9/2/11

Entrenando para el desastre.

 

noche madre

Hubo un tiempo en que las madres eran madres

La otra tarde asistí a un espectáculo estremecedor. Para variar, estaba yo en un bar (un bar decente, ojo; sin ir más lejos, la noche antes había habido una pelea, con banquetas volando, el camarero con las gafas rotas y, al remate, intervención de la policía local). Acuciado por el vicio, salí a la terraza a echar un pitillo y entregado a los placeres de la nicotina como estaba, mi mirada plácida se vio atraída por una madre que jugaba con su hijo al escondite. La madre tendría unos cuarenta años y el hijo cinco o seis. Hasta ahí, todo normal.

Bueno, normal relativamente; porque lo lógico hubiera sido que el niño estuviera jugando al escondite con otros niños, no con su madre. De hecho, siempre había pensado que uno de los fines de jugar al escondite era -precisamente- aprender a esconderse de los padres, ¿no? Pero, bueno, todos los demás niños estaban dentro del bar jugando con sus nintendos y ajenos al mundo circundante, así que a éste en particular, no le quedaba otra que jugar con la autora de sus días.

El caso es que había algo que no terminaba de cuadrarme, así que presté más atención y lo que vi me heló la sangre. La madre estaba contra la pared, contando muy concentrada y el niño estaba escondido tras un cajón minúsculo que no lo cubría en absoluto, ni de los fuegos, ni de las vistas del enemigo. ¡Qué niño tan torpe!, me dije.

Cuando la madre terminó de contar, empezó a dar vueltas muy sonriente y en apariencia sin ver al niño (cosa imposible, porque era un ceboncillo sedentario y sobresalía por todos los lados). Hablando con una voz de subnormal completa, se alejó de la pared: “¿Dónde estará este niño? ¡Huy! ¿Dónde se habrá escondido, que no le veo…?” Claro, el niño salió corriendo y gritó triunfal: “¡Por mí!”

Así que, ahora volvía a ligarla la madre. Pero no, por lo visto, no haberlo encontrado daba igual; al parecer tenían establecido un sistema de turnos independiente del resultado de la búsqueda. El niño se puso a contar y la madre fue a esconderse detrás de una de las estufas-seta de la terraza, con un espesor de unos ¿ocho? centímetros del que rebosaban evidentes las formas maternales. “¡Vaya mierda de madre!”, me dije yo, “¿no jugaba al escondite cuando era pequeña?”.

Para mi sorpresa, el niño terminó de contar y repitió gesto por gesto la pantomima que un minuto antes había interpretado su madre. Fingía no verla, y digo “fingía”, porque en mi mundo, los niños no son gilipollas; al menos no tan gilipollas como los adultos. Pero… este niño no era ciego; sin duda, veía a su madre, pero… ¡Claro! Su madre le había enseñado a jugar a su peculiar concepción del “escondite” y él creía sin duda honradamente que el juego no consistía en esconderse lo mejor posible, sino en fingir que no veías a quien ni siquiera intentaba esconderse. Es de suponer que la madre, lectora del dominical de El País e imbuida de sus tempranas lecturas de Lucía Etxebarría y Paulo Coelho, pretendía hacer del escondite un juego cooperativo y no frustrante, en lugar del feroz trasunto de la caza que siempre ha sido: un entrenamiento para encontrar a la presa y para no ser encontrado, ¿no?

Lanochedelcazador1

Robert Mitchum muestra cómo entrenar a los niños de forma no sexista

 

Pues vuestro humilde narrador estaba asistiendo al despliegue del “antientrenamiento”. La función de los padres en cualquier especie es entrenar a sus cachorros para la supervivencia, y el escondite es un juego paradigmático en ese sentido: sirve para sobrevivir. ¿Cómo coño piensan esas madres que se van a esconder correctamente sus niños si los persigue un pederasta, o un asesino en serie? ¿o, no lo quiera Dios, un vampiro? ¡Ay, mierda! Si ahora los vampiros resulta que son guays, son guapos y ni siquiera les huele el aliento a cadáver.

images manzanas Niños de los de antes, correctamente camuflados

 

Al parecer, ahora la función del juego es no frustrar al niño y dejarle claro para siempre que sus progenitores son unos seres absolutamente imbéciles que ni siquiera saben esconderse. Al parecer, para poder competir, adquirir habilidades  y superarse sin la intervención imbecilizante de sus ¿padres? sólo les queda el recurso a los videojuegos, que, aunque virtuales, son tan salvajemente competitivos como las peleas del colegio de nuestros tiempos.

