11/6/10

Banderas victoriosas 10.

 

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10.

El páter no volvió a mencionar la conversación que habían tenido. Cuando tocaba misa, lo mandaban a ayudar. Comprendió que era la excusa para que tuviera que estar cerca del cura sin que nadie sospechara; así que siempre ponía mala cara y de vez en cuando se permitía algún comentario en voz baja con los compañeros. Comentarios blasfemos, se entiende. De vez en cuando, le parecía sorprender al páter mirándolo, como de pasada; pero no le preguntaba, ni le metía prisa.

El Ingeniero recordó cómo, en aquél vagón de ganado, él y Bocanegra se recostaban uno en el otro intentando dormir de pie; o cuando se desmayaban de puro agotamiento sin poder caer al suelo. Recordó –y eso fue muy malo- que una vez que estaba a punto de dejarse morir, que estaba seguro de que le había llegado el momento y se iba a morir, Bocanegra, pegado a él como estaba, pisando los dos la misma mierda, le había dicho:

-- Aguanta, compañero.

Méndez le había mirado, idiotizado, y Bocanegra había esbozado trabajosamente una especie de sonrisa:

-- No les vas a dar ese gusto.

Siempre creyó que eso lo había salvado; que, si estaba vivo, era gracias a que Bocanegra, el cerdo, el hijo de puta de Bocanegra, el asesino, violador, torturador de Bocanegra, le había dado ánimos en ese momento clave en que estaba a punto de entregarla.

Haber recordado eso le ponía todo mucho más difícil, pensaba mientras ayudaba al sacerdote a revestirse para misa. Por fin, antes de salir de la capilla, el páter lo miró y le preguntó:

-- ¿Seguimos sin novedades?

Las palabras le sonaron como la explosión de una granada. Ahora, sí, se dio por muerto. Bajó la cabeza.

-- No es tan fácil, páter. Aquí hay mucha gente, y tampoco tenemos mucha libertad de movimientos.

-- Pues más vale que espabiles, que te queda poco tiempo. –El preso sintió un escalofrío- Sólo te digo que, si tienes novedades, me las digas. Cuando las tengas, puedes decir que necesitas verme. En cualquier momento, el capitán ya lo sabe. Había subrayado lo de “cualquier momento” de un modo muy peculiar; de un modo que sugería momentos nada agradables. Y próximos.

3 comentarios:

  1. Pobre Méndez. La verdad es que rezuma honradez y me produce mucha empatía pero debería saber que los tipos como Bocanegra se las arreglan para triunfar en cualquier circunstancia: vamos, que si no lo delata llegará a ser Jefe del Movimiento de su pueblo y a dar el paseíllo a los republicanos. ¿Dejaríamos de delatar al asesino de la baraja porque era nuestro mejor cliente en la empresa de nuestro padre, don Heraclio?

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  2. he ahí la cuestión...querido profesor...lo que no debería darse jamás, es que nadie tuviera que verse en semejante situación...y eso empieza por la erradicación de las guerras...así que...o está jodido...o está jodido...

    Iralow

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  3. por cierto, vaya palabrita de verificación mas "resplandeciente" coño: REDRUM...B

    Iralow

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