Mientras terminamos de una vez Afganistán III, resumo la última charla en la barra física interina (BFI). Así que, ojo: esto es una charla de bar, no un informe.
Aplicando la navaja de Ockham al estudio de la situación actual, la cosa queda en dos conflictos de nivel global que condicionan la evolución más o menos pacífica del mundo.
Uno: el que enfrenta a Estados Unidos (y su apéndice israelí) con el resto del mundo.
Dos: el que enfrenta al integrismo islámico de índole neosalafista con el resto del mundo.
Obviamente, nos olvidamos del saqueo del África subsahariana que –aunque los dos anteriores desaparecieran- seguiría igual porque desgraciadamente, hoy por hoy África no es sujeto, sino objeto de la Historia. Y los fuertes siempre saquean a los débiles.
La mayoría de los demás conflictos, son ramificaciones de los anteriores y, de hecho, si aplicáramos más a fondo la navaja del tal Ockham, resulta que el segundo ha sido, si no producido, si muy facilitado por el primero.
Cuando digo “Estados Unidos”, me refiero a ese conglomerado compuesto de determinadas élites económico-políticas (en USA la confusión entre política y economía se manifiesta en toda su pureza) que emplean la legitimidad nacional e internacional que les da tener un país para tratar de mantener su posición dominante en el mundo.
En cambio, ese otro conglomerado cuya manifestación más evidente es Al Qaeda, carece de la legitimidad internacionalmente reconocida que confiere la posesión y uso de un Estado. Pero, a semejanza del “complejo militar-industrial” americano, se fabrica la suya propia, recurriendo a una emotividad semejante al patriotismo primario del ciudadano medio americano. Esa legitimidad se llama Islam. A cambio de no tener el control de un Estado, pretenden tener el control de la Umma.
Y, en vez de basarse en argumentos (me refiero a los reales, no a la propaganda) propios de la sociedad postindustrial, se refieren a argumentos medievales. En este sentido, son más eficientes, porque no engañan tanto a sus adeptos.
Un marine chicano de dieciocho años que, en vez de irse a matar a sus ricos se va a matar a otros pobres lejanos, se siente engañado cuando –una vez allí- se entera de para qué lo mandan al matadero. En cambio, un sahid árabe de la misma edad, no es engañado (salvo, a mi entender, por la cosa de las huríes, ya que, por más que uno tenga dieciocho años, pasarse toda la eternidad rompiendo virgos tiene que producir serios escozores)
No es engañado: los que lo envían al matadero pueden estar locos desde nuestro punto de vista, pero no mienten. Por lo menos, mienten bastante menos que sus homólogos norteamericanos. No hay más que leer los comunicados de Bin Laden.
También es cierto que –a cambio de ofrecer un futuro bastante más desagradable- por el momento son responsables de bastantes menos asesinatos; pero todo es cuestión de tiempo y medios.
Mientras tanto, hay otros tres actores globales; La Unión Europea, Rusia y China.
Los Estados Unidos, es decir, esa élite convencionalmente designada como complejo militar-industrial, tiene una capacidad de aprendizaje bastante inexistente, producto de la enorme superioridad material de que ha dispuesto para el logro de sus fines durante los últimos –digamos- 60 años; cifra ésta que en términos históricos es también bastante inexistente.
Por ello, se empecinan en seguir considerando enemigo a todo aquél que no reconozca su supremacía. Cuando la URSS colapsó tras el golpe de Estado del 91 (frustrado por la división Tamanskaya, cuyo mando decidió que no movía un tanque sin un dictamen del Tribunal Constitucional de la URSS), accedió al poder un borracho corrupto que terminó fielmente la tarea. Creyeron que ese era el final, incluso el final de la Historia (lo que el ínclito Sánchez Albornoz llamaba “la plenitud de los tiempos”)
Bien es cierto que, de igual modo, hasta entonces habían dicho creer que el Comunismo era eterno y que jamás saldría de allá donde le llevara la caída de las fichas de dominó. Como, por otra parte, mientras en El País se añoran los tiempos en que Rusia era un edén democrático (debe ser cuando Berezovski, Gusinski, Abramovich o Jodorkovsky eran “oligarcas”, cuando no lisa y llanamente “mafiosos”, en lugar de campeones de la libertad), parecen haber borrado minuciosamente las imágenes de Yeltsin mandando a los tanques a bombardear el Parlamento Ruso con impecabilidad democrática.