27 comentarios:

  1. :)

    Tenemos mucho que aprender.

    ResponderEliminar
  2. Los demás niños de su edad ya le enseñarán lo que es la vida...y el juego del escondite.

    ResponderEliminar
  3. Bueno... piensa en la hostia que se van a pegar cuando de mayores jueguen con chinos, a ver quién de los dos come aquel día.

    ResponderEliminar
  4. Juajaujaja, buenísimo.
    La verdad es que con mi hermana me hago un poco el tonto para generar algo de tensión y para que el juego dure algo. Pero me has convencido de que eso está mal. A partir de ahora en cuanto la descubra le pegaré un palo para que la proxima vez aprenda a esconderse mejor. :)
    Aunque en casa no lo estemos haciendo bien, creo que ella por sí misma algo aprende en el cole, porque el otro dia dijo: soy la que mas fuerte pega. ¡Si, amigos!

    ResponderEliminar
  5. Porto, No hay más que mantener los ojos abiertos para aprender de nuestro entorno. Yo aprendo que la estupidez es infinita.

    Juan rafael: efectivamente, y sus padres denunciarán al colegio por negligencia o algo.

    Pau: ahí le has dao.

    Orayo: nada, nada, hay que adiestrarlos para la supervivencia en ambientes hostiles. Yo conocía un joven padawan que se escondió en el interior de la estufa de butano (sin bombona, claro) y aguantó casi una hora sin decir ni pío. Cuando su madre ya pensaba en que había desaparecido de verdad, sacó la mano por la tapa de arriba y casi nos mata del susto: ese es el espíritu.,

    Pero, si dice que es la que más fuerte pega, es que va por buen camino, sí señor.

    ResponderEliminar
  6. No me sorprende nada lo que dices.....estoy rodeada de adolescentes todo el día y veo el resultado de los juegos cooperativos de papis hiperprotectores y de la puta calle con papis que pasan de todo... Una mezcla que genera un ambientecillo que no veas.

    ResponderEliminar
  7. Huy pues yo tengo una primicia sobrecogedora: parece ser que ahora adiestran a los niños para no defenderse y ser chivatos, como Mrs. Pajín. Por lo visto cuando un niño le mete una tollina a otro, los papis (y digo papis para que suene cursi) del agredido no lo animan para que la próxima vez devuelva la tollina más fuerte, como hacían conmigo en tiempos. Ahora la consigna es ésta: "TIENES QUE BUSCAR A UN MAYOR Y DECIRLE QUE FULANITO TE HA PEGADO".
    Por lo visto esa consigna debe venir en algún libro de esos de autoayuda para padres, porque lo que he oído literalmente es "¿huy? ¿defenderse él sólo? ¡Si eso no se hace! Lo que hay que hacer es buscar a un mayor".

    Lo del escondite... normal. Es que si un niño no gana se puede frustar y luego ¡hala! de cabeza al psicólogo. Es por ello por lo que hay que hacerles los deberes, no vayan a llevarlos mal al cole.

    Buena foto de Trinity. Qué tío más malo!

    ResponderEliminar
  8. Buenísimo. Hace unos días tuve que estar conviviendo por razones ajenas a mi voluntad con una madre así o peor. Yo no daba crédito: dejaba a su niñito que se embadurnase la cara y las manos con maquillaje de Chanel, tenía un ordenador de juguete ideado para identificar animales, plantas, colores, etc y la madre se lo hacía aporrear como si se tratase de un tambor. ¿Por que coño no le compró un tambor? El niño comía cuando y lo que quería. Bueno, un infierno, así que tus palabras me han llegado al alma. Por cierto, si esa madre se plantea de esta forma el escondite (osea, lo de fingirse ciegos) me pregunto cómo jugará a la gallinita ciega.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Pues a mí me ha conmovido como el pequeñajo imita la estupidez materna con total complicidad, aprendiendo como un monito. Conmovedor aunque triste, porque a lo que aprende es a ser imbécil. Algo así como los documentales de la 2, vamos. Este niño apunta maneras de esos que acaban como merienda del leopardo de turno. Fijo.

