10/6/10

Banderas victoriosas 9.

 

El relato entero está en el almacén de la barra virtual.

 

9.

El Ingeniero se había quedado mirando al páter sin saber qué decir. Pensaba: pero, entonces… ¿me fusilan o no me fusilan? El páter le había dejado cocerse en su propio jugo.

-- Mira, Ingeniero: quiero a Bocanegra. –Méndez seguía mirando al cura sin saber qué decir- Tenemos buenas razones para pensar que está aquí, pero debe estar con nombre falso; habrá dado los datos de un muerto o lo que sea y no sabemos quién es. –Aquí hizo una pausa dramática- Si tú nos lo dices, yo me encargo de que no te fusilen.

A Méndez no le extrañaba lo más mínimo que los curas quisieran cazar a Bocanegra; si él mismo había estado a esto de pegarle un tiro, qué no iban a hacer los curas. Pero, claro, ¿cómo iba a entregar a un prisionero al enemigo, así, sabiendo que lo iban a ejecutar? Él no era un delator. su cabeza empezó a funcionar a toda velocidad, entre el sentido del deber y la supervivencia. A ver, ¿quién le garantizaba que el páter no iba a dejar que lo fusilaran una vez hecha la delación? Además, si los compañeros se enteraban de algo, era hombre muerto. Por otra parte, al fin y al cabo, nadie sabía por qué a unos los mataban y a otros no. Igual le tocaba a Bocanegra por la cosa de la mala suerte, lo fusilaban igual y a él también, por gilipollas. Aquí, ya se imaginaba compartiendo paredón con el ex-coyote proletario y gritando a dúo “viva la República” o “viva la clase obrera”, o cualquier otra gilipollez de esas que se supone que hay que gritar en su momento, mientras la descarga del pelotón los quitaba de en medio a los dos juntos. Se estaba poniendo histérico, mientras el sacerdote parecía ver a través de su cráneo. ahí, repantigado en su butaca, Optó por no comprometerse.

-- Veré si me puedo enterar de algo, páter.

-- Más te vale. No tienes mucho tiempo.

Y eso fue todo. De pronto, se hizo por completo incongruente que él, un prisionero, estuviera sentado delante del capellán. El momento especial había pasado. Se levantó.

-- Vete. Y ya sabes.

7 comentarios:

  1. Este gota a gota me mata.
    Te pareceré una burra pero yo no veo dilema moral alguno. Si yo descubro que uno de mi bando es un hijo de puta no siento remordimiento delatándolo. Los que lo matan también son hijos de puta, pero es que el hijo de puta de mi bando, además tiene el agravante de contaminar mi bando con su hijoputez. Se trata no ya de salvar mi vida sino de hacer limpieza. La militancia no puede estar por encima de la ética.
    Y, joé, escribe entregas más largas, que ya te vale...

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  2. Coincido con el/la del nombre raro

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  3. como decía mi sobrina tocaya cuando tenía la lengua de trapo...tiiiiiiio má!!!!

    Espero no quedarme a medias de historia, como me pasó con la del coltán ;)

    Iralow

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  4. ¡Desde luego, hombre, ya te vale, con estas entregas tan cortitas!

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  5. T'has hecho un Perez Reverte. (Sí, lo se, ahora, después de este piropo, te sientes obligado, de por vida, a invitarme a sienes y sienes de botijos. Se siente)

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  6. Vale, vale, ya cuelgo otra para el finde.

    Dizdira y Folken, humanos de poca fe en el autor...

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  7. Capazorros, es evidente, habrá que hacer acopio de Mahou

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