Rusia recupera su papel a ojos vistas, lo que había sido previsto por nuestro insustituible Paco Eguiegaray para cuando se librara del lastre de las repúblicas centroasiáticas (aunque él lo decía de un modo no tan políticamente correcto)
En fin, a lo que iba: las directivas de seguridad nacional de los Estados Unidos consideran objetivo militar a todo aquél que pretende desarrollarse sin aceptar ciertos vínculos de vasallaje; incluso de vasallaje más o menos light, como nosotros.
La Unión Europea queda para otra ocasión. Sólo decir que –aparte de su inoperancia política- al final siempre acaba por ser necesaria porque somos demasiado ricos. Aunque resulte enojoso que su población sea –estadísticamente- tan reticente a cuadrarse ante la bandera de las barras y estrellas, lo que obliga a nuestros gobernantes a toda suerte de malabarismos dialéctico-mediáticos.
Y China. China, sencillamente, va saliendo de un pequeño bajón de unos 150 años; cifra ésta que en su devenir histórico es un suspiro, habida cuenta de que los chinos ya andaban quemando bibliotecas cuando los antepasados de los comisarios europeos iban por ahí en taparrabos a cazar mamuts, porque no había ni bares.
En una hipotética historia de China escrita dentro de 300 años, el período comprendido entre las guerras del opio y la actualidad, tal vez se considere un paréntesis no especialmente digno de recuerdo.
Al igual que los chinos, los rusos pueden aprender cosas. Y, por eso, ninguno de los dos aspira a un dominio mundial. En realidad, nunca lo han hecho. Lo que intentan es funcionar de acuerdo a sus posibilidades y desarrollarse todo lo que puedan. Bastaría que los Estados Unidos fueran igual de realistas para que el mundo funcionara bastante mejor.
En ese mundo hipotético, es altamente probable que Bin Laden y sus secuaces acabaran quedándose sin trabajo (los secuaces irían cayendo, pero, como rezaba la divisa de la Legión Azul: “sin idea de relevo y a extinguir en el frente”)
Por fortuna para los historiadores futuros, nada de eso va a ocurrir, y la decadencia del imperio americano (y su apéndice israelí) seguirá produciendo durante bastante tiempo convulsiones suficientes para hacer la vida lo suficientemente incómoda como para que merezca ser contada.
Entre tanto, me conformo con dos cosas: Una, que los pérfidos yankis o, en su defecto, los judíos tengan bien planificado cómo arrasar todas las instalaciones nucleares de Pakistán el día que se carguen a Musharraf.
La otra es que la presión de los progres no sea suficiente como para que la mezquita de Córdoba vuelva a ser mezquita; porque, en este follón –nos guste o no: la realidad existe- los infieles usurpadores de Al Andalus estamos en primera línea de fuego.
Aplicando la navaja de Ockham al estudio de la situación actual, la cosa queda en dos conflictos de nivel global que condicionan la evolución más o menos pacífica del mundo.
Uno: el que enfrenta a Estados Unidos (y su apéndice israelí) con el resto del mundo.
Dos: el que enfrenta al integrismo islámico de índole neosalafista con el resto del mundo.
Obviamente, nos olvidamos del saqueo del África subsahariana que –aunque los dos anteriores desaparecieran- seguiría igual porque desgraciadamente, hoy por hoy África no es sujeto, sino objeto de la Historia. Y los fuertes siempre saquean a los débiles.
La mayoría de los demás conflictos, son ramificaciones de los anteriores y, de hecho, si aplicáramos más a fondo la navaja del tal Ockham, resulta que el segundo ha sido, si no producido, si muy facilitado por el primero.
