Pues eso. El otro día tuvimos una discusión severa sobre estos temas y por eso cuelgo una cita bibliográfica.
"DEFENSA" Nº 349. Mayo 2.007. Artículo de Ahmad Sadik y Diego Zampini. Como la revista ya se la cargaron después de una carrera gloriosa iniciada por Arturo Pérez Reverte y Vicente Talón en el chino de la Plaza Mayor de Madrid hace 30 años, supongo que puedo acogerme al derecho de cita.
"(...) El 19 de enero de 1991 la FDAAI siguió obteniendo una victoria que comenzó a lograr en los dos días anteriores: el derribo de un gran porcentaje de los misiles de crucero Tomahawk lanzado por buques y submarinos de la USN tanto desde el Golfo Pérsico como el Mar Rojo.
El misil de crucero BGM-109 Tomahawk, también llamado TLAM (Tomahawk Land Attack Missile), era una de las mejores armas en el arsenal estadounidense. Sin embargo, los planificadores norteamericanos se encontraron con una gravísima cortapisa. El sistema de guía del Tomahawk, que le daba al misil su extraordinaria precisión, era en ese momento el TERCOM (TERrain COntour Matching = Comparación del Contorno del Terreno). Pero para funcionar correctamente el TERCOM necesitaba que los accidentes del terreno por sobre el cual el misil iba a pasar tuvieran un gradiente mínimo de tres metros de altura. Por lo tanto el misil no puede atacar blancos... ¡Sobre planicies! Y los planificadores de EE.UU. descubrieron con frustración que el centro-occidente de Iraq es una vasta llanura, sólo al oriente del país hay montañas. Finalmente, los cartógrafos estadounidenses encontraron un corredor de entrada por el cual los Tomahawk podrían llegar hasta Bagdad, a través de la ciudad saudí de ArAr y luego la ruta Nujayb - Ramadi - Falluja - Abu Graihb - Bagdad. Como ruta alternativa a ésta, eligieron una que pasaba por el territorio iraní: Abadán - Dezful - Ilam - el pueblo iraquí de Ba'quba y Baghdad. Era una clara violación del espacio aéreo de Irán, pero el Pentágono consideró que los beneficios excluían los inconvenientes. (1)
Sin conocer los problemas del Tío Sam, los iraquíes sabían que tendrían que lidiar con esas muy precisas y casi indetectables armas, y empezaron a buscar formas de verlas venir y destruirlas. Para lo primero, la FDAAI montó una simple pero confiable red de observadores terrestres que constaba de torres de vigilancia con seis u ocho personas dentro, equipadas con binoculares y radio o teléfono. Las citadas torres estaban distribuidas en tres anillos concéntricos: el primero sobre las fronteras de Iraq con todos sus países vecinos, el segundo 150 kms dentro de territorio iraquí, y el último alrededor de los objetivos estratégicos. Los hombres en estos puestos avisarían inmediatamente al CG de su unidad y de allí al CG Principal de la FDAAI si veían pasar los misiles. Esto no sólo le permitió a los iraquíes detectar la llegada de los TLAM, sino también estimar cuál era su posible objetivo.
La tarea de destruirlos fue asignada a una gran variedad de medios -cañones antiaéreos rusos ZPU-14, 5-4 y ZPU-23-2, misiles infrarrojos portátiles Strela-3 (SA-14) y el más avanzado y letal Igla (SA-14) - los cuales se desplegaron alrededor de los blancos clave. Se desplegaron asimismo varias baterías SAM Euromissile Roland-2 y Osa-AK (SA-8 para la OTAN) para evaluar su desempeño contra esta amenaza.
Quedaba por ver si todas estas medidas realmente funcionarían o no. La espera terminó a las 2:35 hs del 17 de enero de 1991, cuando el puesto nº 71 cerca de Nujaib en la frontera iraquí-saudí vio pasar los primeros misiles, y pocas horas después la red de puestos de observación ya había determinado cuales eran los dos corredores de entrada de los BGM-109.
