20/5/11

La Puerta del Sol: otro dia sin ordenanzas municipales.

 

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Ayer volví a estar en la Puerta del Sol y he de decir que había mucha más gente que el miércoles. La presencia policial se había reducido notablemente, habían desaparecido los controles y los retenes en las calles adyacentes y “sólo” había 7 furgones de antidisturbios en la puerta de la Comunidad de Madrid.

Sobre las 21 h., no sólo la plaza, sino también las calles que confluyen en la Puerta del Sol estaban abarrotadas de gente: Carretas, Preciados, Montera, Carmen… El ambiente estaba más relajado y los antidisturbios también. A veces, hasta hablaban con la gente y hasta hacían bromas sobre el balcón de Esperanza.

El asunto sigue siendo un poco caótico, en cuanto a que el público en general no  sabe bien qué está pasando. Hay un problema de comunicación: no sólo es que los medios del Movimiento hagan su trabajo de desinformación, sino que, tal vez, los que están dentro creen que la cosa tiene más repercusión de la que tiene.

Hay asambleas, pero también problemas de comunicación: tanta gente hablando a la vez en Facebook y Twitter, hace que haya tal acumulación de opiniones que se ocultan unas a otras. Y en la Puerta del Sol siguen sin tener una megafonía que suene lo suficiente cuando la plaza está llena. ¿Qué pasa, coño, es que no hay ni un grupo de música que preste su equipo? Lo que sí está claro es que no hay más que darse una vuelta por aquí para ver que las gilipolleces de la prensa del Movimiento sobre quién está detrás y las oscuras conspiranoias de la Falange mediática, son, eso, gilipolleces y conspiranoias.

En la plaza se respira un clima de libertad la mar de tonificante. Las Ordenanzas Municipales que, ahora lo comprendemos perfectamente, son las normas que el enemigo impone a un país ocupado, están en suspenso. veinte o treinta mil ciudadanos que están disfrutando de sentirse tales apelotonados en una plaza y ni un problema, ni un incidente.

La prensa del Movimiento  sigue, por una parte, minimizando el asunto, como si fuera cosa de cuatro “chavales” [sic], o clamando para que Rubalcaba saque los tanques a la calle y desaloje a toda esa chusma. Se están retratando. Tienen miedo. Por lo menos, les han jodido la campaña electoral. No me lo explico, tanto hablar de la sociedad civil y, cuando la sociedad civil hace algo, se la echan todos encima, joé.

Pero  la noticia del día es que la Junta Electoral Central ha decidido prohibir las concentraciones a partir de las doce de la noche de hoy porque pueden interferir en las supuestas reflexiones de los votantes.

Esa prohibición es inconstitucional, y no sólo porque lo diga yo, sino porque también lo dice el Tribunal Constitucional, por ejemplo, en su sentencia de 2-11-2010, nº 96/2010, también en otras anteriores. No se puede limitar un derecho fundamental reconocido en la Constitución más que por los motivos que la propia Constitución recoge: O porque vaya a haber violencia (nada más lejos en este caso), o porque se vaya a impedir el derecho al voto, o (ley electoral) porque se haga campaña electoral fuera de tiempo. en este caso, no hay nada parecido. La prohibición es un acto de prevaricación al servicio de un poder acojonado.

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Después de escribir lo anterior, he estado, sobre las 14h. en la Puerta del Sol. He estado en la asamblea donde se estaban aprobando propuestas, y en la comisión de extensión. Aunque había unos cuantos okupas por ahí tirados, que deben de ser en los que se fija la prensa del Movimiento, que se dedicaban a tocarse los huevos mientras la inmensa mayoría estaba entregada en cuerpo y alma a trabajar, son, eso, una mínima minoría que se ha aposentado ahí a parasitar a los demás, la inmensa mayoría.

La gente trabajaba debatiendo propuestas, intentando cuadrar qué es lo que se pretende con todo esto, y trabajan para extender esta acción a los barrios y los pueblos, trabajan, y eso es lo importante, en lo que se va a hacer después de las elecciones, como si no nos hubieran prohibido. Como si esta noche, a partir de las doce no fuera a pasar nada.

Y es que, aunque pase. La Policía no va a disolver una concentración como la de los últimos días, porque en un país civilizado es imposible: la opinión pública es muy blandita y ya no se admiten muertos; uno o dos, aún vaya y pase, pero no más. Lo más probable es que esperen a que la Puerta del Sol se vacíe por la noche para desalojar, como en el Sahara, ya saben.

Bueno, pues si desalojan se vuelve al día siguiente, o a los dos días, o se libera otra plaza, ¿no? Hay más plazas que longanizas.

En un rato vuelvo para allá. Seguiremos informando.

1 comentario:

  1. Gracias por las crónicas.
    Mañana me pasaré por allí, a reflexionar paseando. Probablemente por la tarde (la mañana la tengo dedicada a abituallamiento).

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