13/12/11

Rescindir el contrato social

nosferatufantomedelanuit1979

El contrato social.

 

Cuando yo estudiaba, mis profesores pretendían venderme una moto consistente en que existía algo que llamaban “Contrato social.” La idea, al parecer, se le había ocurrido a un payaso con peluca del siglo XVIII y había hecho fortuna. Los términos de dicho contrato implicaban que la gente renunciaba a su libertad personal (por ejemplo, la de ejecutar a los saqueadores) y aceptaba delegar sus funciones en el Estado para evitar el caos (por ejemplo, delegar el ejercicio legítimo de la violencia), asumiendo una serie de normas de conducta (por ejemplo, en vez de ejecutar a los saqueadores, denunciarlos, para que el Estado los juzgue y los absuelva o los indulte). A cambio de esta renuncia y aceptación, el susodicho Estado, se comprometía a cuidar de la gente. Formalmente, es un contrato clásico: yo renuncio a hacer lo que me dé la gana y te doy parte de lo que gano, y tú te comprometes a evitar que me roben (por ejemplo, ¿…?) o me asesinen y gastas los impuestos que yo te doy en cosas beneficiosas para todos (por ejemplo, financiar a los partidos políticos o a los bancos).

Hasta ahí, todo bien; el único defecto que le veo es que yo no he firmado ese contrato, ni le he dado poderes a nadie para que lo firme por mí. De hecho, mis padres tampoco lo firmaron, ni ninguno de mis abuelos; ni conozco –la verdad sea dicha- a nadie que conozca a nadie que lo haya firmado. Tampoco conozco a nadie que haya visto la escritura ni me sepa decir cuáles son las cláusulas concretas. Por todo ello, después de mucho pensar, he llegado a la conclusión de que ese contrato no existe. Sí, sí, por asombroso que parezca, creo que se lo han inventado. Hay antecedentes, lo concedo, como la relación clientelar de los romanos o el pacto feudovasallático en época más reciente; pero aquéllos sí que eran verdaderos contratos –con cláusulas conocidas- que, al menos en teoría, podían rescindirse si una de las partes lo incumplía (por ejemplo, si venía una algara de moros y el conde, en lugar de convocar su mesnada y cabalgar a echarte una mano, se encerraba en su castillo hasta que pasara la tormenta) y, si no aceptaba la rescisión, y tú seguías con vida, siempre podías amotinarte, reunir a las gentes del común y, juntos y airados, tomar por asalto la guarida del señor felón, colgarlo de una almena o pasear su cabeza en lo alto de una pica y recuperar todas las provisiones que guardaba en su despensa: era el derecho a la rebelión y al tiranicidio, glosados por Platón, Aristóteles, Cicerón, Santo Tomás de Aquino, Francisco Suárez, Juan de Mariana y muchos pensadores anglosajones. Los tiranos en general son poco dados a reconocer estos derechos, cosa lógica, ya que nadie en su sano juicio aceptaría como justo que el populacho enardecido enarbolara su cabeza en la punta de una pica y pusiera en los caminos sus despojos hechos cuartos. Bueno, lo aceptan si los tiranos son otros y les molestan por algo; pero eso no importa, porque son derechos naturales que uno puede ejercer si la ocasión se presta, independientemente de la opinión del tirano. Además, no siempre hace falta ejecutarlo: puede bastar con meterlo en la cárcel y confiscar sus bienes. En Islandia lo han hecho y no parece que les vaya mal.

El único problema que veo es que, para ejercer el derecho de rebelión (dejemos de momento el tiranicidio para personas menos civilizadas, gobiernos de la OTAN y gente así ) hace falta ser consciente de que hay motivos para rebelarse y, si en algo se gastan la pasta los tiranos, es en distraer al populacho de esos motivos. Para ello, los tiranos se reunieron un día en un castillo de los Cárpatos, junto al sarcófago de su fundador, y acordaron poner en marcha un proceso de ingeniería social con dos vertientes:

a) El proceso de imbecilación.

b) El proceso de blandengación. (ellos lo denominaron “proceso de mariconación”, pero como hay Gays y lesbianas más bestias que Terminator, como Aquiles Pélida o la Monja Alférez, he acuñado “blandengación” como término provisional)

