Arturo, que es el Tabernero de la barra física, o sea el Enredo, acostumbra reprocharme que, para explicar por qué las cosas están como están en alguna parte (por ejemplo, España; por ejemplo, Oriente Medio o Próximo -¿a qué?) tengo la mala costumbre de remontarme, como mínimo, a la Primera Guerra Púnica o, al menos, al Imperio Sasánida.
Bueno, tiene razón (discutir con el Tabernero es perder tiempo y dinero) Pero, para entender mínimamente lo que pasa en el sitio donde la extraña coalición que gobierna en Israel está masacrando a sus vecinos, mientras que una parte de sus vecinos (crecidos por determinadas circunstancias) se dedican a tirarles encima todo lo que tienen (facilitado a su vez por otros vecinos) mientras que la mayor parte de los muertos son los de siempre: los así llamados civiles, es preciso remontarse, como mínimo, a 1916.
Voy a ceñirme a ese límite temporal autoimpuesto y no voy a hablar, ni del Tratado de Algeciras y el Kaiser desembarcando en Tánger, ni de cuando el Reino de Italia invadió Libia en 1909.
1916. Llevamos dos años de Primera Guerra Mundial. La mayoría de los acorazados de la Royal Navy (El UK es la primera potencia mundial; no los Estados Unidos, aún) resulta que todavía van a carbón. Pero algunas mentes preclaras ya se han dado cuenta de que la fuente de energía del futuro (al menos por un siglo o siglo y medio: cosa de nada para la Historia de la Humanidad, pero importante en la vida de un rico y de sus hijos) va a ser el petróleo. Y, ¿dónde está el petróleo? ¿Eh?
Pues justo ahí. Calouste Gulbenkian era un buen hombre, para ser rico. Incluso Churchill, era un buen hombre, pese a su afición a los puros. Por lo menos, tenían el suficiente desarrollo neuronal como para comportarse de un modo lógico. Así que decidieron entre algunos de ellos (Vbgr., el prof. Hoggarth, de Oxford) que había que hacer algo. Y mandaron a su acólito, Thomas Edward Lawrence, autor de un muy celebrado estudio sobre la "Arquitectura militar de los cruzados en Palestina" que, mientras la hacía, le permitió -aparte de aprender árabe y hacer amistades- levantar mapas de la zona que posteriormente se revelarían sumamente útiles. Mandaron al que luego sería conocido como Lawrence de Arabia a engañar a la puta morisma. El pobre. Mi personaje predilecto.
Hay que decir algo: Cuando Lawrence tomó Damasco en 1917, al mando de un Ejército, o sea: un Ejercito: miles de tíos con aviones, Rolls Royce blindados (tanques, no había) miles de jinetes cargando a camello sable en mano, etc., tenía 28 años. Dicho sea en su descargo. Si hubiera tenido 45, como habría sido lo lógico, habría mucho que reprocharle. Pero, a los 28, yo, lo más que había hecho (confesable) era mi primera separación digna de tal nombre y conocer a la mujer de mi vida. Estas cosas no suelen tener repercusión alguna práctica en la Historia.
La idea era engañar a los árabes para que se rebelaran contra los turcos, que eran quienes mandaban allí. En la versión standard de la Primera Guerra Mundial, aquello era un frente secundario. De hecho, en ese frente secundario, quien mandaba era el General Allenby, afamado pescador de salmón, no Lawrence. Pero, en las mentes preclaras y escasas que operaban, era "El Frente". Era donde estaba el petróleo. Eso, hoy en día, es comprensible, ya que de aquellos polvos -huy, perdón- vienen estos lodos. Pero, entonces, requería una población neuronal muy bien distribuida: hablamos de 1916-17.
Resumo: Los ingleses, vía Lawrence, engañaron al Jerife de La Meca, Hussein, descendiente directo del Profeta, que quería ser Califa en lugar del Califa (que era el Sultán turco, o sea el malo) y a sus principales hijos: Faisal (Sir Alec Guinness), Alí (Omar Shariff, pero, en la vida real, un meapilas que se dejó conquistar por Ibn Saud mientras rezaba) y Abdullah (futuro rey de Jordania - que no sale en la peli- y el único listo de todos ellos, que tomaba café con Golda Meir en los años 40, aunque luego lo mataron. Por cierto, ¿quién?) El ideal de todos era conquistar Damasco (lo hicieron, aunque mediando acuerdo con la división australiana que llegaba antes que ellos) para gobernar por sí mismos Siria (que era algo así como las actuales Siria, Líbano, Israel, Territorios, Jordania, etc,) Pero la cosa no estaba tan fácil. Había dos problemas de los que no suele hablarse:
Problema a): Judíos. (que entonces, allí, había pocos) Los Rotschild y otros, habían aportado un cerro millones de libras esterlinas para pagar los gastos del Imperio Británico en la guerra mundial (la Primera, no lo olvidemos), y, a cambio, querían algo. Resultado: Declaracion Balfour: La vaga promesa de que el Imperio Británico vería con buenos ojos la creación de una cosa llamada "Hogar nacional judío" en Palestina, que era la parte de lo que más o menos entonces se consideraba también como Siria en la que estaban la mayor parte de los lugares bíblicos.
