23/3/10

Vidas ejemplares. I: La Monja Alférez

 

erauso

Lo de que en el Ejército Español haya mujeres en puestos de mando, combate y grave responsabilidad, no es de hoy, sino que al menos y de modo oficial, la cosa empezó en el siglo XVII. Digo Oficial, porque nuestro personaje figuró en la escala de la Infantería Española como “Alférez reformado de Infantería Doña Catalina de Erauso”, por mal nombre, la monja Alférez. Uno de mis personajes predilectos.

La muchacha nació en el mismo Donosti, de buena familia (o sea, de militares, como se verá) y llevó mal lo de que la metieran en un convento para conservar la virtud y tal, mientras los varones de la familia andaban por esos mundos de Dios haciendo guerra al infiel. Así que con cosa de doce años, se fugó y se vino a Madrid. Disfrazada de chico, que era más fácil, tanto moverse por ahí como conservar la virtud. Tras muchas vicisitudes acabó pasando a Indias donde se convirtió en el terror de los maridos y de los enemigos de la Corona; desarrolló la estocada secreta de la monja alférez (mortífera donde las haya), medró en las filas de nuestra Infantería y sólo fue conocida por mujer tras una batalla contra los indios en que cargó a espada sobre la turba ingente de araucanos que había logrado arrebatar una bandera. Sobrevivió, aunque maltrecha de lanzadas y el médico descubrió su sexo (género, que diríamos hogaño).

Tras de ello, problemas con el Ordinario del lugar y la Santa Inquisición, de forma que hubo de venir a la Península a ver al rey, al que le gustó su rollo y pasar a ver al Papa, para que la permitiera seguir vistiendo de tío. Al final, lo consiguió, oigan, con bula ex profeso,  (a lo mejor tuvo algo que ver una exhibición de su esgrima con un petimetre italiano que tuvo la ocurrencia de hablar mal de los españoles cerca de la antecámara de Su Santidad y, claro, así acabó el pobre: perforadito).

Su vida, contada por ella misma, está aquí, que esta gente del Siglo de Oro le daban a la pluma cosa mala; pero no puedo resistir colgar el memorial que dirigió a Su Magestad Catolica Don Felipe IV en el año del Señor de 1625, tras de su primer intento de ir a Roma para la cosa de la vestimenta. Después, fue famosa por sus actividades militares y hasta se hicieron comedias protagonizadas por ella. Al parecer, acabó sus días teniendo una empresa de transportes a lomo por los Andes que le iba bastante bien. He aquí el susodicho memorial:

 

“Señor: el alférez doña Catalina de Erauso, vecina y natural de la villa de San Sebastián, provincia de Guipúzcoa, dice:

“Que en tiempo de diez y nueve años a esta parte, los quince ha empleado en servicio de V.M. en las guerras del reino de Chile e indios del Perú, habiendo pasado a aquellas partes en hábito de varón por particular inclinación que tuvo a ejercer las armas en defensa de la fe católica y emplearse en servicio de V.M., sin que en el dicho reino de Chile, en todo tiempo que asistió, fuese conocida sino por hombre, hasta que unos años después, en los reinos del Perú, fue descubierta ser mujer, forzada de un acontecimiento que no hace a propósito decir aquí; y con estar en compañía del alférez Miguel de Erauso, su hermano legítimo, en el reino de Chile, nunca se descubrió a él, aunque ella le conocía por tal hermano; y esto hizo por no ser descubierta, negando la afición de la sangre; y en todo el tiempo que servía en la guerra, y en la compañía del maestre de campo don Diego Bravo de Sarabia, fue con particular valor resistiendo a las incomodidades de la milicia como el más fuerte varón, sin que en acción alguna fuese conocida sino por tal, y por sus hechos vino a merecer tener bandera de V.M., sirviendo como sirvió de alférez de la compañía de infantería del capitán Gonzalo Rodríguez, con nombre que se puso, llamándose Alonso Díaz Ramírez de Guzmán; y en el dicho tiempo se señaló con mucho esfuerzo y valor, recibiendo heridas, particularmente en la batalla de Puren; y habiendo sido reformada, pasó a la compañía del capitán Guillén de Casanova, castellano del castillo de Arauco, y fue entresacado de ella por valiente y buen soldado, para salir a campear al enemigo.

“Como todo lo cual, y más, consta por las certificaciones y fees de don Luis de Céspedes, gobernador y capitán general de Paraguay, que fue de infantería en Chile; de don Juan Cortés de Monroy, gobernador y capitán general de Veraguas, que también fue de infantería en Chile, y de don Francisco Pérez de Navarrete, que todos tres, y otros caballeros que han sido sus oficiales y maeses de campo, se hallan hoy actualmente en la corte, y le conocen muy bien por haberle visto servir a V.M., y saben hizo de capitán en el dicho reino de Chile y en el de Perú; y además de lo referido no queda su tragedia en lo dicho, pues habiendo llegado a estos reinos de España el año pasado de 1624, trató de ir en el de 625 a la corte romana a besar el pie a Su Santidad, por ser el año santo, y caminando por el reino de Francia, en Piamonte encontró con una tropa de caballería francesa, y como ella iba a caballo, con un criado y otros peregrinos españoles que iban en su compañía, le prendieron a ella como quien iba señalado entre los demás en hábito de peregrino, nombrándose el alférez Antonio de Erauso; y luego que asieron de ella la tuvieron por espía de V.M. y dijeron que por tal la prendían, y después de haberla desvalijado y quitándola doscientos doblones de oro que llevaba para su gasto, la echaron en una cárcel, donde estuvo catorce días cargada de cadenas. Y porque habiendo oído algunas cosas había respondido con decoro y reverencia de V.M., la maltrataron, así de palabra como de manos, y si acaso la hubieran conocido ser mujer, confirmaran ser espía, con lo cual, sin duda, le quitaran la vida; y después que la soltaron no le quisieron dar paso para Roma, y así ha vuelto a esta corte, que también este particular parece por información, con tres testigos contestes, sin otros de oídas.

