Al encargarse Trotsky de la Comisaría de Negocios Extranjeros de la República Socialista rusa, hizo públicos, en noviembre de 1917, los tratados secretos concertados durante la guerra con las potencias de la Múltiple Alianza. El hecho, por lo insólito, conmovió el mundo de la diplomacia y a los gobernantes de todos los países.
Incidentalmente, estuvo a punto de costarle un disgusto muy serio a Lawrence de Arabia, cuando los turcos le enseñaron al Jerife Hussein de La Meca el texto de lo que pensaban hacer el Gobierno de Su Graciosa Majestad y el de la República Francesa con los territorios por cuya liberación estaban luchando los árabes.
Lo malo de los documentos secretos publicados es que dejaban a la intemperie el verdadero carácter de la Primera Guerra Mundial, como una vasta operación mercantil y de saqueo de los débiles imperios austrohúngaro y otomano. Austria fue desde entonces “lo que quede”, y Turquía se mantuvo en Anatolia sólo por la inesperada resistencia kemalista al desmembramiento total previsto por las potencias occidentales.
Como castigo a Rusia por firmar la paz separada con los imperios centrales, pasó de desmembradora a desmembrada, en una guerra civil y de invasión que duró años, financiada por las democracias occidentales, cuyos muertos se han cargado en la cuenta de Stalin. Pero esto ya es otra historia. De rebote, Polonia se encontró con su independencia, que nadie había previsto.
Por su parte, Japón se quedó con todas las colonias alemanas del Pacífico (Sociedad de Naciones mediante) y partes de China que luego escandalizaron mucho cuando las ocupó.
Ni que decir tiene que los gobiernos concernidos hicieron lo posible por negar la veracidad de tales documentos y en evitar su difusión. Por supuesto, se trataba de una turbia maniobra de los bolcheviques para desmoralizar a las democracias y cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia.
El hecho de que lo que ocurrió en los sucesivos “tratados de paz” coincidiera en algunos casos punto por punto con lo que sigue, parece significar algo, ¿no?
Resumen (de la edición española de 1919, publicada por Mariano García Cortés)
“Según los tratados secretos contenidos en este volumen, los “desinteresados” campeones de la causa de la libertad de los pueblos se distribuirán el siguiente botín:
INGLATERRA RECIBIRÁ:
- La zona neutral de Persia.
- La Mesopotamia meridional con Bagdad.
- Halfa y Akke, en Siria.
- Parte de las colonias alemanas.
FRANCIA RECIBIRÁ:
- La Siria.
- El bajalato de Adana y otros territorios en Asia Menor.
- Alsacia y Lorena, con el valle del Sarre, y todo el distrito minero Lorenés.
- Ocupación temporal de la orilla izquierda del Rhin.
- Parte de las colonias alemanas.
ITALIA RECIBIRÁ:
- El Trentino y el sur del Tirol.
- El condado de Gorizia y de Gradisca.
- Trieste y la Istria.
- La Dalmacia.
- Las islas de Istria y de Dalmacia.
- Valona y sus inmediaciones.
- Las islas del mar egeo.
- Adalia y una parte de Asia Menor.
- Una parte de la indemnización de guerra.
- Nuevos territorios coloniales en África.
JAPÓN RECLAMA:
- Chantoung.
- Islas del Pacífico.
RUMANÍA RECIBIRÁ:
- La Transilvania hasta Heisa.
- El Banato de Tenosvar.
- La Bucovina.
SERVIA Y MONTENEGRO RECIBIRÁN:
- La costa de la Dalmacia meridional.
- Spelato, Ragusa, Cattaro y San Juan de Medua (en Albania)
- Anexión de los distritos de Albania Septentrional.
RUSIA (hubiera recibido si continúa en la guerra hasta el fin):
- Constantinopla y casi toda la Turquía de Europa.
- El Bósforo, los Dardanelos y el mar de Mármara.
- Imbros y Tenedos.
- Completa libertad de acción en la Persia septentrional, comprendido Ispahan y Yezd.
- Trebisonda, Erzeroum, Van y Bitlis y otros territorios del Asia Menor.”
Muy clarificador. Hay una cosa que no acabo de entender. ¿Qué quiere decir cuando dice: cuyos muertos se han cargado en la cuenta de Stalin?
