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El capitán De la Cuesta Paseaba por la chabola con los pulgares metidos en el cinturón y dando caladas al pitillo cuando Cano entró. Los oficiales y sargentos estaban de pie, fumando mientras le esperaban. El capitán le hizo un gesto de reconocimiento y apoyó los nudillos en la mesa.
El capitán De la Cuesta Paseaba por la chabola con los pulgares metidos en el cinturón y dando caladas al pitillo cuando Cano entró. Los oficiales y sargentos estaban de pie, fumando mientras le esperaban. El capitán le hizo un gesto de reconocimiento y apoyó los nudillos en la mesa.
-- Bueno. Pues ya está. De momento no hay desembarco, ni nada. Dice el coronel que ya no estamos en alerta, que no van a venir.
Lo decía como cabreado.
-- Así que, nada: vida normal. Que la gente descanse y que se relaje.
Cuando Cano fue a salir, después de los oficiales, le agarró de la manga para retenerlo.
-- Carlos, tenéis tres días de permiso tú y tu gente. Y puedes olvidarte del puto búnker.
El capitán esbozaba un rictus facial que trataba de recordar una sonrisa. Parecido al que distendió los rasgos del sargento. Cano dudó un momento.
-- Mi capitán… ¿Qué coño ha pasado?
Muchos años después, el general De la Cuesta sabría que aquellos días la diplomacia británica había estado haciendo horas extras hasta convencer a Franco de que lo más práctico era llevarse bien, salvo que pensara que podía seguir al mando después de perder Canarias y de que su hambrienta y arruinada España se quedara sin petróleo ni cereal. Y que esos tejemanejes de los políticos les habían salvado el pellejo. Pero aún estaban en noviembre del 42 y era sólo capitán. Los capitanes no saben esas cosas.
-- Ni puta idea.
Cano saludó y salió.
Mientras bajaba hacia la playa por última vez, con las manos apoyadas en el naranjero colgado del pescuezo, pensando en darse una vuelta por Barbate, vio al Ingeniero, con los demás presos y sus palas.
Se miraron. Cano negó con la cabeza sin poder quitarse la mueca sonriente de los labios.
-- Otra vez será.
Fin
¡Plasplasplasplas!
ResponderEliminarMuy bueno, Sr. Carp, aunque le debo un tirón de orejas por habernos tenido tan en ascuas ;)
¿Sin extraterrestres ni viajes temporales?
ResponderEliminarA Phillp K. vas.
Olé.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Te lo digo en serio, ¿eh?, no es el típico cumplido entre lectores mutuos de blogs: me ha gustado mucho.
Enhorabuena.
Un abrazo.