“Por tanto, y porque así bien interpone los servicios del capitán Miguel de Erauso, su padre, y del dicho alférez Miguel de Erauso y de Francisco de Erauso, que sirvió en la armada de Lima con don Rodrigo de Mendoza, y Domingo de Erauso, que se fue con la Armada que salió para el Brasil, y volviendo de allá fue uno de los que perecieron en la almiranta de las cuatro villas que se quemó, que todos tres fueron sus hermanos.

“Suplica a V.M. se sirva mandar premiar sus servicios y largas peregrinaciones y hechos valerosos, mostrando en ella su grandeza, así por lo que tiene merecido como por la singularidad y prodigio que viene a tener su discurso, teniendo atención a que es hija de padres nobles e hidalgos y personas principales en la villa de San Sebastián, y más por la seguridad y rara limpieza con que ha vivido y vive, el testimonio de lo cual se puede sacar del mismo tiempo; por lo cual recibirá merced de que se le dé un entretenimiento de setenta pesos de a veintidós quilates al mes, en la ciudad de Cartagena de las Indias, y una ayuda de costa para poderse ir, en que conseguirá la que de V.M. y su grandeza espera.”

                                                              Catalina de Erauso.

13 comentarios:

  1. Pues a mi esta Señorita inadaptada de su tiempo me parece muy valiente , eso de querer ser un espadachín pendenciero , beber cerveza en las tabernas , recorrerse las indias , matar araucanos es muy diferente a lo que hacían las mujeres de su época , o monjas , o putas , o esposas sometidas al marido ... eligió su propia vida y "genero" ...aunque no me extrañaría cierta patología psicológica de afán de protagonismo ...en cualquier caso , personaje singular .
    Saludos:)

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  2. Me gusta la historia y sobre todo el estilo en que esta contada.

    salu2

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  3. Coño, para una mujer que hay presentable, y ya la Peggy la cauteriza: "Inadaptada"

    Si es que hasta que no llegaron los progres, las mujeres nunca sabieron nada ni de su propia vida.

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  4. Yo si soy inadaptada y tradicional , Sr de la Galaxia , me gustaria salir a la calle como las mujeres Cretenses , recuerde ,con los pechos descubiertos , pero me temo que me imputarian algun delito de escandalo publico ...menos mal que me asesoria legalmente Don pcb...

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  5. Doña Peggy, no se preocupe Vueseñoría, que si la detienen por escándalo público allá estaremos.

    Orayo: pues nada, nada, gracias, es que me salió así.

    Ignacio, ¿no estarás llamando "progre" a Peggy?

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  6. ¡Aaaaah! ¡Qué tiempos! Recuerdo el día que la conocí en una lejana taberna..... Hoy estaría, seguramente, al mando de una dotación de blindados en Afganistan, dando leña al taliban.

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  7. ¿En qué consiste o consistía exacta o aproximadamente su mágica estocada?

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  8. ¡Ah...! ¿Te acuerdas, Capazorros? En efesto, ¡Aquellos sí que eran tiempos!

    Folken: He de confesar que lo ignoro: era secreta. Y conste que un colega mío, Maestro de Armas, anduvo investigando sin conseguir resultados positivos.

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  9. Sí tiene mérito la Monja Alférez, sí. Y sin Espidifen, oiga.
    Lástima no poder conocer su mágica estocada. Me vendría bien para reforzar mis técnicas de ataque, ahora que el Imperio se encuentra en plena fase de colonización de otros mundos.
    Si consiguiera información sobre este tema, Sr. Carp, le ruego que me lo haga saber.

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  10. MJ, no lo dude Vd., no lo dude Vd. Pero, ya digo: es difícil, que otros más doctos que yo en la cosa espadachinesca van tras ello sin conseguirlo.

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  11. Me ha gustado la entrada. Y gran berraca, la monja. Se ve que tenía bien puestos los ovarios bajo el hábito. Para que luego digan que la liberación de la mujer es cosa de ayer mismo... Si es que ya está todo inventando.

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  12. La calle catalina de Erauso no es gran cosa. Está en el barrio de Amara, próxíma al instituto en el que estudié y a la comisaría de policía -creo que esto le va más. A mí me parece admirable que esta mujer no se resignase a un destino convencional y todo eso pero -y no es por ponerme en plan aguafiestas- dudo mucho que la liberación de la mujer consista en asesinar indios a los que se ha invadido y en lamer el culo a un rey medio idiota. Según eso las feministas deberíamos tener un póster con el careto de la ministra Chacón embarazada pasando revista a un escuadrón de mercenarios dispuesto a matar a mujeres embarazadas como ella pero, sin embargo, colaterales. Por lo demás, me encanta, como siempre, cómo has contado la historia.
    Saludos.

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  13. Yo si sé el secreto de la estocada secreta de la alferez, pero tendría que mataroos si os lo cuento. Tal vez con unas cuantas mahuos.....

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