Como este fin de semana ha sido mi cumpleaños (48 ya y sigo sobreviviéndome a mí mismo. Prodigioso) pues ya se sabe, las charlas del bar derivan a la metafísica… Algunas conclusiones provisionales:
Toda religión, aparte de procurar alivio a sus creyentes ante las adversidades de la vida y explicar el mundo de forma accesible al sentido común (ya se sabe: la tierra es plana, el sol se mueve por encima, etc.), y de servir para que la gente obedezca a alguien (por ejemplo, cuando lo mandan a matar a los vecinos en nombre de la patria –incluso vasca- o a que lo maten cuando es joven), establece por regla general que esta vida es una mierda, que nosotros somos una mierda y que si alguien se lo pasa bien en un momento dado es porque es culpable de algo. En eso, el Judaísmo y sus variantes cristiana e islámica, se llevan la palma.
Pero hay diferencias notables. Por ejemplo: ¿de qué murió el Fundador?
El nuestro, ya se sabe: traicionado, condenado, azotado, escupido, insultado, expuesto al escarnio del populacho que prefirió –encima- indultar a otro, coronado de espinas, crucificado y alanceado. Horroroso.
Mahoma, en cambio, canónicamente, falleció echando un polvo con su última esposa que, según algunas fuentes sin duda malintencionadas, era menor (lo que no tengo muy claro es cómo fue luego lo de ascender a los cielos montado a caballo). Buda, sin ningún género de dudas, murió de una indigestión de carne de jabalí. Desagradable, pero antes debió de pasárselo de puta madre, y es que tanto ayuno y tanta meditación debajo de una higuera tenían que dar mucha hambre. Casi me quedo con Mahoma.
El paraíso. Para que la gente se aguante con lo que hay, no moleste mucho y vaya a la guerra (incluso santa) cuando se le mande, hay que dar premio, como al perro la galletita. Esa es otra. El nuestro es un pestiño, al menos esa es mi opinión personal: toda la eternidad mirando a Dios, cosa que debe ser de lo más estresante, como puede imaginar cualquiera que haya sido niño y haya tenido que pasar eternidades interminables con su madre en la sala de espera del dentista, pongo por caso.
Los budistas y los hinduistas, en eso, son muy raros: uno se reencarna innúmeras veces a través de la rueda del Samsara dependiendo de los que haya hecho en este mundo inexistente, venga a pagar Karma, hasta que desapareces por fin. Puedes reencarnarte incluso en cucaracha. Sin comentarios.
Los musulmanes mejoran bastante. Ya se sabe que comparten con cristianos y judíos la obsesión con el sexo y, así, tienen un paraíso only for men consistente en jardines estupendos con unas tías estupendas a las que el creyente se dedica a desvirgar reiteradamente durante toda la eternidad. así, a primera vista, no suena mal. Siempre y cuando fuera cosa de quince días, un mes máximo. Y es que incluso alguien tan necesitado de afecto como yo, no digo una eternidad, sino un año, dale que te pego desvirgando vírgenes, le acaba cansando fijo.
Además, vale que las vírgenes (menores, supongo, ya que aún son vírgenes) tienen la ventaja de que no pueden comparar y no van a decirte “¿Ya?” o “¿Eso era todo, campeón?” y esas cosas tan crueles de las feministas; pero como no saben muy bien de qué va la cosa (son vírgenes) no colaboran nada y no las puedes decir que trabajen un poco. Bueno, si tienes tendencias pigmaliónicas, puedes entretenerte en adiestrarlas, pero… ¿toda una eternidad así? Daría para unos meses bastante divertidos si no fuera por el pequeño detalle de que en el Paraíso islámico fluyen arroyos que manan leche y miel, pero –¡joder!- ¿a quién coño se le puede ocurrir beber leche después de?, o antes, da lo mismo. De Mahou, ya sabemos que nada de nada. Ni Cruz Campo siquiera, ni Alhambra. Me temo que no me apunto.
El que mola de verdad es el de los vikingos: el Wallhalla que, ya, directamente, suena a bar, ¿que no? Un bar de la hostia, con todos los colegas, bebiendo cerveza (vale, si, hidromiel también, pero cerveza tienen) y papeando, servidos por unas taberneras impresionantes y montando una buena bronca de vez en cuando. Y –ojo- a la mañana siguiente no hay que madrugar, todo en orden y nada de resaca. Eso es un paraíso y lo demás son hostias: ¿os imagináis siempre en un bar, tomándola con los colegas y hablando de la mili sin que ninguna tía te eche la bronca por llegar tarde (y pedo) y te diga que eres un infantil por hablar de la mili?
