26/4/08

Lo de la Justicia no es de hoy

En el transcurso de sus azarosos viajes, el Doctor Lemuel Gulliver llega, náufrago de nuevo, a una isla poblada por una especie de antropoides salvajes de costumbres sumamente desagradables y antropofágicas, los yahoos, y una raza de caballos que no se llaman googles, sino houyhnhnms. Estos caballos son seres de extremada inteligencia y costumbres morigeradas que, no obstante su repugnancia por los yahoos, los utilizan como mano de obra. Mientras que el viajero va encontrando cada vez más semejanzas entre el comportamiento de los yahoos y el de los ingleses, los houyhnhnms son de mente tan elevada que les cuesta comprender buena parte de las explicaciones que Gulliver les da sobre Europa. Hay cosas que no cambian. En este párrafo, Gulliver conversa con su amo equino:

"Le había yo dicho que algunos hombres de nuestra tripulación habían salido de su país a causa de haberles arruinado la ley, palabra ésta cuyo significado le había explicado ya; pero no podía comprender cómo era posible que la ley, creada para la protección de todos los hombres, pudiera ser la ruina de ninguno. Por consiguiente, me rogaba que le enterase mejor de lo que quería decirle cuando le hablaba de la ley y de los dispensadores de ella, con arreglo a la práctica de mi país, pues él suponía que la Naturaleza y la razón eran guías suficientes para indicar a un animal razonable, como nosotros imaginábamos ser, qué debía hacer y qué debía evitar.

Aseguré a su señoría que la ley no era ciencia en que yo fuese muy perito, pues no había ido más allá de emplear abogados inútilmente con ocasión de algunas injusticias que se me habían hecho; sin embargo, le informaría hasta donde mis alcances llegaran.

Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. "El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria a un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar a otro que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por sí mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- , lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará, sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos y perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio.

Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad, las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como las autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas.

Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años se llegará a una conclusión.

Asimismo debe considerarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia.

En los procesos de personas acusadas de crímenes contra el Estado el método es mucho más corto y recomendable: el juez manda primero sondear la disposición de quienes disfrutan del poder, y luego puede con toda comodidad ahorcar o absolver al criminal, cumpliendo rigurosamente todas las debidas formas legales."


Fuente Fidedigna (F.F.): Jonathan Swift. Viajes de Gulliver

8 comentarios:

  1. Si gulliver se hubiese hecho arco y flechas y se hubiese subido a un árbol, se hace una barbacoa de caballo pa cagarse.

    Si total, al volver a Inglaterra le volverían a tomar por loco.

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  2. Un gran libro sí señor, pero no tiene nada de infantil.
    Un saludo

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  3. Mi enhorabuena, Mon Capitain, esta entrada es de las mejores que le he leído: por la intención, por la ironía, o más bien sarcasmo, por la elección del texto...
    Lo dicho, enhorabuena.
    Se le saluda.

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  4. Es lo que tiene hacer los comentarios a toda prisa, que luego hay que añadir.
    Le decía que eso, que mala baba, pero siempre con elegancia, jajaja.
    Mala baba la de la "Justicia" así entrecomillado, claro.
    Y me viene su entrada en un momento en el que mi indignación con ese estamento es grande debido a motivos que atañen a una amiga víctima de esa IN-Justicia.

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  5. Folken, pues si, porque la carne de yahoo debía ser algo apestosa.

    Euphorbia, por supuesto que nada de infantil para los infantes de ahora. Por suerte, en nuestros tiempos no se pensaba igual y podíamos leer cosas decentes aunque no las entendiéramos del todo (para eso está lo de releer más tarde)El desmoronamiento de la civilización occidental se ve acelerado con el invento de la así llamada "literatura infantil"

    Raquel: ¡mujer! no va a ser de las mejores... es que el amigo Swift escribía mucho mejor que yo.

    Y, si, es que poner a parir a la justicia siempre da mucho juego, porque siempre hay alguien a quien está jorobando.

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  6. Que quieres que te diga que tú no sepas.

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  7. Capazorros: Puejeso... ¿Que nos van a contar a nosotros?

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  8. ¿Sabían Uds. que también dicen que J. Swift era asperger? Y Newton, y Jefferson, y, y...

    Qué cosas.

    No me extrañaría, Pcb, que dijeran que el autor de Tristam Shandy también lo era... :)

    (On the other hand, qué pensarán, bandido, los que entren en esta su Barra Virtual por mor de la etiqueta de yahoo y se encuentren esto...)

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