Cuando digo “Estados Unidos”, me refiero a ese conglomerado compuesto de determinadas élites económico-políticas (en USA la confusión entre política y economía se manifiesta en toda su pureza) que emplean la legitimidad nacional e internacional que les da tener un país para tratar de mantener su posición dominante en el mundo.
En cambio, ese otro conglomerado cuya manifestación más evidente es Al Qaeda, carece de la legitimidad internacionalmente reconocida que confiere la posesión y uso de un Estado. Pero, a semejanza del “complejo militar-industrial” americano, se fabrica la suya propia, recurriendo a una emotividad semejante al patriotismo primario del ciudadano medio americano. Esa legitimidad se llama Islam. A cambio de no tener el control de un Estado, pretenden tener el control de la Umma.
Y, en vez de basarse en argumentos (me refiero a los reales, no a la propaganda) propios de la sociedad postindustrial, se refieren a argumentos medievales. En este sentido, son más eficientes, porque no engañan tanto a sus adeptos.
Un marine chicano de dieciocho años que, en vez de irse a matar a sus ricos se va a matar a otros pobres lejanos, se siente engañado cuando –una vez allí- se entera de para qué lo mandan al matadero. En cambio, un sahid árabe de la misma edad, no es engañado (salvo, a mi entender, por la cosa de las huríes, ya que, por más que uno tenga dieciocho años, pasarse toda la eternidad rompiendo virgos tiene que producir serios escozores)
No es engañado: los que lo envían al matadero pueden estar locos desde nuestro punto de vista, pero no mienten. Por lo menos, mienten bastante menos que sus homólogos norteamericanos. No hay más que leer los comunicados de Bin Laden.
También es cierto que –a cambio de ofrecer un futuro bastante más desagradable- por el momento son responsables de bastantes menos asesinatos; pero todo es cuestión de tiempo y medios.
Mientras tanto, hay otros tres actores globales; La Unión Europea, Rusia y China.
Los Estados Unidos, es decir, esa élite convencionalmente designada como complejo militar-industrial, tiene una capacidad de aprendizaje bastante inexistente, producto de la enorme superioridad material de que ha dispuesto para el logro de sus fines durante los últimos –digamos- 60 años; cifra ésta que en términos históricos es también bastante inexistente.
Por ello, se empecinan en seguir considerando enemigo a todo aquél que no reconozca su supremacía. Cuando la URSS colapsó tras el golpe de Estado del 91 (frustrado por la división Tamanskaya, cuyo mando decidió que no movía un tanque sin un dictamen del Tribunal Constitucional de la URSS), accedió al poder un borracho corrupto que terminó fielmente la tarea. Creyeron que ese era el final, incluso el final de la Historia (lo que el ínclito Sánchez Albornoz llamaba “la plenitud de los tiempos”)
Bien es cierto que, de igual modo, hasta entonces habían dicho creer que el Comunismo era eterno y que jamás saldría de allá donde le llevara la caída de las fichas de dominó. Como, por otra parte, mientras en El País se añoran los tiempos en que Rusia era un edén democrático (debe ser cuando Berezovski, Gusinski, Abramovich o Jodorkovsky eran “oligarcas”, cuando no lisa y llanamente “mafiosos”, en lugar de campeones de la libertad), parecen haber borrado minuciosamente las imágenes de Yeltsin mandando a los tanques a bombardear el Parlamento Ruso con impecabilidad democrática.
Rusia recupera su papel a ojos vistas, lo que había sido previsto por nuestro insustituible Paco Eguiegaray para cuando se librara del lastre de las repúblicas centroasiáticas (aunque él lo decía de un modo no tan políticamente correcto)
En fin, a lo que iba: las directivas de seguridad nacional de los Estados Unidos consideran objetivo militar a todo aquél que pretende desarrollarse sin aceptar ciertos vínculos de vasallaje; incluso de vasallaje más o menos light, como nosotros.
La Unión Europea queda para otra ocasión. Sólo decir que –aparte de su inoperancia política- al final siempre acaba por ser necesaria porque somos demasiado ricos. Aunque resulte enojoso que su población sea –estadísticamente- tan reticente a cuadrarse ante la bandera de las barras y estrellas, lo que obliga a nuestros gobernantes a toda suerte de malabarismos dialéctico-mediáticos.