En las primeras horas del 19 de enero el mayor Hameed recibió órdenes de desplegar su pelotón de diceiséis soldados en la cresta de Habbanya, no lejos de la enorme base aérea de Tammuz (en la cartografía occidental esta base es conocida como Taqadum). Su pelotón contaba con cuatro de los nóvísimos 9K38 Igla. A Hameed le habían informado que se esperaba una oleada de Tomahawk , pero cuando súbitamente apareció el primero, colando a 200 metros de altura y a 800 km/h, sólo atinó a mirar en estado de total estupefacción. Seguía así cuando uno de los soldados chilló: ¡Ahí viene otro en la misma dirección! Esta vez Hameed reaccionó inmediatamente y ordenó: !Apúntenle y disparen! En menos de diez segundos el soldado a su lado tenía enganchado su Igla en el TLAM y disparó. El misil antiaéreo partió en persecución del segundo Tomahawk que se hallaba a menos de un kilómetro. Una pequeña nube de humo blanco surgió cuando el Igla golpeó al misil norteamericano, el cual se estrelló a pocos kilómetros de donde se hallaba el pelotón. Instantes después apareció un tercer TLAM desde la misma dirección, y fue inmediatamente derribado. De la misma manera fueron abatidos el cuarto y el quinto misiles. Una atmósfera de júbilo envolvió a Hameed y a todos los soldados del pelotón, que apenas podían creer lo fácil de derribar que eran estos Tomahawk. Todos corrieron hacia donde yacían dispersos los restos de los cuatro misiles abatidos. Notaron que todas las partes electrónicas (incluido el TERCOM) estaban intactas. Los restos fueron despachados a Bgadad para ser analizados.
Tras lidiar con los BGM-109 durante tres días, la FDAAI llegó a la conclusión que la mejor arma para destruir los TLAM era el Igla, que derribó a los misiles de crucero de la USN literalmente como moscas. La única limitación del misil ruso era que no podían utilizarlo de noche. Pero aún en este caso el Tomahawk no era inmune a la segunda mejor arma anti-TLAM iraquí: el Roland-2. Este sistema podía operar a toda hora, y se mostró tan letal contra el misil del Tío Sam durante la noche como el Igla había sido durante el día.
El éxito de la FDAAI al neutralizar muchos BGM-109 está indirectamente admitido por las propias fuentes norteamericanas. El 12 de junio de 1997, la US General Accounting Office publicó un muy interesante informe llamado "Operation Desert Storm, Evaluation of the Air Campaign" (Operación Tormenta del Desierto, Evaluación de la Campaña Aérea), conocido también como GAO/NSIAD-97-134. Ya en su tercera página este documento afirma: El Departamento de Defensa inicialmente informó de una tasa de éxito del 98 por cien para el misil de ataque a tierra Tomahawk, pero ésto no refleja la real efectividad del sistema de armas. Precisamenteen las páginas nº 142-143 este revelador informe establece de los 288 Tomahawk lanzados, seis no pasaron a la etapa de crucero y cayeron al mar. De los 282 restantes, el 39 por cien fue disparado en las primeras 24 horas de guerra, un 23 por cien el segundo día y un 11 por cien al tercero. Los lanzamientos se fueron entonces espaciando, y cesaron por completo a partir del 1º de febrero. Según dice el informe textualmente: La CNA/DIA no ofreció ninguna explicación de por qué no hubo más lanzamientos después del 1º de febrero.
El párrafo más revelador del GAO/NSIAD-97-134 es este: [...] los análisis de postguerra del CNA/DIA han demostrado que hubo tantos TLAM C y D-I que fallaron al arribar a sus objetivos asignados -alos que se les da el término "no se mostraron"- como aquellos que si impactaron sus blancos. Si de los 282 misiles de crucero lanzados hubo tantos que no alcanzaron sus blancos como los que si lo hicieron, eso quiere decir que 140 TLAM fueron derribados por la FDAAI.
