11/8/06

Sobre la memoria y tal...

Ahora, dado lo avanzado de la hora y aparte de ligeramente embriagado, me encuentro ligeramente sublime. He tenido el privilegio de estar esta noche en la Plaza Mayor de Madrid en el concierto de West-Eastern Divan, la orquesta fundada por Daniel Baremboim con jóvenes músicos israelíes, palestinos y españoles (ya sabéis: la fundación que montaron Baremboim y Edward Said, que en gloria esté)

Jamás en mi puñetera vida pensé que la Plaza Mayor pudiera llenarse hasta los topes (de no poder dar un paso) para escuchar la novena del viejo Ludwig van. Para más simbolismo, el coro (Froh! Froh! Wie seine sonnen, seine sonnen fliegen durch des himmels... etc., etc.: justito cuando atacaban los del Das Pippi Langstrumpf, PP Borodin) era el Orfeón donostiarra. De hecho, la gente estaba tan motivada que, justo antes de eso, el allegro asai alla marcia, han prorrumpido en aplausos. Sorprendente. No creo que sea frecuente que se interrumpa una sinfonía a medio movimiento aplaudiendo. Dado el sitio y las formas, no he podido evitar un ¡Joder, coño! digno de cualquier escritor de cartas al Dominical de El País. Pero mi amiga Julia me ha dado la clave: "Tío: es que les gusta".
O sea: que la humanidad tal vez tiene un futuro.

Eso sí que es trabajar por la paz. A largo plazo. Pero de verdad. Al final, han salido tranquilamente por las callejas que salen de la plaza, Baremboim ha pasado a mi lado, y los músicos (todos veinteañeros) también, con traje de etiqueta, pero con la pajarita quitada y las chicas con traje largo, negro, (las vascas, blanco) y zapatillas de deporte: ver a un joven palestino del brazo de un joven israelí hablando de música por la calle en Madrid me ha alegrado el alma (si es que tal cosa existe) Por un instante (fugaz instante) he pensado que este puto mundo tiene arreglo. He participado un momento en algo que demuestra que la civilización -la mía- existe.
Bueno, y -lo siento colegas- ahora, lo que os tenía preparado; porque lo del concierto, aunque hacía quince días que lo había pensado, no estaba claro:
Sobre la actual polémica artificial en torno a la así llamada "memoria histórica". Es curioso, ya que en mi modesta experiencia, dicha memoria histórica tiene una duración de una semana (aprox.) Claro, que cada cual es muy dueño de inventarse su memoria.

He aquí parte de mi tradición familiar:
Mi abuelo materno estuvo en el bando rojo y mi abuelo paterno en el nacional. (Estos eran los términos vigentes durante la época de mi impronting) Mi abuelo materno era militar de carrera y permaneció, como hoy se dice pomposamente, leal a la legalidad republicana. Mi abuelo paterno era ferretero acomodado (casado con mi abuela, cuya familia tenía un cerro pasta) y entró en la Falange al empezar la guerra. Además, le delata la foto de uniforme con gorro de borla de antes de la Unificación.

Ni mi abuelo materno era republicano, ni mi abuelo paterno era falangista. Ambos dos se vieron envueltos por las circunstancias al empezar la guerra y obraron por instinto de supervivencia. Y debían tener un instinto adecuado, ya que ambos dos murieron bastante viejos en tiempos de Felipe.

Durante los primeros meses de la guerra, la actuación militar de mi abuelo materno se centró -básicamente- en conseguir no ser fusilado. Incluso hay una jugosa anécdota familiar de cómo se autoascendió a capitán para no resultar sospechoso: por lo visto, a los militares leales, se les ascendía, ya que no había muchos vivos y -cosas de la burocracia en tiempos de crisis- se les había olvidado ascender a mi abuelo, el cual, ni corto ni perezoso, se apropió de la gorra y la guerrera de un capitán que no había sido leal y, claro, ya no estaba lo suficientemente vivo como para poderlas reclamar. Es que, lo de no haber sido ascendido, causaba en el 36 muy mala impresión a los milicianos y cabía la posibilidad de que te llevaran a dar un paseo. Eran tiempos de improvisación.