Y China. China, sencillamente, va saliendo de un pequeño bajón de unos 150 años; cifra ésta que en su devenir histórico es un suspiro, habida cuenta de que los chinos ya andaban quemando bibliotecas cuando los antepasados de los comisarios europeos iban por ahí en taparrabos a cazar mamuts, porque no había ni bares.
En una hipotética historia de China escrita dentro de 300 años, el período comprendido entre las guerras del opio y la actualidad, tal vez se considere un paréntesis no especialmente digno de recuerdo.
Al igual que los chinos, los rusos pueden aprender cosas. Y, por eso, ninguno de los dos aspira a un dominio mundial. En realidad, nunca lo han hecho. Lo que intentan es funcionar de acuerdo a sus posibilidades y desarrollarse todo lo que puedan. Bastaría que los Estados Unidos fueran igual de realistas para que el mundo funcionara bastante mejor.
En ese mundo hipotético, es altamente probable que Bin Laden y sus secuaces acabaran quedándose sin trabajo (los secuaces irían cayendo, pero, como rezaba la divisa de la Legión Azul: “sin idea de relevo y a extinguir en el frente”)
Por fortuna para los historiadores futuros, nada de eso va a ocurrir, y la decadencia del imperio americano (y su apéndice israelí) seguirá produciendo durante bastante tiempo convulsiones suficientes para hacer la vida lo suficientemente incómoda como para que merezca ser contada.
Entre tanto, me conformo con dos cosas: Una, que los pérfidos yankis o, en su defecto, los judíos tengan bien planificado cómo arrasar todas las instalaciones nucleares de Pakistán el día que se carguen a Musharraf.
La otra es que la presión de los progres no sea suficiente como para que la mezquita de Córdoba vuelva a ser mezquita; porque, en este follón –nos guste o no: la realidad existe- los infieles usurpadores de Al Andalus estamos en primera línea de fuego.
Las guerras continuaran destruyendo el mundo mientras el color de la piel siga siendo mas importante que el de los ojos, y la fé sea un fulgor tan cegador que ni si quiera deje adivinar ese color de pupilas...
ResponderEliminarEl sucio neoliberalismo, el fanatismo religioso y la hipocresia han contaminado gravemente al mundo. Y al final, todas las guerras son santas. todos los beligerantes creen tener al cielo de su parte...
Suscribo sobre todo el último párrafo. Lo demás tiene sus flancos, aunque en líneas generales habremos de convenir que tienes bastante razón; eso sí, hay una yankifobia pelín más intensa de lo ecuánime, pero aparte de eso, bien. También veo la derivada israelófoba sin contenido antisemita, que me incomoda porque me parece excesivamente próxima -y sé que es una imputación injusta- a la postura estulto-progre.
ResponderEliminarPor cierto, y hablando de todo un poco: qué poético lo de Itoitz...
Al segundo apunte con que te conformas, me pregunto ¿Cómo reaccionar la gente de a pie? Quiero decir sería la primera vez que un país de los denominados ricos, del primer mundo, europeo, donde la gente vive generalmente bien y algunos muy bien, que lo de la guerra y pegar tiros les queda lejos. ¿Cómo reaccionarian ante un posible ataque frontal y en territorio propio?
ResponderEliminarDicho esto, que nadie se engañe, no tengo el menor interes en que suceda.
Itoitz, Aunque Don Robert Nesta Marley era un poeta, me temo que en general lo que importa, más que el color de la piel es la profundidad del bolsillo. Por otra parte, no observo que haya habido grandes cambios desde el origen de los tiempos, salvo en la capacidad mortífera de los arilugios que inventamos para matarnos unos a otros.