Problema b): Los franceses. Que habían decidido que, ya que los turcos se iban a la mierda y el Imperio Otomano desaparecía por fin de la faz de la Tierra, podían hacer valer sus derechos inmarcesibles (Nunca he entendido muy bien lo que significa "inmarcesible", pero según el Diccionario de la Academia es: "que no se puede marchitar"; o sea, que viene como anillo al dedo) sus derechos inmarcesibles -digo- sobre un sitio que ellos (el Gobierno francés) había decidido que era el Líbano (aparte de lo que decidieron llamar Siria) y que era suyo porque Godofredo de Bouillon y otros (Tancredo, etc., ver T. Tasso: "la Jerusalén libertada") habían matado allí a un montón de gente allá por 1099. Justo el año en que murió mi antepasado El Cid Campeador en Valencia, antes de que su cadáver cabalgase glorioso a lomos de Babieca. Mire usted por dónde.
La culpa de todos los problemas actuales es de Clemenceau (le Tigre Clemenceau) que, tras la bonita escena de la peli de David Lean en que los beduinos intentan gobernar una ciudad como Damasco, y una vez que lo consiguieron, al cabo de unos pocos años, la aviación y el ejército franceses los masacraron bonitamente porque el Líbano -y Siria- resulta que eran suyos (de los franceses) porque los cruzados (ver "El Reino de los cielos", Ridley Scott) lo habían conquistado mil años antes. ¿Les suena?
Continuará.
Anticipo: De cómo Lawrence de Arabia reunió en París, durante la Conferencia de paz, al rey Faisal (por unos pocos años, rey de Siria, antes de que los bombarderos franceses hicieran su primera masacre de árabes desde las cruzadas - sí: ya sé que en las Cruzadas aún no tenían bombarderos) y a Weizmann, el jefe de la Agencia Judía y llegaron a un hermoso acuerdo acerca de cómo convivir pacíficamente en lo que hoy es un sitio más bien bombardeado; acuerdo que se vio bastante frustrado porque Francia poseía derechos inmarcesibles sobre todo aquello (por las Cruzadas, ya se sabe)
N.B.: (Seguimos practicando) El CSI Las Vegas aún no ha podido determinar la porno intervención de Pamela anderson y el pene de Nacho Vidal en todo esto. Aunque Chenoa, tal vez tenga algo que decir al respecto ¿Era David Bisbal el doble de cuerpo de Daoud en la peli de David Lean y -realmente- murió en las arenas movedizas? Entonces, el Bisbal actual, ¿ES UN ZOMBIE?
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ResponderEliminarGracias por entregar un pedazo de historía a mis desconsertadas neuronas!!
ResponderEliminarUn abrazo a la distancia
:)
Ante esto solo puedo decir... que te quiero XD por cierto imaginate el Alejandrito que a los 22 (si no me equivoco) era ya rey del mundo como bien quien dice.. yo a esa edad... no encontre la mujer de mi vida XDD
ResponderEliminarN.B.: El amplio territorio al que se refiere el Profesor Carpzovius, en tiempos bíblicos se denominaba El Sham. Ahora es parcelado en dominios con nombres mas o menos interesados: Siria, Israel, Líbano, Gaza Strip, West Bank, Territorios Ocupados, Cisjordania (lo Cis o Trans tiene la misma referencia que Próximo, Medio o Lejano Oriente), Hisboland, Hamasistan…; se les ve el plumero a todos. Otra diferencia con los tiempos bíblicos, es que en todo El Sham no se puede encontrar ningún actor activo que se pudiera denominar como angelito, o, menos aun, salomón. En cambio, todos compiten por ser profetas, davides o goliates.
ResponderEliminarEntre los actores involuntarios sí hay un montón de querubines. Eso, en efecto, no cambia.
No creáis que he empezado con la censura: simplemente, Piolet me pidió que corrigiera -según sus instrucciones- su comentario, que él no podía hacerlo.
ResponderEliminarMe gusta el blog, además se aprenden muchas cosas, eso está bien, no?
ResponderEliminarSaluditos
Esos giros no son propios de un humano por lo tanto, yo incluyo una nueva incógnita: ¿Es en verdad David Bisbal un alienígena? ¿O quizás un alienígena zombie?
ResponderEliminarQuerido, jamás lo sabremos...
Fíjate, Profesor: a la OTAN le están colocando otra misión de paz y Aznar va y dice en su pidgin english que "If it's necessary, yes" a la propuesta de que bombardee Líbano. Ahora que ha conseguido entrar a formar parte de un poder mediático fáctico a nivel mundial, debería cuidar sus palabras. Como siga ansí, lo tendrán un rato de payaso y lo echarán. No se da cuenta de que siempre puede ser la definitiva, y que cuanto mas alto estés, peor lo tenés, pibe.
ResponderEliminarPor otro lado, P.Blanco hace unas declaraciones irrectificables que le dejan en pantalones cortos como hombre de estado.
Las crisis de O.P. siempre se cierran en falso y nunca aclaran la situación (yo me puedo permitir ser categórico). Otra característica común, es que todos acuden a la llamada como carroñeros, desde Villepin a los gemelos polacos, pero, también, se retratan todos. Aquí pasa lo mismo.
Cielos, Cecilia_Lisbon... ¡A ver si el tal Bisbal va a ser un Necrófero!
ResponderEliminarSaludos a los nuevos visitantes:ciudadano ok y maura
Me gusta tu forma de explicar la historia y, francamente, creo que te mereces ser el mandamás de la barra y repartir las cervezas o lo que sea como te apetezca. Yo me pido un descafeinado, que entre las noticias y el café, no puedo dormir.
ResponderEliminartengo la peli en video y nunca me animé a verla entera, solo a cachos. Mañana mismo me la trago. Gracias de nuevo por este gran blog!
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