Ambos procesos, para convertirnos en unos imbéciles blandengues, están inextricablemente unidos y a cargo, básicamente de la televisión, la escuela (“cole”, en su lenguaje) y los padres (“papis y mamis”). Su objetivo, a estas alturas a punto de cumplirse por completo, es convertir a los humanos, sobre todo a los de los países ricos, a los que no se puede exterminar impunemente, en borregos aterrorizados por las amenazas más absurdas capaces de creerse que sus saqueadores son buenos y tiemblen ante la sola idea de sufrir algún tipo de dolor o privación, por leve que sea. Pero hay que darse cuenta de que para dolor y privación, los que Ellos nos producen y que, la verdad, no compensa quedarse de brazos cruzados, intentando convencernos a nosotros mismos de que los sicarios que “elegimos” para que nos gobiernen o jueguen con el poco dinero que ganamos son buenos y cuidan de nosotros. Porque no es verdad. Desde su punto de vista, somos presas; y nuestros escasos bienes, son su botín. Por lo menos, habría que  oponer un poco de resistencia.

 

primera-guerra-mundial-ametralladora Oponiendo un poco de resistencia.

 

Resumiendo: que como lo más probable es que el contrato social no exista y, en el improbable caso de que existiera, habría caído en desuso, se puede rescindir. De hecho, si nos quedara un mínimo de dignidad, lo rescindiríamos. Os animo a ello.



19 comentarios:

  1. Genial, como siempre. Y le ha dado cierto aire Folkeniano, algo que siempre está muy bien, sobre todo porque me linka a mi Acojonator 2.0. Gracias, Sr. Carp.

    Los téminos imbecilación y blandengación, si no le importa, los incorporo a mi vocabulario habitual desde ahora mismo. Anoche decidí incorporar también el término logsetomía. Se lo cuento porque me imagino que le gustará, aunque desde luego el mérito no es mío, sino del gran Juan Eslava Galán.

    Saludos y hala ¡a rescindir!

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  2. No pcb;crees en el contrato social como crees en los reyes manguis: para actos de fe, prefiero al catolicismo, para todo lo demás, multitudes furiosas con palos y antorchas.

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  3. ¡Me apunto! ¿por dónde empezar a rescindirlo sin acabar en la trena? Yo, que no tengo ni media hostia, opto por acciones lo más pacíficas posibles. Apostando por una utopía más, me inclinaría hacia el sabotaje "remueveconciencias".
    Muy bueno el post.. saludos

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  4. "Folkeniano" Poner enlaces cada dos palabras. Halagado me siento.

    En cuanto a lo otro: Hay tantos contratos (algunos con cláusulas, artículos, disposiciones transitorias etc.) que no he firmado que ya no sé qué pensar. Por de pronto yo ya dije que siempre que el Estado no me defienda de amenazas evidentes, yo pienso arrogarme el derecho de usar armas (blancas, en este caso, por carencia de y poca habilidad en el uso de las de fuego) y en caso de necesidad hacer uso de las mismas.

    Por cierto, a pesar de haber disfrutado de la LOGSE y haber sido instruído en las grandes verdades del universo por ella, el término logseización me reverbereya.

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  5. Madre mía, me postro, me prosterno, me hinco de hinojos y todo tipo de expresiones demodés para decirle que es usted El Máh Grande. Dicho esto, también me siento solidariamente unida a Liber, porque yo tampoco tengo media hostia pero me abrasa un ansia de desobediencia civil impropia de una señorita educada en colegio de pago.

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  6. Maese Folken, tenga usted muy seguro que, algún día, encontraremos el término Folkeniano en la wikipedia. Al arte de linkar se le conocerá como "Folkenning" o "Folking", que suena más como a la realeza.
    Tiempo al tiempo, ya lo verá. Acuérdese entonces de esta pobre mujer que lo profetizó

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  7. MJ. Gracias por los piropos y, sí, del docto magisterio del genosse Folken he aprendido algunas cosas; aunque, claro está, lo mío es una caricatura. Me apunto el término Logsetomizado y el término Folking.

    Ignacio: ¿palos y antorchas? Y horcas, guadañas, mayales, picas, espadas, alabardas y algún CETME escondido en el pajar.

    Liber: Bienvenida a éste tu bar. No te inquietes, que lo de no tener media hostia, se arregla con entrenamiento. En cualquier caso, mientras no organices fiestas pijama o eventos de protesta lúdica o flashmobs, también cabe la rebelión pacífica, pero con cara seria, ¿eh? ;)

    Folken: Yo, lo primero, me echo al cinto la katana, para el cuerpo a cuerpo. Además, un tipo corriendo con katana y echando espumarajos por la boca, acojona a cualquier banquero.