    ResponderEliminar
  10. Despues de las risas, me quedé reflexionando en que la madre, a lo mejor, no es tan (biológicamente) imbécil. Al fín y al cabo, le está enseñando a vivir instalado en la mentira. El niño debe mentir fingiendo que no ve lo que resulta evidente y asumiendo que su madre también miente. Quizá la madre lo que está haciendo es evitar que su hijo se comporte como el niño de "El traje nuevo del Emperador." Entrenarlo para que, sin esfuerzo, vea lo que no hay, no vea lo que tiene ante las narices. Eso le hará un estudiante modelo, un empleado productivo, un televidente informado, un consumidor responsable, un madero disciplinado y quién sabe, quizá también un líder de esos que generan sinergias, tormentas de ideas y trabajo en equipo. ¿O esto será demasiado retorcido para explicar un proceso que parece tan espontáneo? Pero también la digestión es espontánea y un proceso complicado a la vez...

    ResponderEliminar
  11. Estoy con Dizdira: Están preparando al niño para el mundo moderno, para ser político o consultor.

    ResponderEliminar
  12. Laura, atrapada entre padres que ponen denuncias y padres que dan guantazos: un cóctel explosivo.

    Sra. Garland, la cosa debe venir de lejos y la Sra. Pajín ya debió de educarse en ese ambiente delator y de ahí ese su talante ¿delacional?

    Bueno... las cosas tal vez empezarán a arreglarse cuando la madre del hoy niño se presente en su curro a echarles la bronca por haber despedido a su hijo y la manden a la mierda.

    Dizdira y Folken, la plaga está extendida, fabricando futuros dependientes de El Corte Inglés y diputados rasos con los que llenar listas electorales.

    Capazorros, y ustñe que lo diga.

    Unodetantos, pues ahora que lo dice, no sería mala idea soltar unos cuantos leopardos para repoblar los parques infantiles.

    ResponderEliminar
  13. Se te ha olvidado mencionar que este niño será carne de cañón en el apocalipsis zombi. Lo cual me alegra, porque así los zombis estarán entretenidos y mis hijas tendrán tiempo de esconderse adecuadamente, como su madre SI que les ha enseñado.

    Por lo demás totalmente de acuerdo, por una vez en la vida y sin que sirva de precedente.

    ResponderEliminar
  14. Por cierto, no había dicho nada de los enlaces por doquier, cual si fuese esto mi bloj. Me imaginaré que he tenido algo que ver y no saldré del baño en un rato.

    ResponderEliminar
  15. Hace tiempo tuve que organizar un taller para niños en colaboración con una pedagoga. Planteé un juego donde había ganadores y perdedores... un trivial infantil con preguntas orientadas al ecologismo que era lo que había que enseñar. Me negó el juego, y sólo me lo aceptó cambiéndolo de tal modo que no había ganadores ni perdedores, y casi todas las respuestas era correctas, las que no eran correctas eran "casi correctas", pero no se le podía decir al niño que no era correcta. Se basaba en la idea de no frustra al niño... Pero, coincidiendo contigo en esta historia, eso no es más que cegar a los niños ante la realidad de la vida: que de mayores no van a vivir en un mundo tan ideal y perfecto donde nadie quiere cazar a nadie.

    ResponderEliminar
  16. Embajador, efectivamente; por lo menos nuestros cachorros tienen esa ventaja comparativa que los hace firmes acreedores a la supervivencia. Venga, venga, que no es la única vez que estamos de acuerdo, jaja.

    Genosse Folken, dada la temática del postio (palabro de su cosecha, por cierto) sí que he intentado hacerlo a su manera, bueno, y a la de mi amiga la Sra. Garland. Así que ya puede Vd. proceder a lo que sea.

    Canichu: Eso es lo que hay. Luego los psicólogos (la función de los pedagogos es producir clientes para los psicólogos) diagnosticarán al niño: "baja resistencia a la frustración", y se quedarán tan anchos.

    ResponderEliminar
  17. Tengo que añadir que el comienzo de la entrada ("...un bar decente...") me ha llegado al alma. Es svenhasseliano total.