En igual período, mi abuelo paterno consiguió evitar desde su carguillo en la Falange el fusilamiento de un par de convecinos que por lo visto eran rojos y, por consiguiente, bastante fusilables. No era nada raro. Por lo visto el hombre, que era más bien tímido, se debió dar cuenta de que el uniforme y la pistola daban mucho prestigio y podías hacer cosas que nunca se te habrían ocurrido: la gente pensaba. Si este señor, que es un mando de Falange, lo dice, por algo será.

El que con el tiempo sería mi padrino, íntimo amigo de mi abuelo materno, también era militar de carrera y también "leal". Era piloto de caza y una de sus primeras acciones de guerra fue despistarse en una salida, aterrizar en Burgos (zona nacional), presentarse, hacer profesión de fe inquebrantable en el Glorioso Alzamiento Nacional y decir que no se quedaba, que ya le gustaría, pero el caso es que su señora (mi futura madrina) estaba en zona roja y, ya se sabe, que le podía pasar cualquier cosa. Tomaron nota: "no se preocupe, teniente". Esto no era un intento de nadar y guardar la ropa, porque tenía apellidos compuestos la mar de aristocráticos y era muy monárquico.

Sólo el marido de la hermana de mi abuela materna, también militar de carrera (para variar) y amigo de los anteriores, estaba motivado porque era más bien comunista.

El caso es que la guerra fue poniendo las cosas en su sitio. Mi abuelo paterno pasó la guerra apaciblemente en su casa o cerca (salvo aventurillas ocasionales, como la muy mentada escolta de un transporte de dinamita porque no había personal disponible, que el pobre pasó un miedo que no veas, porque se enteró de cuál era la carga después de que un caza rojo les ametrallara un poco, aunque no les dio, porque los rojos tenían muy mala puntería, ya se sabe; que, para piloto, García Morato, etc.), llevando las cuentas de la Falange de su demarcación, mientras parte del Estado Mayor de la División "Flechas Negras" (creo que era) se alojaba en casa de mi bisabuelo, un simpático comandante italiano dedicaba sus ratos de ocio a enseñar a tirar con pistola a mi padre (que -flecha a la sazón- tenía 8 años) y mi bisabuela hacía andar con pantuflas por la casa a los ordenanzas italianos porque, con las botazas claveteadas, le rayaban el suelo. Al parecer era muy cómico y sumamente celebrado en el pueblo. Obviamente, mi padre recuerda los años de la guerra como los más divertidos (sic) de su vida.

La guerra puso las cosas en su sitio: mi abuelo materno y mi padrino aparcaron sus convicciones monárquicas que, al fin y al cabo, eran cosas de familia, y se hicieron "leales" de verdad. No hay nada como que te bombardeen para saber quién es tu enemigo. Mi abuelo acabó siendo responsable de suministros en Madrid (era de Intendencia) y, en los últimos tiempos, llevaba una escolta de milicianos de la CNT que, según él, eran los únicos de confianza. Su foto con mono, la galleta de comandante, pistolón y gorrillo cuartelero, contrasta vívidamente con la foto épica del alférez adolescente a caballo en Marruecos con el Rif al fondo, ros y sable al cinto.

En cuanto a mi padrino, por lo visto hasta derribó algún avión enemigo. Una vez que estaba expansivo cuando yo tenía ocho años o así -porque no solía hablar mucho de estas cosas- me estaba contando con pelos y señales un combate aéreo en el cual habría derribado un bombardero italiano Savoia que volvía de alegrar el día a los madrileños/as, pero se calló en seguida al aparecer mi madrina con la comida. Una pena, porque hacía esas cosas con las manos figurando aviones que hacen los aviadores para contar sus batallitas.