ResponderEliminarHans: No soy antiyanki; ni siquiera antiisraelí. Procuro distinguir entre los pueblos y sus ricos. Por otra parte, si hubiera escrito esto hace 20 años, habría hablado de la Unión soviética, no lo dudes; pero es que ya no hay. ;)
Casshern, un par de 11-M's (cosa no descartable: vivo al lado de donde se está celebrando el juicio y no veas el despliegue) y teníamos a media España en la calle reclamando la expulsión del moro. Es probable que lo veamos. Había escrito un postio sobre el tema, pero ayer me salió esto y es lo que he colgado.
Muchacho, en las guerras se han perdido los modales. Hace mucho que la gente dejó de matarse de usted. Se han perdido incluso los modales para matar a un tipo sin ensuciar su memoria.
ResponderEliminarEs un poco irme del tema, pero... ¿el fin de la historia de Sánchez Albornoz tiene algo que ver con el de Fukuyama?
ResponderEliminarTenía entendido que el de Albornoz hacía más referencia al fin de la historia por la perfección del pseudo-totalitarismo, aunque no habiendo leido más que dos artículos suyos no puedo opinar.
El hombre es un bichito que se mueve básicamente con las vísceras.
ResponderEliminarDicho esto, encuentro a faltar en tu exposición, perfecta a mi entender, esta pequeña variable.
La historia nos demuestra que, a veces, las revoluciones, aun previsibles, siempre pillan desprevenido a quien van dirigidas.
Estamos rozando un cambio en nuestros hábitos de consumo y riqueza, de no ser así, no valdría la pena pensar en el futuro. Dicho cambio conllevará un desasosiego considerable. Una clase media ya muy ceñida exigirá no perder suu calidad de vida, mientras, el entramado económico intentará por todos los medios apaciguar los ánimos.
Va a ser imposible y creo que lo sabes. Se nos avecina una depresión económica, una crísis de la que no disponemos bibliografía, algo que no sabemos como solucionar, ni siquiera lo que puede ocurrir.
Un saludo.
Magnífica visión de cómo está el patio planetario, Pcbcarp.
ResponderEliminarHago mía también la distinción entre el antisemitismo y recelar de Israel. Pero dejemos claro que ni veinte holocaustos justifican la actuación del estado israelí a lo largo de su historia.
Acerca de la mezquita cordobesa y de la presión progre, una duda: ¿de veras que hay progres que defienden eso? Lo pregunto sin ánimo de ofender, porque yo mismo me considero progresista.
Puestos ya a revertir hechos consumados, podríamos reponer, por ejemplo, los numerosos templos romanos dedicados al culto imperial. O, mejor aún, reedificar altares a Endovélico, o a la Madre Tierra.
Releer la Historia da muchos problemas, pero también es cierto que muchos son artificiales. ¿Usurpamos al-Andalus? Stricto sensu, no.
Ahora bien, la Reconquista fue justificada -tergiversación histórica mediante- por la supuesta continuidad con el reino visigodo. En ese caso, tanto musulmanes como celtas, fenicios, griegos, romanos, bizantinos y visigodos pueden reclamar su parte del pastel, porque su propia propaganda siempre les dará la razón.
Y entonces, como aseguras, podremos temer.
Impresionante descripción del "estado del arte" histórico actual.
ResponderEliminarMi opinión es que los únicos que saben lo que quieren a día de hoy son los yankis (y su apendice israelí, como bien dices) y los islámicos. El resto (Rusia, China y la UE) están en pleno proceso de autoidentificación y aún les queda tiempo para tener las cosas tan claras. Y ojo, qu etener las cosas claras, no tiene que ser correctas, ni mucho menos.
Saludos y como buen amante de la historia, me pasaré por aquí más a menudo!
Jake gittes, ¿qué tal tu nariz? jeje. Bienvenido al bar, es un honor tenerte por aquí. Yo soy altamente partidario de separar los negocios y las cuestiones personales. Lo que hay que hacer, hay que hacerlo, pero no es culpa de nadie que estemos en lados distintos de la barricada, si señor.