En descargo del Cristianismo, habrá que decir que tiene a su favor que el acto fundamental ocurrió en un bar (según algunas fuentes, un asador) y que incluía papeo y bebercio con los colegas. Lo malo es que luego algo se torció. Los políticos, ya se sabe.
te haces viejo, soldado
ResponderEliminarFelicidades pues.
ResponderEliminarYo también me quedo con el de los Vikingos. Estos escandinavos si que sabían (¡Y los llamaban bárbaros!).
Felicidades. 48 no es nada. Pensaba que tenias mas.
ResponderEliminarIgnacio: pues sí, uno vuelve de la playa con la frente marchita, como dicen que se ha de volver.
ResponderEliminarChico gris, gracias... Luego degeneraron y se acuestan pronto.
Orayo: ¿MÁS? Gracias, yo también te quiero
En realidad esto viene a colación de sus metas en la vida según el perfil del bloj: Esperar pacientemente la muerte en la barra del bar.
ResponderEliminarHoy, supongo, tocaba el proceso de selección de lo que le gustaría hacer cuando alcance esa meta vital. Debe ser cosa del cumpleaños.
Menudos paraísos esos. Y las mujeres en la cocina. Yo también quiero mi paraíso, leches.
ResponderEliminarBueno, no queda otra que ir cumpliendo años uno tras otro. Y al menos de momento, mejor así, ¿no?
ResponderEliminarPuestos a escoger, yo soy fan de la aniquilación. No digo que la nada después de la muerte del ateísmo no sea un poquitín jodida para el instinto de conservación y la vanidad, pero normalmente la encuentro más atractiva. De Infiernos, Borges hace alguna buena recopilación y suelen ser más entretenidos que el Paraíso (recuerdo tres interesantes, uno de Swedenborg, otro de William Thomas Beckford en "Vathek" y el tercero en "Man & Superman" de Shaw).
El Paraíso siempre es más complicado. Dante consigue hacer el suyo impresionante cuando no llega a ser entretenido. Milton creo que tiene menos suerte, o eso me dice mi memoria, que nunca me he animado a releer "Paradise Lost" desde finales de mi adolescencia. En cualquier caso, con Milton ahora me parece que el Paraíso se parecería a una sesión de la Asamblea Nacional en Cuba cuando Fidel estaba en sus buenos tiempos y el Infierno a una del Congreso acá en España, salvo que con gente realmente interesante, inteligente y con algo de sentido común.
Lo del tema de las vírgenes no me entusiasma. Si el Paraíso incluye sexo (y si es paradisíaco más le vale), prefiero que sea con mujeres que ya saben de qué viene el asunto. Me aburre la inexperiencia y nunca valoré la "virginidad". Vaya chapuza de la Naturaleza con el trámite del himen. No creo que me divirtiera demasiado el Valhalla.
Folken: Afinas bastante, pero ahora que lo pienso, me parece que más bien debió ser cosa de la Mahou.
ResponderEliminarEstimada Sra. Liddell: En la guerra civil había una canzonetta de la CNT (no de la Falange) que decía, con la música de "En el frente de Gandesa"
"Los niños en el colegio,
las mujeres a fregar
y los hombres en los bares
eso es la libertad (bis)"
Así que ya ve usted... Yo creo que la mujer fue excluida del Paraíso salvo como hurí o Walkiria, cuando la Diosa Blanca fue destronada in illo tempore.
Gabriel Syme: Cómo se nota que has sido educado en un ambiente "láico"; lo del Paraíso escuchando a Fidel hora tras hora es magistral
En lo de las vírgenes, estamos de acuerdo, pero no en lo del Walhalla.
ondiá! otra castaña!!! y yo sin enterarme...congratuleisions an selebreisions profesor...lo del link, no te puedo apañar...será que el tuerto que me persigue no es por desgracia ningún analfabeto digital ni cibernético...enigüey, agradezco que lo arregles toas las veces....
ResponderEliminarbesotes paradisiacos y cumpleañeros