    Majestad, ya sabía yo que estaba V.M. de esta lado de la barricada no obstante su Real Natura. Por favor, ruego a V.M. que no me diga esas cosas, que se me eriza la vanidad y luego desbarro.

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  8. Y yo que leyendo el texto creía que Folken era un filósofo de principios del siglo XX y ya fallecido...pero no: es filósofo, de eso estoy seguro, y además está vivo! ;)
    Enhorabuena por el artículo. Como maestro me apunto el término logsetomía. Hace tiempo que creo que en la educación se pierde el fondo por culpa de la forma (llamadla ISO y LOGSE, LOE, etc...). Al final lo que menos importa es el alumno...una lástima.

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  9. "...el pacto feudovasallático en época más reciente..."", una buena perla al igual que el resto del escrito, en la línea agudísima de siempre.

    Por mi parte sigo con la vagancia, pero qué menos que pasar a agradecer el haberme incluído en su lista de clientes habituales.

    Mil gracias y Felices Fiestas!!! (si es que todavía existen las Fiestas y éstas pueden ser felices)

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  10. Yo no he firmado ningún contrato social, vale, pero en parte me alegro de no haberlo hecho. Me explico: si lo hubiese firmado en más de una, dos y quinientas ocasiones me habría arrepentido de ello por quedarme con ganas de sacar la guadaña.
    Eso sí, el problema no es el contrato social en sí, como contrato, sino el adjetivo "social". Vamos, que hay sociedades donde sí, se cumple el contrato y todo es un primor, qué sé yo, en Suecia mismo, una especie de Valhalla en la tierra comparado con estas latitudes.
    O Noruega, aunque corras el riesgo de que te salga un Breivik limpiándose el culo con el contrato mediante una ensalada de tiros sin que la policía sepa cómo comportarse medianamente bien, porque allí parece que no han salido de la etapa ideal de la muerte de El Emilio y no hay quien se queje por pagar ¡OCHO EUROS! por una cerveza tan mierder como la Heineken.

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  11. Estimado Anónimo: Folken va a acabará malogrado por un ataque de vanidad después de este postio cuyos comentarios se estudiarán en su día como las primeras glosas del Folkenismo. Y, sí, la Educación perece víctima de la perfidia legislativa y los pedagogos de salón al servicio de la banca.

    Aloma69: ¡Tú por aquí! Sí que estás vaga, sí, pero bueno, un placer. Oye, que en la lista de clientes llevas ya varios años; no me digas que acabas de enterarte.

    Fer: Lo de Suecia como Valhala en la tierra no sé si será compartido por los suecos, la verdad, y lo de pagar 8 jeuros por una heineken no me negarás que es causa más que suficiente para sacar las armas del pajar y salir a quemar cosas, ¿no?

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  12. Encantado de volver a leerte, pcbcarp. Eres un analista brillantísimo.

    Mil besitos.

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  13. Este... Golfa: Gracias por los priopos ¡huy! Piropos. "¿volver?" Obviamente, o has cambiado de alias o estas captando links, ¿no?

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  14. Perdón, quise decir "encantada". Sólo quiero captar conocimientos a través de buenos artículos como los que tú escribes, PCBCARP.

    Mil besitos otra vez.

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  15. Golfa, disculpa, es que pensé que eras alguna antigua ciberconocida que había cambiado de cibernombre.

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  16. Tras sentirme dividido entre la escabechina a la Revolución Francesa y esa cosa tan insípida de la cárcel y la multa que tenemos ahora, ando viendo películas de los años 30-40, para aprender los detalles de la que creo sería la solución ideal: El emplumado con Brea, con paseo a lomos de un cerdo o un burro, transmitido a todo el universo en tiempo real.
    Y luego, diez años de Homeless y mendigo obligatorios, con gorro puntiagudo donde esté escrita su infamia.
    Si no cumple, se le corta una mano o se le saca un ojo.
    Falta eficacia simbólica en nuestros castigos actuales.

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  17. Si yo sabía que en algo estaríamos de acuerdo.

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  18. Dhavar: Buenvenido a éste tu bar. Oye, lo de la brea y las plumas tiene una buena carga simbólica, sí señor. Y confiscación. Sobre todo, confiscación.

    Embajador: Tú ya sabes que hay más cosas en las que estamos de acuerdo, hombre de Dios.

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  19. Quedo rendida a su intelecto e ingenio, dilecto amigo.

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