ResponderEliminarFolken, amigo mío... en mis tiempos, aún se consideraba una cosa seria la mortal enemistad entre Sánchez Albornoz y Américo Castro (de hecho, por alguna extrañísima razón, era el tema central de la Historiografía española) Pa mí que don Claudio era la pera, pero sobre todo de joven, cuando refutaba tesis de Levy Provençal por el sencillo expediente de agarrarse el macuto y visitar los campos de batalla o medir las distancias de presuntas rutas romanas, cosa ésta muy mal vista por los historiadores teoréticos. Lo malo es que se le fue yendo la pinza paulatinamente y en los ensayos publicados a partir de cierta época le dio por una especie de mística según la cual el propósito del a Historia era acercar al así llamado homo históricus a la plena comunión con su creador. De hecho, acabó poniendo a caldo al pobre Darwin, no te digo más. Eso pasó por hacerle Presidente de la República. ¡A quién se le ocurre...! (aún recuerdo haber visto en el NODO -al poco de morir el Caudillo- su bajada del avión en Barajas ¿o fue una alucinación?)
Pau: bienvenido a este tu bar. ¡Hombre! Yo siempre digo que el estudi de la ciencia política no debería empezar con La República de Platón, ni La Política de aristóteles; ni siquiera con El Príncipe de Maquiavelo, sino con un estudio de Konrad Lorenz que lleva por título "Sobre la agresión, el pretendido mal", que trata de la función biológica de la violencia intraespecífica y que se desliza insensiblemente de los peces de colores hasta los humanos. (Esto es un plagio de Robert Graves)
Claro que Lorenz, antes de premio Nobel, fue médico militar en Stalingrado.
Por lo demás, aquí estaremos para padecerlo. el que tenga ojos, que vea, el que tenga oídos que oiga... el que tenga piernas, que corra.
fer: Lo de Endovelico me ha llegado al alma, porque el otro día, el amigo Piños lo proponía abiertamente en la barra física interina. Lo de la usurpación de Al Andalus... Es un tema altamente sensible. La historia de Al Andalus constituye el meollo de la Historia de España y , aunque no se habla tanto de ello, del mundo islámico. Piños y yo tenemos nuestras ideas, lo que pasa es que (aunque he descubierto que hay historiadores mucho más doctos que llegaron a parejas conclusiones) no me atrevo a hacer un postio sobre ello. Todavía. Pero es que tengo poco tiempo para blindar mínimamente lo que pudiera decir.
cipri: Pues también bienvenido a este tu bar. Y tanto que hay un proceso de autoidentificación. Los polacos, sin ir más lejos. Mira que votar en el Parlamento la proclamación de Jesucristo como Rey de Polonia y que no saliera...
En cuanto a lo de que los yankis y pedúnculos (a los que yo me refiero) tienen las cosas claras, una cosa es tener claro lo que se quiere y otra muy distinta, es creerte que lo puedes conseguir. Por lo menos, así. Saludos.
Por cierto, Hans: ¿te das cuenta de que me criticas (muy cortesmente, por supuesto) simplemente por mencionar a Israel? ¡Copón! ¿será posible que no sé poner cosas en cursiva-negrita-subrayado en los comentarios? ;)
ResponderEliminarSigo leyendote,y digiriendo con tragos a un vaso de agua poco a poco toda esta informacion.
ResponderEliminarEstados Unidos no puede aprender nada,porque no lo necesita al estar sobrado de medios tecnicos,armamentisticos y economicos.Pero es paradojico que en el mundo acabara consiguiendo eso un pais que no tiene ciudadano estandard.Cualquier rubio,indio,oriental,negro o mestizo puede ser "americano".
Un placer,como siempre
Fer dijo:
ResponderEliminar"¿Usurpamos al-Andalus? Stricto sensu, no."
Cierto, pero sólo porque nosotros no habíamos nacido. Por lo demás, de acuerdo. La Reconquista no fue más que una conquista más de tantas. ¿Veríamos "legítima" una reconquista de Norteamérica por parte de los indios que expulsara a todos los no indios? Los políticos deberían dejar la Historia para los historiadores, tan delirantes son las soflamas de Al Qaeda como las sandeces que va repitiendo Aznar por el mundo.
Te visito desde que entraste en mi otra casa, "Un gato en el balcón".
