26/12/08

La Hemeroteca de Carpzovius (I)

CAMBIO 16 001

Últimamente en la B.F.I. discutimos mucho sobre la Transición. Me estoy dando cuenta de que, a nuestra edad, cinco años no son nada; pero en su momento eran la diferencia entre diez años y quince, y eso sí era mucho.

Buscando otras cosas, me he encontrado en una de mis famosas cajas varios ejemplares antiguos de Cambio 16, una de las principales revistas "desafectas" con el régimen postfranquista: su presidente era Luis González Seara, que llegó a ministro de Educación y Ciencia con UCD y cuya Ley de Reforma Universitaria fue objeto de mis algaradas estudiantiles. El director era Juan Tomás de Salas y estaban, entre muchos otros, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto, Carmen Rico-Godoy, Consuelo Álvarez de Toledo, colaboraba gente como Enrique Barón, Xavier Domingo, Cela y, por supuesto, el más grande: Forges.

Algo que hoy resulta sorprendente es que la mayoría de los artículos iban sin firma, lo que significaba que la revista y su director se hacían responsables fuenteovejunamente de lo que pudiera ocurrir. Voy a colgar algunos del verano del 76; concretamente, la portada, el editorial, la quinta página, una sección titulada "De buena fuente..." y, obviamente, los chistes de Forges. Dan una idea de lo que se pensaba por aquel entonces.

El 14 de junio del 76, hacía seis meses de la proclamación del Rey y la noticia era su primer viaje al extranjero, concretamente a Estados Unidos. Hacía 40 años que un jefe del estado español no visitaba oficialmente otro país y nos parecía importantísimo. En Estados Unidos le prepararon un recibimiento por todo lo alto y pronunció un discurso ante una sesión conjunta del Congreso y el Senado en el Capitolio. En ese discurso, que empezaba diciendo que dos terceras partes de los españoles teníamos menos de cuarenta años, dejó claro que su intención era convertir a España en una democracia homologable. La lectura que se hizo aquí era que, teniendo de testigo al cuerpo legislativo del Imperio al completo, no podía echarse atrás. Por otra parte, en una famosa entrevista a Newsweek, sijo literalmente que su presidente del Gobierno era un absoluto desastre.

Carlos Arias Navarro (por mal nombre "carnicerito de Málaga") era el presidente del Gobierno al morir Franco, que lo había nombrado para sustituir a Carrero Blanco tras su asesinato. Se negó a poner su cargo a disposición del Rey tras su advenimiento a la jefatura del Estado, alegando que a él lo había nombrado el Caudillo y que tenía que agotar los cinco años de su mandato como si aquí no hubiera pasado nada. No se entendían y, de hecho, para echarle un pulso, llegó a plantear su dimisión al rey en plena crisis del Sahara, cuando la inminente guerra con Marruecos estaba en la mente de todos.

En ese mes de junio, Arias Navarro ya no controlaba a la mitad de sus ministros: el Vicepresidente y Ministro del Interior era Fraga, que iba por libre; Areilza, Ministro de Asuntos Exteriores, un hombre muy viajado y además conde, competía con Fraga por ser el sucesor de Arias; Pío Cabanillas, Ministro de Información y Turismo (sí, ya sé, los nombres se repiten) trataba de introducir una tímida "apertura" en los medios de comunicación... La situación era bastante caótica.

Estaba en tramitación un proyecto de Arias para modificar parte de las Leyes Fundamentales franquistas introduciendo una cosa llamada "asociaciones políticas" (la palabra "partido" era tabú absoluto) y un trasunto de elecciones. Aunque los partidos a la derecha del PCE se movían a la luz del sol (es la época de Coordinación Democrática, ya se sabe: la platajunta y todo eso), la represión y la tortura seguían siendo cosa corriente y los medios de comunicación no afectos al régimen se paseaban por el filo de la navaja: los procesamientos de periodistas ante el Tribunal de Orden Público y el secuestro de publicaciones estaban a la orden del día. Sin embargo, Felipe González ya tenía escolta policial desde antes de morir Franco.

Tanto la oposición como los elementos más razonables del régimen eran conscientes de que las modificaciones en las leyes fundamentales no debían ver la luz: Lo que Arias pretendía era dar un barniz de supuesta legitimidad democrática a las instituciones franquistas para que todo siguiera igual. Vestir al muñeco le llamaban a eso.

Mientras tanto, el Rey, que no se había atrevido a cesar directamente a Arias (para lo cual necesitaba la aquiescencia del Consejo del Reino desde donde Don José Antonio Girón de Velasco, "El León de Fuengirola" tronaba contra los traidores al legado del Caudillo) porque no terminaba de tener claro el grado de apoyo que su presidente del Gobierno tenía entre la clase política oficial y el Ejército. El Rey, conspiraba con el Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, Torcuato Fernández Miranda, la esfinge asturiana.

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10 comentarios:

  1. Me gustan estos cachos de historia contados en primera persona. Me demuestran que no sé nada de la transicion.

    No he podido leer los textos xq la imagen era demasiado reducida y bajandolas y ampliando se emborronaba.

    Un saludo!

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  2. Pues es que por primera vez he colgado las afotos con el live writer y aunque es la mar de cómodo, en efecto, resulta que no se pueden ampliar. Has probado conn el control +? A mí me vale aunque no es perfecto...

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  3. En el F.B.I. también pensamos lo mismo ;)

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  4. Me acabas de recordar al "Cuentame" de la tele. ¡Viejosssomos!
    Mañana nos vemos pa' comernos el cabrito, ¡que Dios lo tenga en su Gloria!Amen.

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  5. Qué genial la "Operación: Consulta al Pueblo Español".
    Ya no se ponen nombres como antes.

    Ahora esa frase, en lenguaje peridístico "oficial" sería algo así como:

    lO sOrdenadores de la DGT harán procesamiento de la datación de la consulta popular que fue anunciada en comunicación oficial por el presidente del eStado.
    El dinero que costará el referendum legal que adjuntamos en un pdf trucado han sio mal copiadas por el becario, y la hamos despedío. En realidad vale 100 millones de pesetas, lo mismo que el proyecto de dar de comer a los pobre sde carabanchel durante 150 años.

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  6. Qué tiempos aquéllos. Coincido con Capazorros, me recuerda todo al Cuéntame. Eso sí, seguro que ahora no se repetiría lo de no firmar los artículos.

    PD: Forges siempre será el más grande.

    PD2: no sé si lo viste, Pcbcarp, pero ya colgué el resumen solicitado.

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  7. ¡un post cojonudo!
    muy bueno...

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  8. Curioso que a algunos les cueste tan poco perder la memoria.
    Y con la de años pasados, los hay que aún no perdonan la traición del rey: caudillos eclesiásticos, políticos de segundas y medios afines a una corriente extraña sin catalogar. Y eso que la transición, para ellos tan solo significó un cambio de cuenta corriente y de pagador por sus anteriores servicios.

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  9. Buen repaso a la historia, genial y objetiva jajajaaja

    Paso a desearte que pases unos días geniales :)

    Besos

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  10. Forges tenía muchísima gracia entonces (hay cancioncillas del forgesound que siguen resonándome en la circunvolución cada cierto tiempo), antes, y la tuvo hasta algún tiempo después. Con el advenimiento de la psoezcracia se convirtió en un pelmazo infumable y un vocero del rojerismo coñazo-y-blindado, a quien no aguanta ni Dios. Repetitivo y carente de interés. Y además automovilófobo. Intragable, en suma: ya sólo le falta ser abstemio.

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