tipos así, en cuanto se desmandan un pelo de coño de mosca.
Pero no... estamos hablando de menores y eso no toca.
No creo que sea por la educación recibida fuera del ámbito familiar, tampoco que sea por el individualismo inculcado.
Sigo pensando que todo se repite excepto los medios empleados.
¿Podemos comparar los que tiraban piedras a la policía en los setenta, por una causa ideológica, con los que las tiran ahora por el derecho a emborracharse?
Quizá si y estemos equivocados, quizá sea una manera de quejarse, revelarse contra una sociedad que pretende tenerlo todo regulado, que su ciudadanía sea lo más estandarizada posible.
Yo recuerdo hacer de joven un tipo de botellón (la litrona tiene más años que el carrascuca) con los amigotes, también haber llegado a casa algo mareado... Pero claro, eramos grupos pequeños, la sociedad no podía sentirse en peligro ni cínicamente ofendida. No hacíamos tanto ruido y, de ser así, salían cuatro vecinos y nos pegaban un par de gritos gritos.
¡Vaya! Empecé la semana eligiendo a un futurible donante de esperma y la termino con una proposición de matrimonio... curioso.
ResponderEliminarEstimado Pcbcarp, si se ve usted con ánimos de esperar el par de años que necesito para esparcimiento y formación personal, prometo, al menos, considerar seriamente su propuesta. No seré yo quien reniegue de las decisiones de Sita. Una persona que hace esa tarta de queso jamás podría equivocarse.
En cuanto a su actualización del postio, simplemente genial. El amigo de Mi Mesa Cojea lo ha clavado una vez más.
Asumimos que los menores no son LEGALMENTE plenamente responsables de sus actos. Claro que si. Lo dice la ley, como tu has dicho, no hay mas que hablar. Pero, corrijeme si me equivoco, eso implicaria que un menor de 18 años no es resposable de nada (legalmente, ojo, que la distincion es importante) mientras que un dia despues, a los 18 años justos, es plenamente reponsable (otra vez, legalmente) de todos sus actos. ¿No te extraña un poco eso? ¿De un dia para otro? ¿Magia?
ResponderEliminarSupongo, y solo supongo por que no tengo mas experiencia que la mia, que la responsabilidad es algo que se aprende, como todo en esta vida. Y por tanto durante una temporada el futuro responsable debera ir aprendiendo que es la responsbilidad, y que los actos tienen consecuencias. Si no, tardara otros X años en aprenderlo, una vez sea legalmente responsable. Y, a lo mejor, esto no es tan buena idea. Se me ocurre a mi, vamos.
Gracias por la bienvenida, ProfesorCapitanBaron