El informe no acredita explicitamente a la FDAAI como la principal causa de que tantos TLAM "no se mostraran sobre el blanco", pero establece que ... el 1· de febrero seis TLAM C fueron disparados en salva, todos contra el aeródromo de Rasheed; estos llegaron a la zona de Bagdad alrededor de las 11 a.m., se disparó contra ellos, y solo dos de los seis llegaron al blanco". Las palabras "se disparó contra ellos ", significan que el Pentágono admite que esos cuatro misiles fueron abatidos por la FDAAI. De hecho los cuatro TLAM cayeron a manos de la Brigada de SAM Roland-2 que defendía los talleres de reparación de la base aérea de Rasheed. Aún más sugestivo es que desde el 1ª de febrero en adelante no se lanzaron más TLAM. Ahora sabemos por qué la CNA/DIA no ofreció ninguna explicación de por qué no hubo más lanzamientos después del 1º de febrero. No tenía sentido seguir lanzando TLAM: los iraquíes los derribarían. La FDAAI había neutralizado el Tomahawk.
Una historia interesante.
ResponderEliminarMuy interesante
ResponderEliminarTeniendo en cuenta el coste de cada Tomahawk (a medio millón la unidad), aquello fue una sangría de dólares.
ResponderEliminarLos únicos Tomahawk útiles son los diseños primerizos que portaban pequeñas cargas nucleares. Lo de ahora es una mariconada. Si hacemos la guerra como caballeros, la hacemos. Si hacemos el cobarde desde CGs a 1000 kilómetros de distancia, más demostrar cojones y aniquilar al enemigo y menos remilgos.
La ciencia con los militares siempre ha funcionado a... trompazos.
ResponderEliminarMe supera la ciencia de la guerra .....
ResponderEliminarBueno, la conversación de la BFI versaba sobre que no hay que creer que la tecnología militar es omnipotente y que los pequeños siguen teniendo oportunidades. La cosa tiene que ver con lo que dice Folken. Y, en fin, a Irak y Afganistan me remito.
ResponderEliminarNo sé quién dijo que "inteligencia militar" era una expresión imposible que juntaba dos palabras antitética. El artículo viene a demostrarlo, desde luego...
ResponderEliminarFer, ¿no te referiras a los irakíes? Los irakíes también eran militares. Yo intentaba razonar lo que se puede hacer con una patata y tres lombrices.
ResponderEliminarNo, no me refería a los iraquíes (sé que son militares, claro), sino al derroche absurdo que unos países y otros hacen en tecnologías que, a la más mínima, te dejan con el culo al aire.
ResponderEliminarFer, ¿derroche absurdo? Yo tenía entendido que las empresas de armamento son la mar de rentables. Además, si no fuera por esos pequeños artilugios mortíferos, los civiles no podríamos derrochar la pasta en móviles de última generación, cámaras de potocientos megapíxeles, videojuegos o tomtoms. (Estoy tocapelotas, lo sé ;)
ResponderEliminarHola pcbcarp, soy el de Historia y presente, aunque no te lo creas no logro responderte desde mi blog, dada mi ignorancia en informática. Pues mira no sabía que fuese tan listo como en el rincón del vago. Pues no me gusta competir con nadie en general. Publico estas cosas para distraerme solamente. Saludos y gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarSe me acaba de ocurrir la solución a todo el follón histórico de Afganistán.
ResponderEliminarEl coste de mantener allí a las tropas es de, digamos, 10 000 millones de dólares al año. Supongo que será bastante más, pero tampoco voy a mirarlo ahora.
Por el módico precio de 1400 millones se puede dejar Afganistán convertido en un auténtico solar de la Costa del Sol con 20 LGM-118A Peacekeeper.
Ahorramos pasta, en apenas unos años tendríamos trabajadores tercermundistas dispuestos a ir a la zona a reconstruir los oleoductos con su sudor y su cáncer y solucionamos las tensiones en el triángulo del opio más al este con un coste relativamente bajo. Incluso se podrían repartir costes y aunar los espíritus con la Hermandad Atlántica dejando que los Le Triomphant y compañía y unos cuantos submarinos de clase Astute jueguen un rato.
El problema sería la mala prensa, pero a nivel del primer mundo es casi un óptimo paretiano: todos mejoran y nadie pierde (en el primer mundo, claro)
pssst...los desempleados del mundo necesitamos ocupar el tiempo...ahora puedo leer más...pero no me alimenta profesor...hambreeeeeee!!!
ResponderEliminar...soteeees
Muy interesante. Los yankees se debian tirar de los pelos con la diferencia de coste de uno y otro misil, digo yo.
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