La guerra terminó, cautivo y desarmado el Ejército rojo. Poco antes, mi abuelo materno se libró por los pelos de que los del PC se lo cargaran cuando lo de Casado (de ahí su escolta de anarquistas) porque, por lo visto, no entregaba los suministros sin órdenes en regla y se suponía que los comunistas se acababan de sublevar contra la República. Y todos acabaron en su correspondiente campo de concentración. Por lo visto, mi padrino y mi tío consorte , condenados a muerte. Uno, por piloto de caza, y el otro, por comunista (militar "leal" y comunista; doblemente traidor). Mi abuelo, se libró de la condena a muerte, porque su hermano mayor (también militar de carrera, como todos) estaba en el otro lado y tenía influencias. A mi padrino y a mi tío consorte también acabaron soltándolos al cabo del tiempo, pero después. Evidentemente, a todos los echaron ignominiosamente del Ejército y, la verdad, les costó un huevo buscarse la vida. Pero lo consiguieron. Aunque a mi tío consorte (el comunista) al parecer lo torturó bastante el famoso comisario Conesa, que, a pesar de lo de Oriol y Villaescusa en el 77, en mi familia nunca estuvo bien visto.

Creo que la última vez que tuvieron problemas fue a principios de los setenta, que hicieron una comida de compañeros que habían hecho la guerra juntos, ya más bien mayores, y la Brigada político-social se presentó en el restaurante y se los llevó palante a todos, no fueran a conspirar contra el Régimen. Y, si no, a ver qué hacían comiendo todos juntos, a su edad. Pero, bueno, los soltaron pronto, aunque ya no estaban para aventuras y no les hizo ni puñetera gracia la cosa. Mi abuelo, esta vez, se libró porque estaba pachucho y no había ido. Además, tenía un buen curro en Butano.

Bueno: una historia como tantas (con demasiado militar de carrera leal, lo confieso) Creo que la primera vez que ví llorar a mi abuelo materno fue cuando llegó la democracia ésta que tenemos ahora, los rehabilitaron a todos, les reconocieron el grado de Coronel, y se puso , por primera vez desde 1939, el uniforme del Ejército español (que le habían prestado para hacerse la foto del carnet)

Curiosamente, todas las mujeres de los personajes, siguieron siendo muy de derechas durante todo el proceso y, más o menos, llevaron a sus hombres por el camino recto en lugar de tantas tonterías como habían estado haciendo.

Tonterías que continuó mi tío Nano, el hermano pequeño de mi abuelo materno (y, por lo demás, excelente persona) que, cuando mi abuelo estaba preso, se piró ni más ni menos que a la División Azul (250 de la Wehrmacht), estuvo en Krasny Bor, donde se llevó un bayonetazo y un casco de metralla en la cabeza y, desde entonces -por alguna extraña razón- pues como que siempre le cayeron muy bien los rusos; cosa ésta que, no sé por qué, les pasaba a casi todos los ex-divisionarios que he conocido: que, con el tiempo, les caían mejor los rusos que los alemanes.

En resumen y a lo que iba antes de enrollarme: que la historia de desenterrar tiempos pretéritos con intenciones de política actual, me parece improcedente. A estas alturas, la guerra civil y el franquismo son territorio de los historiadores (de los de verdad). Lo que pasa es que los que se consideran herederos de unos, han convertido la República (que, en su mayor parte, estuvo gobernada por los fascistas y cuando perdieron las elecciones montaron el 18 de julio) en una especie de Arcadia Feliz que nunca, por lo demás, fue (aunque -bien- pudiera o pudiese haber sido) Los herederos de los otros, se han dedicado a reeditar la propaganda franquista, a publicar libros de "historia" a velocidad vertiginosa y a contar en tertulias la misma historia con la que me adoctrinaban a mí en clase de F.E.N. (Esto del FEN, lo digo por impresionar: en Historia, desde pequeño, o lo que te contaban en casa o en cualquier lado: no había otra Historia)

Lo que yo opino es: que les den a todos, ya que el tiempo pasa y "el enemigo natural del político es el historiador".

Puestos a desenterrar, podíamos desenterrar tiempos más recientes. Cosas tan pintorescas como: a quién financiaba: a) Mas Canosa, el de Miami, o b) Gadafi en los 70-80, que mira que están cerca. Oye, los de Miami incluso en los 90 seguían con esa afición tan suya a soltar pasta a según quién...

11 comentarios:

  1. a lo mejor es que soy 1 vieja d 15 años...quien saabe xD

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  2. Bastante de acuerdo. De hecho, es triste que estemos tan acostumbrados a la manipulación política que ya la veamos como algo normal.

