18/8/08

Playa

Lo sé, lo sé: debería haber colgado un cartel que dijera "Cerrrado por vacaciones hasta el 1 de septiembre", pero hasta eso me ha dado pereza: lo vas dejando, lo vas dejando y...

Como mañana me voy a la playa (la playa es un sitio para pasear por la noche oyendo el mar; a ser posible, cogido de la mano de alguien adecuada) me ha entrado un súbito ataque de energía y os diré algo.

"El presente es el futuro del pasado. La otra noche, cuando regresaba en coche a Boston, miré hacia la margen opuesta del río, hacia el poco llamativo horizonte de East Cambridge, y lo vi tal como hubiera podido verlo un hombre del siglo XIX: con un esplendor parabólico y luminoso, continua y fríamente encendido, de pirámides, de cubos de luz. Cada edificio era como una gigantesca linterna perforada que encontraba su gemela en el negro río y llenaba el cielo de dorados efluvios de energía. Incluso los brillantes anuncios luminosos -Feria de la Alimentación, Compañía Electrónica de América- parecían magníficos, inexplicables y hasta llenos de autoridad, de tan extraños. ¿Quién había puesto allí esa maravilla? Parecía como si sólo una raza de dioses pudiese habitar y dotar de energía a esa cinta de lo futuro que se desplegaba en la otra orilla del río Charles. Me quedé desconcertado, como un extranjero."

Un conocido me recomendaba vivamente a un individuo denominado John Updike. Al parecer, escritor americano. Uno de esos que salen en Babelia como presupuesto fáctico y que, si dices que no sabes quién es, te miran condescendientes. Bueno, a mí me sonaba (del Babelia, más que nada) y, hurgando en una de mis cajas de libros para tablero, encuentro una novela suya: " La feria del asilo". En descargo del autor, hay que mencionar que es su primera novela. Vale. Pero su editor no tiene excusa. Salvo que el tipo fuera el rey de las extracciones.

La abro y me encuentro con el párrafo anterior. Hacía mucho que no me pasaba: cerrar un libro y mandarlo a tablero ("sector 2 un euro") antes de terminar la primera página. Vale: la traducción es sin duda calamitosa. Pero, por mala que sea la traducción, los conceptos están ahí. Y estoy hasta los cojones de que un imbécil a sueldo de un poder fáctico editorial me diga desde las páginas de un periódico lo que debo leer. Entendido. Hay que leer basura. Así no nos preocuparemos por temas interesantes y podremos follar con tías intelectuales, incluso pedagogas o psicólogas.

En cambio, ayer me leí un best-seller apestoso de principios de los 90 sobre una hipotética conjura postcomunista en la Unión Soviética en la que, al final, hasta moría Saddam Hussein a manos de un general ruso que conspiraba contra Yeltsin. Una mierda a todos los niveles que nadie que no tuviera los huevos que tengo yo reconocería jamás en público haber leído. Pero dice esto:

"Pero le inquietaba una idea que le rondaba por la cabeza: una vez más sus pensamientos volvieron a Elizabeth Thorn, alias Judith Farrell. Tiempo atrás la había amado. Uno de los defectos biológicos del hombre, decidió, es su incapacidad para dejar de amar a una mujer. Bueno, podías deshacerte de ella, esquivarla, odiarla, amar a otra, pero una vez el amor ha arraigado no se erradicaba por completo. La herida podía cicatrizar, pero algunos fragmentos de la punta de la flecha quedarían incrustados permanentemente para que recordaras dónde te había alcanzado. Eso si eras un hombre.

Las mujeres -Toad lo sabía bien- no padecían esa deficiencia biológica. Una vez se libraban de tí, la madre naturaleza dejaba completamente limpio el panorama de su líbido, tan limpio como la arena de la playa barrida por una ola, listo para que la siguiente víctima dejara en él sus huellas como Robinson Crusoe. Y para que, como un incauto, estuviera convencido de que era el primero y el único. Asombrosamente, para ella lo sería."