    ResponderEliminar
  18. Embajador: ¡Hombre! Un puntito svenhasseliano siempre nos quedará, jaja. De todas formas, la pelea fue bastante cutre.

    ResponderEliminar
  19. Bueno, es que yo lo de soltar leones en las calles lo vengo diciendo desde hace tiempo en mi bloc. Así la gente tendría miedo de algo concreto y no de las chuflas que nos venden los medios. Y al menos el resto del tiempo podríamos estar despreocupados. (No le pongo el enlace porque el autobombo explicito me sabe mal). Así que no puedo sino estar de acuerdo, aunque sea con leopardos (que siempre serán más ágiles para un escenario urbano, digo yo).

    Y volviendo a las criaturas, con el porvenir que les espera creo que da igual que les fomenten la imbecilidad. Van listos de todos modos...

    Sr. Embajador ¿han pensado montar ud y su señora una guardería con esas directrices educacionales? Igual es el negocio que triunfa, quien sabe.

    ResponderEliminar
  20. Uno de tantos, probablemente, si los Sres. embajadores o cualquier otra persona en su sano juicio y disposición docente abriera una guarde de esas características, la Secretaría de Estado de Igualdad la cerraría previa campaña de descrédito y demolición mediática, por fomentar la desigualdad: vamos a ver, qué pretende esa gente ¿sobrevivir ellos y nosotros no?

    ResponderEliminar
  21. Por eso los niños juegan al Call of Duty en la consola. Juegan con adultos (como yo) y se esconden que te mueres, y te encuentran aunque creas que te escondes que te mueres. Son capaces de destrozar la cabeza de un francotirador con una pistola de 9mm a 150 metros. Esos chavales si que se entrenan para la supervivencia... ;-)

    ResponderEliminar
  22. Me temo que mi opinión va en el sentido del Sr. Pcbcarp: cualquier iniciativa diseñada para ayudar a los ciudadanos a pensar y defenderse por si mismos es mala para el adecuado progreso del sistema y por tanto debe chaparse con caracter de urgencia.

    ResponderEliminar
  23. ¡Svodoba! ¡Cuánto tiempo! Ahora que estás aquí, te pregunto: ¿tú sabes por qué me resulta imposible entrar en tu blog? Hace tiempo, primero me decía que era peligroso (no lo dudo, pero se refería a peligros informáticos) y ahora sigue igual.

    En cuanto a lo del Call of Duty... Jajaja A eso em refería. Sus padres hiperprotectores-no-frustrantes los abocan a un esmerado adiestramiento virtual como killers. Por cierto, mira que volver a la guerra fría a estas alturas... Ponerse a matar a Fidel Castro a estas alturas es correr contra la naturaleza.

    Embajador, claro que es así, pero no hay por qué obedecer. Todo adiestramiento interesante es clandestino.

    ResponderEliminar
  24. Si es que es un asco, hombre, los niños ya no juegan en la calle, no se ensucian, no llevan las rodillas llenas de costras ni chichones en el colodrillo. Los niños ahora son un mapa de alergias, van impolutos, limpios, con el pelo engominado y hasta con mechas, pero eso sí, con piojos (algo de lo que no se habla, pordios). Un niño de antes si se tenía que defender sabía tirar piedras con una puntería que riéte de los francotiradores del FBI. Ahora se quejan de que los acosan -me niego a usar esos anglicismos tan de moda- y los padres presentan demandas o acuden a un programa de la tele.

    ResponderEliminar
  25. Jejeje, Bueno yo sigo entrando asiduamente a tu blog. El mio murió, condenado al ostracismo por Google por no sé qué problema de seguridad que nunca me ayudaron a solucionar. Una vez que salió eso perdí todas las visitas. Probablemente algo de código malicioso embebido en algo que subí al blog. Ahora he creado otro, precisamente sobre emblemas del Black Ops, pero entiendo que carece de interés para todo el mundo que no juegue; por eso ni lo publicito.

    Pero bueno, lo importante, cuando veas visitas de Dublín o de UK (de Oracle, a veces), ese soy yo ;-)

    Un abrazo!

    ResponderEliminar

Soltad aquí vuestros exabruptos