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  3. No me lo he pasado yo bien ni ná en las clases de Historia este año, y, es que por muy buen historiador que seas tu posición política tira y mucho.
    (No me enteré del concierto de la Plaza Mayor, joe ¬¬)

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  4. Mujer, pues claro que mi posición política tira. No intento ocultarlo (por otra parte, recordemos que esto es la barra de un bar, no un seminario de la UMP)

    Pero, por lo menos, no miento y trato de contrarrestar la intoxicación informativa permanente (en la que incluyo a todos los medios)

    finalmente: ¿cuál es mi posición política? ¡Ah! No sabría describirla. Supongo que seré Carpzoviusista.

    Salud para todos.

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  5. Por cierto, soy un grosero: maria, frozen, perfectoarsenico. Se aprecian vuestras visitas.

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  6. Vaya,vaya.Muy acertado por parte de nuestro increíble Capitán preguntarnos cuál es su posición política.
    En la barra física, hay quien le llama "rojo-facha".
    Ja,ja,ja.
    Entre sus virtudes,no se encuentra la sinceridad...aunque cierto es que no es rencoroso,todo hay que decirlo ,incluso lo bueno.
    "Capi",me sigues impactando aún a mi pesar.
    Que los dioses te acompañen.

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  7. Y van a tocar otra vez?

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  8. Pues, después de Madrid, andaban tocando (y cantando) por las Hespañas. En el Foro supongo que hasta el año que viene, no, anónimo comunicante.

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  9. Una historieta cojonuda. Vaya rato me has hecho pasar. Estoy contigo que esa época es para los historiadores, porque los políticos bastante tienen con lo de ahora.
    Salud y paz

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  10. Otro pedazo de artículo, sin duda. Pero disiento en un punto, y es el de otorgarle la Guerra Civil y el franquismo sólo al colectivo de historiadores.
    A mi entender, la Historia, da igual la época, y su memoria son patrimonio de todos y cada uno de nosotros, siempre y cuando se les (y se nos) guarde el debido respeto.
    Otra cosa es, como bien indicas, que se manipule de la forma más ruin. Corremos muchos riesgos, independientemente de quien lo haga, sea la izquierda -me encanta la definición que das de "Arcadia Feliz"- o la derecha, encantada con su revisionismo doctrinario y propagandístico, falto de crítica y con más peligro que Ynestrillas entrando en Gibraltar.
    Mucho cuidado hemos de tener para no morir envenenados con tanta mentira...

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  11. Anónimo9/1/09, 8:28

    En casi todas las familias existen historias de los dos bandos, esto tampoco hace que no se reconozca a la gente que vivió aplastada durante la dictadura del General Franco. A mi bisabuelo paterno lo fusilaron por ser de derechas, en cambio mi bisabuela paterna era de Esquerra Republicana.

    La historia casi siempre la escriben los vencedores (excepto en la guerra de Atenas contra Esparta :)) y después de tanto tiempo los mensajes escupidos por la propaganda franquista han cuajado y de que manera en la población del país.

    Por otro lado el carpetazo dado durante la transición me parece de lo más injusto. En este país somos tan estupendos que condenamos a Pinochet o a Videla pero no tenemos lo que hay que tener para condenar a Fraga o para demoler El Valle de los Caídos. Aunque no me sorprende, tenemos una clase política de lo más sencilla. Solo hay que ver un pleno en el Congreso y los regalos para los ojos y la vista que nos da: parlamentarios durmiendo, hablando por teléfono, insultándose, haciendo barullo o si la votación no es interesante ni siquiera comparecen.¿Cómo vamos a pretender que esta gente hagan una ley de la memoria histórica? La verdad es que la ley del no hacer nada priva a un montón de familias de saber de sus familiares desaparecidos durante la guerra civil y no creo que sea justo. Creo que todas las familias tienen el derecho de enterrar a sus muertos dignamente y a que se restablezca su honor al fin y al cabo los soldados republicanos lucharon por el gobierno elegido democráticamente por los ciudadanos.

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