Vale. El estilo no está muy pulido y los símiles son patéticos. Aunque (en traducción) no tiene nada que envidiar al literato reconocido por El País. Pero el hombre suelta grandes verdades del modo más inocente nada más abrir el libro. "El jinete rojo" Stephen Coonts (presumible pseudónimo). No se lo vayan a comprar si por casualidad lo encuentran en El Rastro, que es muy malo; de hecho, esta misma tarde va a la caja de la BFI de libros gratis, el que quiera que se los lleve.

Ya sé. Ustedes pensaban que yo iba a romper mi silencio vacacional hablando de Mauritania, o de Georgia y sus oleoductos. Pero, ya ven: no.

Es que me voy a la playa.

Nota Bene:
Aunque a Piolet le pese, lo del telediario de ayer eran unos T-62 costrosos y sin otro gadget que unas parrillas anti-RPG soldadas a los lados: no eran rusos. Tampoco georgianos; seguramente, sudosetios. Lo que significa que, al contrario que los americanos, los rusos tampoco se habían dejado una pasta en armarlos (total, ¿para qué?)

Coda:
¿Alguien recuerda el desfiladero del Pankisi?

9 comentarios:

  1. Ya que vas a la playa a pasear de noche y todo eso que cuentas tan bien (sabemos los dos tus intenciones) nunca olvides una de las máximas de La Galaxia:

    "No hay parto sin dolor, ni hortera sin transistor"

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  2. Veo que tienes tantos huevos como el amigo Von Chemmen y un servidor, asi que me permito recomendarte del mismo autor "El vuelo del intruder" Tambien he leido "Vuelo final" y "Asedio", pero en éstas ya había fumado demasiada hierba (de la mala, además). La primera es pasable.

    P.D. Hasta donde yo sé, no es seudónimo. Y hay que tener valor para firmar semejantes bodrios con tu nombre. Claro que si lo hacía Robert Ludlum

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  3. ¡¡qué mala fe!!
    Intentar insinuar que los chechenos tenían amigos entre los defensores de la libertad.

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  4. Ah, no, que la película me la he montado yo solito.

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  5. Desde que me contaron la afición de El País a recomendar Alfaguara y a censurar críticos contrarios a alguna de sus publicaciones, ya no les hago caso en nada.

    Que estén yendo bien las vacaciones, a mí se me acaban el lunes.

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  6. Pcb, rostro pálido, ponte protector (solar).

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  7. Antes que nada, Folken: sabes perfectamente que no te has montado nada tú solito.

    Ignacio, lo de la playa era una concesión melancólica a mi pasado. De hecho, sólo he ido una vez, que hace mucho calor y el agua está muy turbia, y me da miedo que me arrastren las olas y ser pasto de los peces. En cuanto a lo del transistor, es uno de los motivos de que no vaya a la playa, aunque unos jóvenes vecinos me han medio invitado a su botellón esta noche.


    David, es que, o se tienen gónadas, o no se tienen. El vuelo del intruder es de éste? Vaya vaya.


    Euphorbia, es que el mercado es el mercado.


    almacándida, te aseguro que hago uso masivo de protector solar. Estoy consiguiendo enmascarar mi tono zombie haitual sin haberme abrasado hasta ahora. (pero creo qe es más bien virtud de la mahou - he localizado mahou por el olfato en estas tierras do sur)

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  8. ¿El vuelo del intruder? Joder, es leer el título y me lleva a pensar en el anal intruder de la absurda película Top Secret, otra de esas chorradas que hasta te da palo confesar que la has visto.
    Pues sí, yo la he visto, ¿y qué? ¡Si es lo mejor que ha hecho Val Kilmer en su puta vida!

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  9. Fer, menos mal que TÚ LO DIJISTE PRIMERO, porque yo tuve la misma connotación... ejem (me marcó esa escena, hace tanto de esa película... Yo era taaaan inocente...).

    P.D. Odio a Val Kilmer o como se llame el tipo bembón carapalo ojijunto pelilargo de pose pretenciosa (excepto en la película citada).

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