18/7/11

Los voluntarios del rey Don Carlos

 

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-- ¡Cagoendiós!

El requeté no supo qué lo asustó más, si el chorreón de sangre o el guantazo que le dio el páter.

Fue imprevisto. El rojo de enfrente debía de estar loco para asomar la cabeza lo suficiente como para mirar hacia aquí y, no sólo mirar, sino apuntar y disparar con la precisión necesaria para volarle la cabeza a Ibáñez a cuatrocientos metros. El soldado había recibido en la cara el  chorro de sangre de su vecino de trinchera; pero el cura, sin duda por reflejo profesional, se fijó antes en la blasfemia.

Y es que las cosas habían cambiado. La gente ya no se apretujaba contra los sacos terreros rezando por lo bajo como hacía un par de meses, sino que se encaramaba al parapeto para contemplar a sus anchas el bombardeo de las posiciones enemigas. Las escuadrillas de trimotores italianos se sucedían sobre el campo de batalla llevando su cargamento mortal hasta las líneas republicanas. Volaban sobre el tiro de la artillería y, allá adelante, uno no distinguía las explosiones de sus bombas y los cañonazos.

El día antes, el páter había acompañado al teniente coronel a retaguardia, donde los artilleros, y había visto todos esos cañones alemanes nuevecitos. Cada batería tenía unas fotos panorámicas de las trincheras enemigas, con los objetivos señalados y las marcaciones encima. Su trabajo consistía en echar las cuentas: puntería recíproca sobre goniómetro de mando, tantas milésimas de elevación, tantas de deriva, y cargar y disparar, cargar y disparar, cargar y disparar. Tarea mecánica para gente experta, porque la Artillería –no así la Infantería- conservaba a sus veteranos sin verlos diezmados en cada batalla.

El resultado era el infierno para los de enfrente. Dos o tres Ratas habían aparecido en el cielo poco antes, revoloteando entre los bombarderos, y hasta habían derribado un Savoia, que se vino abajo perseguido por una nubecilla de humo; pero habían tenido que retirarse ante los Messerschmitt, que eran más. El enemigo estaba indefenso y no le quedaba otra que aguantar en sus agujeros hasta que escampara la tormenta y justo entonces, conmocionados por las explosiones, salir a enfrentarse a las bayonetas y las bombas de mano; por eso nadie esperaba que uno tuviera los huevos de asomar la cabeza, apuntar y cargarse a Ibáñez. Mientras los camilleros venían a por el cuerpo, el páter se dirigió al requeté blasfemo:

-- Y ahora, ¿qué? ¿Vas a ir al asalto en pecado mortal?

-- Hombre, páter…

-- Te absuelvo sub conditione. Si vuelves, te me confiesas.

-- Gracias, páter.

La guerra estaba haciendo tolerante al capellán. De momento, hasta llevaba casco.

5 comentarios:

  1. joder con el pater...el otro día vi un documental en la dos sobre los olvidados de la división 9 (creo recordar que era así) que liberaron Paris en la segunda guerra mundial, y que al parecer nadie reconoció como españoles del antiguo ejército republicano...me sigue horrorizando la poca memoria, y más cuando el borrón se hace a sabiendas y por motivos políticos...no sé, tu relato me lo ha recordado. He vuelto a sentir náuseas...nadie gana en algo así, nunca, y sin embargo siguen empeñándose en crear nuevas formas de que nos matemos unos a otros...

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  2. Es lo que tiene la historia, Iralow, que la escriben los vencedores. Por eso Francia es considerada ganadora de la 2ª gm olvidando convenientemente la Francia de Vichy.
    Pero lo de los españoles entrando en Paris es conocido y reconocido por toda la historiografia seria. La misma que dice, no obstante, que se dejo entrar primero a los franceses (mas los españoles) por razones politicas, no militares.

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  3. A estas alturas del partido sé que me quedan muchas cosas todavía por saber acerca de nuestra historia, la del mundo digo...pero no deja de sorprenderme que sigamos dándonos para el pelo y encima queramos contar las cosas con "diplomacia"...creo que moriré con cara de ingenua, eso sí, diplomáticamente...

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  4. Veo que vuelves a la literatura y, además, a los escenarios habituales. Felicidades.
    Espero el siguiente capítulo: está requeteinteresante (perdón por la chorrada)

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  5. Hmmm... menudos personajes has definido en el relato, de esos que ponen los pelos de punta y te encojen el estómago. A destacar el pater, claro, si sumamos su ideología a su condición de cura oliendo, fijo, a alcanfor............uy uy uy......... se despiertan en mi los peores instintos.

    Voy a leer toda la serie.

    Un abrazo!!

    Por dios por la patria y el rey lucharon nuestros padres... etc etc........

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