12/12/06

El don de la oportunidad.

Ha ocurrido algo del todo inusual: ¡Hemos hecho puente! (Bueno, no del todo: el jueves curramos hora y media o así, pero casi es lo mismo). Y yo, en lugar de hacer mis deberes y aprovechar el tiempo de ocio para escribir algo memorable por su agudeza y oportunidad, me he dedicado a vaguear, beber incomprensiblemente poco, (incluso pasear a Nesta. Vale un día sólo) y, eso sí, dormir como una bestia y leer esparramado por la chaiselongue.

¡Cielos! ¿qué hago yo, el prof. Carpzovius, hablando de mi vida privada? Bueno, pues para redondear, hasta voy a contar los libros que me he leido, y así tenemos para un año de discreción:

1.- “El último Catón”, de Matilde Asensi. Como best seller, es entretenido (por lo menos, la primera mitad, hasta que llegan a Jerusalén y a la pobre ya no se le ocurre cómo seguir llenando papel) y, sobre todo, aunque muy rocambolesco y marujil, no pretende hacernos creer que la Vera Cruz es verdadera y el interés del Vaticano en el asunto es meramente económico. En cuanto al final... ¡Por dios! Cualquiera que se haya dedicado a emborracharse (lo suficiente) por San Juan sabría salir del paso sin recurrir a la Divina Comedia para pasar descalzo unas brasas de nada. Lo que realmente me interesaba es qué cóño hay que escribir para ganar 1.000 millones de pelas en un año. Ya lo he visto.

2.- “Bichos y demás parientes”, Gerald Durrell. (relectura) ¡Aahh... placidez! Reconozco que una de las cosas que más me gustan de este Durrell es cómo trata a su hermano Lawrence, el artista pedorro de “El Cuarteto de Alejandría”. Me pasa como con Anaïs Nin, que andaba pedorreando con sus artistas parásitos por Paris y tal mientras su hermano Andreu pegaba tiros en España y acababa liquidado malamente por los camaradas.

3.- “Un novio para mamá”, Gerald Durrell. (Más aaahh) La historia del Loro y el cura pederasta es, simplemente, grandiosa: la recomiendo vivamente.

4.- “Viajes con Herodoto”, R. Kapuscynski. Bastante interesante, sobre todo, si te gusta Herodoto. Lo malo es que yo me había releído la Historia de este último hace unos meses (soy así, qué le voy a hacer) y me repetía un poco. Pero en su línea, o sea: bien.

Hala, y ya está.

Y, a lo que iba: ¿De qué hablar? ¡Hay tantas cosas...! Por ejemplo: Ese tipo de personas que tienen una mala suerte atroz a la hora de morirse. Ya le pasó hace poco al pobre Raniero de Mónaco, que después de los disgustos que le daba esa familia suya al pobre mío, encima se me pone malito justo a la vez que Juan Pablo II y, aunque hicieron lo que pudieron para mantenerle un rato, ya fue inútil, porque la muerte del Papa con la cosa del cónclave se prolonga mucho y, en fin, que perdieron un huevo de portadas en el Hola.

Me refiero, como sin duda imaginaréis, a nuestro Lauren Postigo, que el hombre tuvo que ir a morirse el mismo día que Pinochet. ¡Manda huevos! Y asín, el óbito de ese gran hombre que tanto hizo por la canción española -¡Aah... recordemos emocionadamente “Cantares”, aquel gran espacio-bastión!- (aunque, después de cortar con La Camboria y acabar casándose con una jovencita por el rito zulú, ya no era lo mismo) se ve eclipsado por el fenecimiento de ese otro gran hombre, tan querido del fiscal Fungairiño, que ha dejado en paz por fin a los chilenos después de ayudar un poquito en su día a nuestro ínclito Garzón a saltar a la escena internacional, ¡hombre!, que todo hay que decirlo. Y es injusto: toda una vida dedicada a la farandula, para que te pisen hasta la portada del Hola que te habría pertenecido por derecho propio.

Bueno, y como he decidido no extenderme mucho, a cosa de la convención internacional de Teherán sobre la libertad de expresión acerca del Holocausto, y la foto impagable de un rabino antisionista y un ayatola ( o tal vez hoyatoleslam) intercambiando sus tarjetas de visita, la dejamos para mañana.

9 comentarios:

  1. Calla, calla, que todavía estoy en tratamiento después de aquella ceremonia zulú de casamiento televisada. Descansen mis ojos en paz.

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  2. Vd.leyendo una novela de una alicantina que cursó estudios en Barcelona y que trabajó en la SER?.
    Una vez más me sorprende...su lectura y sobre todo la chaiselonge.¡Qué sibarita!.

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  3. pues... los rabinos pueden declaral abiertamente su homosexualidad, no viene a cuento pero he relacionado xDD lo lei por ahi... me parecio conmovedor...

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  4. De puente, qué suerte tiene la gente, joé. Yo también quiero.
    ¿Y qué es eso de una boda por el rito zulú? Supongo que eso vende, si no , ¿pa qué irse a Zululandia a casarse?

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  5. Matilde Asensi es un problema para la narrativa histórica en español (como todos aquéllos que se han subido a ese carro oportunista y engañabobos), y se halla en mi lista negra tras exigir, en una entrevista, que los arqueólogos se quedaran en las excavaciones y no criticasen su trabajo. Como decimos por aquí: "va a hablar quien más tiene por donde callar".
    Gerald Durrell, en cambio, es uno de los mejores autobiógrafos que he leído: Un zoo en la isla y Mi familia y otros animales son dos clásicos de mi adolescencia.
    En cuanto a la convención para negar el Holocausto convocada por el descerebrado presidente iraní, lo mejor sería no hablar del tema: los imbéciles -por peligrosos que sean- no merecen publicidad alguna.

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  6. jejjeje... yo soy una fan de Gerard Durrell... me ha sorprendido ver que tu también lo lees..
    Mi afición por los lemures se la debo a el...y mi viaje a madagascar también...

    un abrazo de lemura !!

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  7. Casshern: depende de qué rabinos, ¿eh?, que los hay que llaman a la gente a matar a los homosexuales.

    Raquel, pues ya ves: de vez en cuando, en exceso. Y corramos un tupido velo sobre la boda zulú, que el sin par Postigo ya no está entre nosotros y no puede explicarse. ;)

    fer, me alegro que aborrezcas a Matilde Asensi y que te guste Durrell, igual que a Zooma. Yo es que cuando estoy desesperado me leo lo que sea, pero ya digo que no desespero de encontrar la forma de ganar 1.000 kilos escribiendo cualquier detritus convenientemente estructurado.

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  8. Pues continúa con la adaptación de La Ilíada, eso no era un detritus, era genial, aunque lo de las ventas en la mayor parte de las ocasiones es una cuestión de campaña publicitaria y una decisión de marketing.

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