ResponderEliminarTus temas son tan ¿académicos? que hacen difícil un comentario, por lo menos para mí, que comento solo cuando creo que puedo aportar algo nuevo.
Curioso como somos algunas personas, que conocemos a Platón, Aristóteles, Séneca (de leerlos, claro)... pero no a Lorenz. Supongo que cada uno tiene su trabajo, y el mío, aparte de permitir poca lectura, no se basa en la historia, a no ser lo poco que la moda tenga que ver con ella.
Te llamaba la atención sobre una variable que hace cambiar sensiblemente la historia, y nadie toma en cuenta cuando hace cábalas sobre nuestro porvenir.
Las revoluciones, miradas retrospectivamente, deberían ser previsibles, en cambio ningún contemporáneo a ellas las prevee. 1º Siempre son producidas por una clase media muy harta y alejada de las decisiones del poder. 2º Antes de producirse siempre saltan señales de alarma que nadie, ni el más pintado, sabe leer. 3º Generalmente aparecen durante una crisis económica especialmente virulenta...
Primero: gracias a los políticos, cada legislatura nos volvemos más abstencionistas. Segundo: creemos vivir en una sociedad muy sólida en la que nuestra convivencia está asegurada por ley. Y tercero: Todo el mundo está de acuerdo que, en menos de cien años, el planeta no dará más que para quinientos millones de habitantes.
Y nadie parece darse cuenta...
Sett: pues por eso, porque Estados Unidos no es un país como nosotros lo entendemos (al igual que Lavapiés, pero con más ricos) De todas formas, mi famoso barrio, va por ese camino, aunque sin pasta.
ResponderEliminarLoti, a mí me parece que la Historia les da igual a esos tipos. Cuando uno habla de "nosotros" y "ellos" refiriéndose al año 500 A.C., ya resulta pintoresco. Pero, por otra parte, envidiable hasta cierto punto, ya que se considera parte de algo y no un paracaidista caído en Melmak, como nuestros productos de la LOGSE. En cuanto a lo de Aznar y Bin Laden, obviamente, de acuerdo.
Pau: ¡Joder! ¿académico yo? mecachis en la mar... Estos son los problemas de la incapacidad de la ciencia para virtualizar la Mahou. Konrad Lorenz es el padre de la etología,uséase, la ciencia que estudia el comportamiento animal. Yo aplico en mis estudios de campo por los bares sus sabias enseñanzas y luego las extrapolo.
En cuanto a tus puntos 1º, 2º y 3º sobre la génesis de las revoluciones, si que las montan los medianos, porque tienen tiempo o ganas de hacerlo (hoy día, deberían hacerlas los así llamados obreros, que son los que tienen pasta para disfrutar de tiempo, pero están demasido ocupados viendo el fútbol en el bar). Las señales de alarma si las ven algunos, lo que pasa es que los que mandan no quieren que les cuenten más que lo que les gusta oír y En cuanto a las crisis económicas, a veces, han sido producidas por la propia revolución. Opino.
En cuanto al resto, yo ya estoy ahorando para adoptar un dromedario como medio de transporte.
Un admirado sombrerazo, estimado pcbcarp. Le diré por qué: Es prácticamente imposible que me encuentre un escrito con el que esté completamente en desacuerdo desde el principio hasta el punto final. Usted ya lo ha conseguido en un par de ocasiones. No compartimos visiones del mundo, ni falta que hace, ¿no le parece?
ResponderEliminarSi las barras de los bares hablasen...
ResponderEliminarSiempre pienso en lo bueno que es en tu perfil aquello de: intereses: "esperar pacientemente la muerte en la barra de un bar".
Saludos!!!
¡Aaah! Don Luis... ¿qué sería de nosotros sin estos pequeños momentos? de todas formas, podía Vd. darme más detalles ¿Ni siquiera estamos de acuerdo en lo de la Mezquita de Córdoba?
ResponderEliminaraloma9, desde luego, tenemos a nuestro tabernero interino bastante inquieto al escuchar nuestras charlas. Menos mal que cuando hay fútbol parecemos normales.