ResponderEliminarMustafá Kemal debía tener los testículos cúbicos.
Mi palabreja de verificación es corinto.
Hombre, Maese Folken, como es sabido todos los muertos que hubo en el territorio de la URSS y aledaños desde 1917 los mató el terror estalinista, incluidos los de Wrangel, Kolchak, Ungern Khan, la legión checa, los polacos y las cosas extrañas que ocurrían en extremo Oriente o en el Caúcaso. Cosas que, por otra parte, han sido minuciosamente borradas de la historia oficial del mundo libre.
ResponderEliminarHace tiempo, una amiga trotskista me dio una hostia en el bar (manos "blancas" no ofenden) por sugerir que Trotsky, como jefe del Ejército rojo en su momento, algo tuvo que ver con las cosas que se hicieron por Uzbekistán y sitios así para traerlos de nuevo al redil.
Y, sí, Mustafá Kemal los tenía cúbicos sin duda de ningún tipo.
ResponderEliminarSobre la atribución al coco Stalin de las atrocidades de otros es muy ilustrativa la exposición didáctica acerca de los crímenes del comunismo que se ha celebrado en Sebastopol.
ResponderEliminarhttp://estoutrasnotaspoliticas.blogspot.com/2009/04/holodomor-falsificando-historia_22.html
Esto que denunciaba Trotsky en 1919 hoy sería considerado como teoría "conspiranoica" y apartado de la información seria, junto con las apariciones marianas y los avistamientos OVNI.
Afortunadamente, más allá de los documentos históricos, que pueden ser falsificados, ocultados, sacados de contexto etc., para guiarnos en busca de la verdad siempre podemos tirar del hilo que nos proporciona la pregunta Qui prodest? O siempre podemos, lo mismo que hizo John Reed aplicando el principio básico del materialismo histórico, comprender que la Primera Guerra Mundial tiene un solo motivo: el lucro.
¿Así que no se menciona mucho la medio invasión/medio guerra civil que vivió Rusia después de 1917? En casa sí estudiaba, aunque es cierto que bastante superficialmente. Claro, siempre podía uno leerse "Chapaev".
ResponderEliminarEn cuanto a los muertos de Stalin, el número me ha parecido siempre demasiado elevado, incluso aunque se extiende durante un período relativamente extenso de tiempo. Es decir, ente los 20 millones de muertos de la Segunda Guerra Mundia y los 20 millones que se le achacan a Stalin, la Unión Soviética debió haber sido sufrido una catástrofe demográfica, que 40 millones de personas (más los fallecimientos normales) son mucha gente.
Por otro lado, y sin perder de vista que Stalin fue un hijo de puta (georgeano, que no ruso, como Jrushov lo fue ucraniano, cosa que estos parecen olvidar), con los gulags no hizo más que upgradear las típicas prisiones zaristas, que la Rusia pre-soviética no fue menos criminal que la estalinista, si acaso lo fue más distraídamente. Lo que no consigo entender es el por qué del escándalo ante los números de las matanzas en el siglo XX. La razón de que sean tan elevados es muy simple: mayor densidad de población, mejoras en los medios de transporte y automatización de los medios para matar. A Alejandro, César o Gengis le habría costado más alcanzar esos números porque había menos gente para matar, tomaba más tiempo llegar a ellos y había que matarlos uno a uno, lo que resulta agotador. Ahora, la capacidad para la crueldad y la matanza gratuita es la misma ahora que hace 2 mil años.
Eso sí, muy interesante lo de estos documentos.Resulta saludable no permitir que se olviden estas cosas.
Coincido con Gabriel Syme en lo de la cuantificación de los muertos y la hijoputización de muchos héroes pretéritos. Aunque a Stalin le cargaron el muerto (los muertos) desde Occidente porque venía fetén para justificar la lucha contra el comunismo.
ResponderEliminarPero vamos, que sí, que al margen de los números cualquiera de los citados merece la etiqueta de cabrón con ensañamiento.
Pues yo desde que vi a Joselito pegándole tragos al vodka mientras le aplaudían en la dieta, no me cae tan mal.
ResponderEliminarMuy esclarecedor el reparto de los "desinteresados campeones".
ResponderEliminarEl altruismo es lo que tiene, oiga.