Ustedes pueden llegar a parecer normales pero seguro que no son del montón.
ResponderEliminarSaludos de nuevo!!!
Coincidiendo también con Fer, yo tampoco conozco a ningún progre que pida que la mezquita de Córdoba vuelva a ser mezquita. Eso sí, tampoco me parece bien que porque un visitante musulmán levante las palmas de las manos en gesto de oración le saquen a empellones los de seguridad. No sé si eso me convierte en progre, sería la manera de poder considerarme parte de algo. ;-)
ResponderEliminaraloma69, tú lo has dicho: "parecer". anoche nuestro nuevo tabernero interino se asustó cuando a las dos de la mañana las voces fueron alzándose hasta que apareció la palabra gilipollas por primera vez (intentaba explicar mi opinión sobre el desempeño del cargo por ZP y eso de que no pueda viahjar porque tiene que leer un cuento a los niños antes de acostarse)
ResponderEliminarloti: ¡Ah, pues yo si conozco!, discutimos mucho sobre el tema. ;)
A lo mejor extrapolo, pero desde las caricaturas de Mahoma (que Dios le bendiga a él y a su familia) veo a mis progres muy partidarios de la religión salvo la católica). Ya hablaremos de lo de la mezquita, pero no es tema baladí. Yo tengo por las religiones el mismo respeto que por las demás ideologías, pero al parecer mucha gente no piensa como yo. Lo malo, además, viene cuando la gente que nos vende el petróleo empieza a presionar suavemente sobre ciertos asuntos...
"En ese mundo hipotético, es altamente probable que Bin Laden y sus secuaces acabaran quedándose sin trabajo"
ResponderEliminarPues me parece que esta frase anda un poco desencaminada: cuando se trata de fanatismo, como el que exhibe Bin Laden y su banda, no hay límite. Como dice un libro sagrado "mi reino no es de este mundo", pero para el amigo B.L. la meta es traerlo hasta nosotros, por la fuerza si es necesario. Así, aunque EE.UU. cambie y se haga no intervencionista (por ciero, qué bien nos vino a los europeos el belicismo americano para cabar con los nazis y el imperialismo japonés, ironías de la vida) a B.L. le dará lo mismo que si ZP se deja bigote o Aznar se lo quita ... (me informan de que Aznar parece haber manipulado su bigote, perdón por la interrupción).
A lo que voy, que es una fantasía bienintencionada (pero solo fantasía) pensar que B.L. quiere reformar los malos modos occidentales (ojo, que el amigo pone a Europa y a EE.UU. en el mismo saco, el de los ateos infieles que se merecen lo que les pase, ya dice el Corán que hay que respetarlos un poco, pero nada de darles igualdad o manga ancha, a ver sivan a reproducirse). Se trata sencillamente de que somos diferentes, y eso a un mesianismo tan radical como el musulman le resulta insoportable.
Jodó, Itoiz, ¿y que decir de las geurars iniciadas por la izquierda? ¿Y las masacres en el nombre de las ideologías antiliberales? Repasa la lista, el Gulag soviético, las purgas, las matanzas ejecutadas por lo jemeres (¿Tienes gafas? Te habrían liquidado sin dudarlo, por culto corruptor), los terrorismos (que casi todos los activos ahora mismo son de izquierdas o de religión, pero ninguno en nombre de Adam Smith o Montesquieu), la primavera de Praga (depurada con DDT de Kalashnikov), la magnífica evolución en Albania, Rumanía, Cuba, la Revolución Cultural con sus matanzas en China...
ResponderEliminarSi quieres un manual de intolerancia y violencia, lee las obras de los grandes ideólogos del comunismo / socialismo, empezando por Lenin, que en las hambrunas de finales del s. XIX denunciaba y perseguía a los campesinos que osaban entrar en sus tierras (si, Lenin era de una familia terrateniente de la pequeña nobleza rusa) para robar fruta de sus huertso, con la excusa de que "asía aceleraba la revolución", siguiendo con sus manuales sobre terrorismo y técnicas de golpe de estado... toda una lección de democracia.